CAPÍTULO 26

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Antes de comenzar ya sabía cómo terminaría esto. Thompson me explicaba en qué consistiría mi examen mientras yo me ajustaba el chaleco antibalas y el resto del uniforme. Esa madrugada salí y fuimos los cuatro a un terreno autorizado y preparado. Estaba todo repleto de pruebas como esas que suelen verse en las películas policíacas. Quiso empezar temprano para aprovechar la oscuridad, porque así también ponía a prueba mi visión.

La prueba tenía un máximo de dos horas para superarla, sin detenerme. Pero no necesitaba tanto tiempo. ¿Lo gracioso? Es que mis supuestos enemigos serían Alexa y Samuel. No sólo porque fuesen los únicos que sabían de la operación, también quería poner a prueba si era capaz de todo añadiendo esa dificultad.

Haría una especie de circuito, incluida una última fase interior de la que no quiso explicarme nada. Pero sí me informó que podrían haber sorpresas durante este para ver hasta qué punto era capaz de adaptarme a cualquier situación. Mi meta: terminar el circuito para encontrar el "alijo" y matar a los "criminales" antes de que el tiempo acabase y no morir en el intento.

Me dieron un arma principal, pero cualquier cosa que encontrase y sirviese podía usarlo.

Ellos dispararían balas falsas contra mí, rellenas de una especie de pintura como la mía, entre otros ataques para complicar mi misión. Si me disparaban o herían de forma mortal estaba descalificada, sólo tenía permitido cuatro disparos leves, para darle veracidad a la prueba. Pero nada de eso iba a ocurrir. Y mucho menos conociendo a mis dos enemigos.

Me dio unos minutos para prepararme y la prueba comenzó de improvisto cuando escuché un disparo a nuestros pies que me sobresaltó. Alguno de los dos disparó hacia mí y miré a Thompson un instante de mala gana e incrédula. Él se encogió de hombros con esa sonrisa casi invisible en su rostro, esa de cabrón y sabiendo lo que hacía, y se alejó.

Fui corriendo hacia la primera parte del circuito y entonces volvieron a disparar, de forma más repetida. Esquivé lo mejor que pude las balas y llegué a unas vallas que tenía que cruzar tanto saltándolas, bordeándolas y agachándome. No podía verles, estaban escondidos en la oscuridad. Entre tiroteos lo logré, y de una pieza. Giré sobre mis pies, intentando encontrar a alguno de los dos, pero no vi nada. Continué.

Crucé al otro lado del campo y llegué a la fase dos, donde debía cruzar un muro. Era alto y no había cuerda alguna o nada que me permitiese un trabajo sencillo. No obstante, ya había entrenado esto previamente con Samuel.

Sin dejar de prestar atención a mi alrededor, pensé en algo rápido y estuve a punto de coger carrerilla. Pero me vi interrumpida por un grito de guerra que delató a Alexandra. Me giré ipso facto y paré la supuesta puñalada que estuvo a punto de darme. Nos miramos un instante, jocosas.

—Tienes suerte de que no se me permita darte de verdad en esa cara tan bonita que tienes, Bárbara —me burlé. Eso la enojó, lo suficiente para que despistarla y que yo le endiñase una coz en el estómago y se retorciese—. Lo siento, que esto sí que va a joderte pero bien —añadí para acto seguido empujarla hasta chocar ligeramente contra la pared.Al instante corrí hacia ella y pegué un salto para usarla de apoyo y logré engancharme a la pared. La atravesé y bajé, flexionando las rodillas y apoyando mis manos en el frío suelo.

Podría haberla matado, pero ¿qué diversión obtendría si los elimino tan rápido? Quería que viesen de lo que era capaz, y algo me decía que Thompson tenía algo preparado para más adelante. Volví a analizar mi alrededor mientras avanzaba. No sabía aún hasta qué punto aparecerían para entorpecerme, pero tampoco podía detenerme.

La tercera fase consistía en cruzar una barra en la que me sostendría sólo con las manos. Subí la escalerilla, que ascendería a unos casi cinco metros de altura, y me colgué. Para que entiendan el nivel de las pruebas: no había colchoneta abajo o algo que amotiguase salvo tierra y barro. Si caía, debía saber cómo hacerlo.

TODO, POR EL PLANKde žijí příběhy. Začni objevovat