Capítulo 26 M.E

313 51 6
                                    

El camión se movía cada vez  más rápido sin control o cuidado, lo que me decía que no sabía conducir o que no había nadie adelante. Cualquiera era mala.

Sentí algo frío en mis pantalones, por lo que traté de ver qué era encontrando una mancha roja en mi pierna.

¡Cierto! Desde hace años llevo una pequeña cuchilla conmigo, pero como nunca la he tenido que usar se me había olvidado su existencia.

Debió hacerme una herida con todo el movimiento.

La saqué con dificultad y corté la soga de mis manos y las de los pies.

Abrí una de las cajas por curiosidad.

Millones de líneas finas de lo que decía ser magnesio.

¿Quién podría necesitar algo así?

¿Alguna nueva arma?

¿Por qué llevarlas en un vehículo fuera de control?

Sobretodo en una ciudad rodeada de agua es estúpido porque con un contacto violento con esta explota...

Abrí los ojos como huevos fritos y volví a mirar la gran cantidad de cajas que estaban ahí con las mismas descripciones.

- ¡Por la cresta! -grité entrando en pánico.

¿Cuánto tiempo tengo?

No sé por dónde voy o a cuánto estamos de caer por el borde.

La ciudad es enorme y llena de autos, por lo que puedo tener aún unos minutos.

Traté de concentrarme pero mi mente volvía a repetir que iba a morir en ese lugar.

Moví las cajas que pude para liberar un espacio hacia la unión de las puertas para arrastrarme por ahí y tratar de romper la cerradura.

Tomé una de las tiras y la puse al lado de la cerradura dejando un pedacito de mi lado.

Con la navaja me corté el brazo para dejar caer sangre y que se abriera por la pequeña explosión.

Un gran golpe de las cajas hacia mí hizo que me quemara fuertemente el brazo izquierdo y la cara. No sé si es por la adrenalina o si la quemadura fué de tercer grado, pero no me dolió.

Las puertas se abrieron cuando todas las cajas volaron violentamente hacia el otro lado.

Estaba en el aire al lado de un puente.

Me arrastré hacia afuera como pude y caí al mar.

Estaba tratando de luchar para subir cuando la onda de explosión me azotó contra unas piedras provocando que el aire saliera de mis pulmones y me brazo quemado se atorara, por lo que estuve forcejeando un rato antes de sentir un jalón al que no le presté atención.

Estaba libre después de todo.

Cada vez la superficie se veía más lejos, mi ropa había absorbido el agua y me estaba hundiendo.

El agua se teñía de mi sangre alrededor y me ardía por la sal en las heridas.

¿Este es el final?

¿Realmente terminaré así por un sujeto medio raro con problemas de narcisismo?

Al menos espero que lo hayan atrapado o esto habrá sido en vano.

Ví burbujas a lo lejos indicando que algo entró al agua, pero mi vista se había vuelto tan borrosa que no podía saber qué.

Bueno, supongo que se acabó.

Decidí abrazar la muerte sin miedo cerrando los ojos mientras relajaba mi cuerpo dejando de luchar.

[Presto cambio]

Estaba con la adrenalina al máximo. Mientras me sumergía ví un rastro de sangre que se hundía y solo rogaba para que no haya muerto aún.

Mi corazón se detuvo cuando noté parte de un brazo saliendo desde unas rocas. Su brazo.

Un poco más abajo pude verlo flotando ligeramente casi en lo más profundo.

Lo tomé y nadé como pude hacia arriba.

Estaba sangrando mucho y la cara también la tiene muy quemada.

Arriba lancé mi yoyo al puente y nos llevé a la orilla.

Ahí la escena que pasó fué horrible.

Muchos paramédicos llevándose a M.J dejando un rastro de su sangre para ser absorbida por la arena.

Ya no quiero esto.

Mientras ellos se lo llevaban al hospital general, fuí los más rápido que pude a casa.

Le conté brevemente del estado de Marcos a mi tía y después que me cambié a la velocidad del rayo salimos al hospital.

Eran las 17:38, él había llegado hace cuatro horas y ya había sido gravemente lastimado.

También casi mato a ese villano... Quería hacerlo cuando me enteré que secuestró a mi amigo, pero solo de manera figurativa, nunca de verdad.

Todo mi cuerpo temblaba mientras que mi tía Maya sobaba la espalda repitiendo que todo estará bien.

¡¿Cómo podía decir eso?!

Casi mato a alguien, por mi culpa alguien muy importante para mí está casi muerto y probablemente no me quiera ver nunca más. No lo culparía.

Ya no quiero hacer esto. Pensé que ser un superhéroe solo era pelear un rato,balancearse por la ciudad, llevar tipos malos a la cárcel y que las personas me amaran por protegerlos.

La doctora llegó después de lo que parecieron horas con Marcos en una nueva silla de ruedas.

Él sonreía como si no le hubiera pasado nada.

Tenía vendas que llegaban hasta el codo, el que ahora era el final de su brazo.

-Tiene mucha suerte -afirmó -sus operaciones en la espalda no sufrieron daños. Tiene puesto puntos en su brazo pero deberían salirse solos cuando esté curado y sacamos todo el agua de sus pulmones.

-¿Puede ir a casa? -preguntó mi tía.

-No aparecen secuelas mayores en sus estudios, así que sí -comentó -pero necesita supervisión en caso de presentar algún otro síntoma.

-Gracias -mi tía tomó al chico en silla de ruedas para llevarlo conmigo. Quedé mirando el piso, no podía verlo a la cara.

Me esperaba lo peor, pero él tomó mi mano con la que tenía y acarició suavemente el dorso.

-Vaya día -se rió -el enfermero me dijo que atraparon al cazador. Tenemos que celebrarlo.

Eso fué como una apuñalada en el pecho.

-¿Celebrar qué? -cuestioné mientras pequeñas lágrimas caían por mis ojos -casi te mueres, perdiste el brazo y...

-Tranquilo -posó su mano en mi mejilla -yo pensé que iba a morir de verdad esta vez. El solo haber perdido un brazo es una victoria. Todo es cuestión de expectativas.

-¿No estás molesto? -pregunté con los ojos bien abiertos.

-¿"Molesto"? -parecía confundido -me salvaste la vida -afirmó en un susurro -conseguiste el mejor resultado. Él en la cárcel y nadie más herido o muerto.

Rompí en llanto mientras lo abrazaba. Me sentía tan cómodo ahí, no quería despegarme.

-Creo que deberías ir a dejarlo a su universo -susurró mi tía -tienen mucho que explicarles a los señores que se están haciendo cargo de él. Otro día podremos cocinar juntos.

-Claro -me limpié las lágrimas para tomar su silla.

En Cada UnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora