CAPÍTULO 5

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¡Hey, hey!

Antes que nada, agradezco a todo el que esté leyendo este libro, de verdad. 

Como ya avisé, van a haber actualizaciones bastante seguido, pero no he puesto días fijos. Por otra parte, quiero recalcar algo de información que igualmente añadiré al apartado previo de "INFO"

Al suceder en México, es obvio, o al menos debido a los personajes, el idioma que se usará. Pero hay escenas en las que se usa el inglés, por lo que he decidido destacar esas escenas en cursiva cuando no quede muy claro en la situación. Lo veo importante porque al ser una historia que maneja ambas lenguas, pero quiero mantener el español en toda ella, me gustaría que pudieseis vivir esos pequeños momentos, o al menos imaginarlos a la perfección. Si no lo habéis entendido, no os preocupéis... Porque cuando llegue el momento, lo haréis *se ríe con maldad*

Dicho esto, disfrutad de los próximos capítulos y, sin os gusta, por favor votad (con algo tan simple ayudáis a que la historia crezca y llegue a más). Y si queréis... ¡comentad! Siempre es agradable que haya feedback <3


Os quiero, xx





Tan pronto crucé la puerta de la casa, les oí venir. Me miraron de mala gana.

—¿Qué? —dije.

—¿Dónde mierda estabas, Felipa?

Rodé los ojos en un exhalo.

—Te dije que iba a dar un paseo.

—¿¡Eres consciente de que llevan todo el mes buscándonos!?

—Para empezar —dije, parándole los pies—, te buscan ti porque había un infiltrado en el bando con el que casi hicimos intercambio. Ahora investigan quién mierda soy yo a pesar de no tener pista alguna. Y, en segundo lugar, ¡no puedo pasarme aquí el jodido día junto a ustedes! ¡Me agotan! ¡Y necesito tomar el aire!

—¡Si estoy encima es porque te protejo! ¡Llevamos un mes sin saber si los otros lograron llegar a un sitio seguro!

Bien, les pongo al día.

Tras el fatídico intercambio, mi padre creyó haber matado al topo, pero seguíamos en el punto de mira por el FBI y la DEA dados todos los asesinatos y mercancía casi interceptada.

Quería, como ya se hizo una vez en el pasado, permanecer en la sombra un tiempo. Hasta que todo estuviese el calma o al menos no persiguiesen cada movimiento nuestro. Y yo empezaba a cansarme de estar en familia, así que esa mañana salí con cuidado de la casa en la que nos quedamos a dar un paseo por los alrededores.

—Y sigo viva —recalqué.

Intentó tragarse toda esa furia que le rebosaba por las orejas hasta que lo logró.

—En nada podremos volver a la hacienda. Estoy esperando una llamada.

—Maravilloso —ironicé, justo antes de partir hacia mi cuarto.

No es que me disgustase la casa en la que estábamos, pero la operación se estaba alargando mucho. Sí, era una jodida impaciente. Sabía que todo esto llevaría tiempo, pero no que fuese a aguantarlo tan mal. No obstante, recordar qué tan bien iba hacía mi ira puntual desaparecer a los pocos minutos.

Decidí cambiarme, ponerme un traje de baño y bajé a la piscina. Ahora mismo era lo único bueno de estar aquí encerrada cual prisionera: la piscina. Era lo único que me hacía incluso sentir que estaba de vacaciones; ajena a todo.

TODO, POR EL PLANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora