Capítulo 46

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Habíamos vuelto al ponerse el sol ya que las olas se ponían peligrosas de noche.

Apenas podía mantenerme en pié de la fuerza que tuve que ejercer con las piernas.

Miles al notar esto pareció sentirse culpable, ya que me ofreció su espalda para cargarme.

-No puedo esperar a las clases mañana -sonaba contento.

En eso Prav nos abrió la puerta y el indio de esta dimensión se nos quedó viendo.

-¿Dónde estabas? -llegó corriendo a preguntarme -estuve esperando a que desempacaras para ir a tomar la siesta que querías, pero no te encontraba.

-Oh, yo no desempaco -expliqué -Miles estaba muy emocionado por surfear, así que fuimos en tanto llegamos.

-Dejaste tu... ¿Brazo? -señaló a mi cuarto.

-Por supuesto, no quiero que se dañe -comenté obvio bajando de la espalda y apoyándome en el hermoso chico de otra dimensión -no los he presentado, Pravithra, él es...

-Pravdra -estrechó su mano firmemente.

Ese no es el nombre que me había dicho, pero si así lo quiere él...

-Un gusto -miró al suelo -entonces... Supongo que mañana vamos a la playa...

Volvió a centrar su mirada en mí.

-Tenemos clases de surf, al día siguiente un local nos va a llevar por donde están los volcanes y después iremos a los museos. Ya los últimos dos días podremos hacer lo que queramos -recapitulé.

-¿Y qué quieres hacer? -preguntó Prav.

-Comprar un imán de refrigerador y un collar con el anzuelo local -pensé -ya tengo uno de Rapa Nui, me gustaría ir coleccionando los anzuelos polinesios.

Mostré el colgante que llevaba de hueso, cuando tuve la oportunidad de ir me maravilló la historia de la isla y su relación con la naturaleza, incluso un señor me enseñó cómo los hacía.

-Ya vamos a comer y a dormir que estuvimos todo el día en el mar y mañana también -apoyó su mano mi mejor amigo.

-Espera -pidió "el nuevo" -como eres latino, pedí que trajeran tacos para cenar.

¿Qué?

-¿Tacos? -Miles tenía la misma cara de confusión que yo.

-Sí, picantes -sonrió -tú dijiste que vienes de Chile, así que supe que era una ciudad de México en la que lo comían mucho.

-¿Y por qué Chile sería parte de México? -se reía Ganke.

-En todas las series y películas en las que hay alguien "latino" siempre mencionan que su país es México, así que deben ser lo mismo -se quedó pensando -aunque creo que ví también de un lugar que les gusta al café...

Definitivamente esto confirma la falta de diversidad en las representaciones latinas en los medios.

-¿Cómo es que la tía Maya te dejó pensar así? -susurró muy suave Prav tomando mi mano -¿Así hubiera acabado yo?

Ganke se había dejado caer al piso de la risa por la absurda situación.

-¡No tiene ni la más remota idea! -apenas podía controlarse.

Lo voy a golpear después.

No sabía si estar asustado por esa poca información sobre los países y costumbres de las personas con las que quieres negociar o que me dé pena por la ignorancia y arrogancia para ni si quiera buscar dónde queda lo que te dijeron.

-¿Sabes qué? -llamé su atención después de un pequeño silencio -me encantaría probar los tacos.

No soy quién para educarlo, es su problema y tendrá que vivir con ello.

Entré, me bañé y me vestí antes de volver a mi cuarto.

Debía esperar un rato antes de ponerme la prótesis para comer o la humedad de la piel con el roce solo causarán heridas.

Miré al lindo chico que estaba encima de mi cama mirando el techo mientras esperaba y me dieron ganas de preguntarle.

-¿Quieres ser mi novio? -me senté a su lado y él pegó un salto para después incorporarse rojo a más no poder.

-¡No puede ser! -se golpeó la cara con sus manos tirándose de espaldas otra vez.

-Si no querías me pudiste haber dicho... -estaba molesto, ¿Creía que podía jugar conmigo así?

-¡Claro que quiero! -tomó mi mano y me jaló hasta estar sobre su pecho abrazándome -pero tú fuiste el primero que dió el paso de besarnos y preguntar si quería salir contigo, al menos quería poder pedirte ser novios...

Ahora sentía mi cara arder de la vergüenza.

-Bueno, si seguimos y vivimos juntos, después de 5 años o más tú puedes preguntar si nos casamos -propuse.

-¿Después de 5 años viviendo juntos? -cuestionó curioso.

-Es un "seguro", nadie puede ocultar actitudes propias después de ese tiempo y es una muestra de cómo sería la vida juntos  -desvié la mirada.

-De acuerdo, pero debes prometer esperarme y no proponerte antes -parecía serio -quiero dar un primer paso al menos una vez.

-Lo diste cuando eras un bebé como todos aquí -me burlé provocando una mirada de enojo fingido y después una sonrisa.

Me va dar algo.

-¿Vamos con los demás? -pregunté levantándome -no sé si los tacos se pueden enfriar o si son fríos, pero nos deben estar esperando.

-Vamos -se paró y fuimos al comedor donde estaban mis dos amigos tratando de entender cuál de todos los tenedores poner.

Según yo se comen con la mano, pero no soy ningún experto.

-Hay al pastor y vegetarianos -comentó el Pravithra de esta dimensión sentado.

-¿Qué tienen los vegetarianos? -cuestioné por si acaso.

-Guacamole, frijoles, champiñones y salsas -leyó el recibo -son dos de cada uno por persona.

-¿Los otros tienen champiñones? -suspiré a lo que él negó con la cabeza.

-Te cambio tus vegetarianos por mis "al pastor" -sugirió mi novio, a lo que yo le agradecí.

-¿No te gustan los champiñones? -preguntó el otro a punto de reírse de mí.

-Tiene una intolerancia alimenticia -apareció Miles al lado mío -no es que no les gusten, es que si los come tendremos una visita al hospital de la isla.

Esos dos se quedaron discutiendo sobre mis problemas con ciertas comidas, a lo que Prav y yo decidimos alejarnos.

-¿Podrías preguntarle a tu tía cuándo estará libre? -cuestioné.

-Claro, ¿Pero por qué? -parecía intrigado.

-Quería que me enseñara a preparar comida india de la manera tradicional -así puedo hacerlo sentir más cómodo, es difícil estar constantemente en un país que no es el tuyo, también puedo pasar más tiempo con la tía Maya y él.

Ese siempre es un bonus fabuloso.

Mi celular sonó mostrando un mail del señor encargado de la construcción de la casa.

Todo estaba saliendo mejor de lo esperado y podrían terminar en un año o año y medio.

Sonreí satisfecho y me senté en la mesa.

En Cada UnaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz