CAPÍTULO 29

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¡Hey, hey!

Como siempre, mi inspiración reside en Taylor Swift. Y esta vez lo ha hecho... I Can See you.  ¡Espero que os guste el capítulo!

Comentad, votad, compartid ideas... porque la historia se va a poner complicada 👀




Presente



Recolocaba mis medias. Vestido puesto, tan sólo quedaban los zapatos. Me los puse y paré frente al espejo de mi habitación para observarme. Si algún día me sentí atractiva fue ese mismo. Mi pelo había vuelto a su tono tras teñirlo de nuevo y mis ojos volvían a ser de su color.

Esta noche debía encandilar a tanta gente como pudiese y mi padre accedió a ello a pesar de hacerlo a regañadientes. A ningún padre le gustaba la idea de que alguien mirase a su hija, pero, por el bien del plan, debíamos aguantar cosas que no queríamos. Ambos.

Recoloqué mi pelo, justo antes de salir de la habitación y bajar las escaleras. Ahí estaba él, esperándome. Me miró de un modo que ya no recordaba: con esa fascinación de padre.

—Estás hermosa, Felipa —dijo Saúl.

Me aclaré la garganta.

—¿Y el tío Ricardo?

—Se adelantó para la fiesta. Nosotros vamos ahora.

—Perfecto.

—Falta una cosa, por si quieres llevarla.

Fruncí el ceño.

—¿El qué?

Se acercó a la mesita que había al lado de la puerta y tomó una caja. La abrió, mostrándome lo que había en su interior. Era un antifaz, de esos que se usan para bailes.

—No es obligatorio, pero mucha gente los lleva para no ser reconocidos tan fácilmente. Como comprenderás, a esa fiesta va gente muy importante, metida en asuntos turbios. Muchos verdugos, incluida gente del gobierno... Y algunos quieren mantener un poco la discreción.

—No para mí. Si he de hacer de anzuelo será mejor que me vean bien.

Su rostro se tensó ligeramente.

—Pero como alguno te toque o intente algo, lo descuartizo ahí mismo. Delante de todo el mundo.

Pa... —dije—, para cuando tú llegases ya lo habría hecho yo.

Eso le sacó una sonrisa llena de orgullo. Me tendió su brazo y partimos hacia la fiesta.

***

El lugar era increíblemente grande. Una simple hacienda, pero por dentro parecía todo un palacio de la realeza. Definitivamente, el que organizaba este evento nadaba en billones. Había un montón de gente, más de la que creímos. Pero eso era algo bueno. Muchos usaban la máscara para ocultarse, pero me impresionó más aún la cantidad de gente que no. Hasta reconocí alguna cara bastante conocida por todo el mundo.

Saúl saludó a mucha gente nada más entrar mientras yo iba de su brazo, dedicándome a sonreírles y tenderles mi mano. Nos ofrecieron champán y la primera copa cayó en menos de diez minutos. Uno de todos ellos se quedó hablando conmigo y yo tuve que seguirle el juego. Mientras él se creía que podría tener una oportunidad conmigo esa noche, o en algún futuro que sólo existía en su imaginación, yo iba sacándole exactamente lo que quería: que invirtiese y trabajase para mi padre; convertirse en un peón. Y lo conseguí, pero el muy idiota no me soltaba.

Quería irme de ahí, porque era un idiota integral y no dejaba de mirarme los pechos descaradamente. Además del constante toqueteo de brazo. Vale que eso era en parte el plan; hacerme notar y atraparlo. Pero ¿no podía ni disimular un poco? Mentalmente ya llevaba un cuchillo hundido en la yugular desde hacía un buen rato.

TODO, POR EL PLANWhere stories live. Discover now