Capítulo 8

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Ya casi era media noche cuando salí de mi último examen. En dos días me darían los resultados.

Grande fue mi sorpresa al encontrar a Pravithra durmiendo en la sala de espera. ¿No sé debía ir a casa?

Me agaché con dolor al frente suyo y moví ligeramente su pierna.

-Despierta, que ya van a cerrar -avisé suavemente haciendo que abriera los ojos después de frotarlos.

-¿Qué tal te fué? -preguntó sonriendo.

-Lo sabré en dos días -mencioné -no te tenías que quedar, pudiste ir a tu casa.

-Pero te dije que te esperaría -hizo un pequeño puchero -¡Ah! -se acordó de algo y sacó mi teléfono -tienes como 10 llamadas perdidas de Miles.

-¿Y por qué no contestaste? -cuestioné tomando el dispositivo.

-No quería ir contra tu privacidad, no me diste permiso -eso me llamó la atención.

-Si conoces el contacto puedes responder -afirmé.

-De acuerdo -aceptó -¿Podemos ir a comer algo antes de que deba volver a mi dimensión? Estoy muerto de hambre.

-¿No estuvo bien el almuerzo? -cuestioné preocupado saliendo de la sala de espera.

Yo también tenía mucha hambre.

-No almorcé, te estaba esperando -comentó -la señora Morales me dijo que tú no podrías comer mientras te hacen exámenes, así que te esperaba para comer juntos.

Es la primera vez que alguien hacía eso por mí, ni siquiera me lo sospechaba.

-Llamaré a Miles a preguntar sobre lo que necesitaba -avisé -puedes ver en el mapa de la entrada qué lugares para comer hay cerca y en dos minutos te alcanzo.

-Está bien, pero te advierto que será picante -se rió ligeramente y siguió su camino.

-¿Aló? -pregunté cuando el celular dejó de hacer el ruido de espera.

-¡M.J! -gritó mi amigo por el otro lado de la línea -¿Te encuentras bien? Mamá volvió del trabajo, pero dijo que aún te quedaban dos horas. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele mucho? No me dejan salir de la institución en días de semana, pero yo...

-Miles -lo detuve -todo está bien. Acabo de terminar con los exámenes -informé -voy a comer algo con Pravithra, él se va a su dimensión y yo vuelvo a tu casa, mañana me incorporo a la escuela.

-¿Pravithra? -cuestionó -¿Sigue ahí?

-Sí, me estuvo esperando por si necesitaba algo, realmente es muy amable y agradable -comenté -no te preocupes, nos vemos mañana.

Colgué y fuí a alcanzar al chico más amable que me he topado.

-¿Encontraste algún lugar que esté abierto? -cuestioné apoyando mi codo en su hombro mirando el mapa.

-Bueno... -se notaba inseguro -hay un restaurante de comida india dos cuadras para abajo a un lado del metro, pero no sé si te guste.

-Nunca la he probado -mencioné mirando la dirección.

-Si quieres podemos buscar... -estaba nervioso.

-No te preocupes, me encantaría probarla -aseguré -dicen que tiene mucho sabor.

-Oh -se sorprendió -entonces vamos -sonrió.

Salí primero caminando al establecimiento cuando una mano tomando mi muñeca me paró.

-Es hacia el otro lado -rió ligeramente.

Suspiré, al tener los dos lados del cerebro del mismo tamaño, el distinguir derecha e izquierda era difícil, más siendo ambidiestro. Pero era vergonzoso cometer estos errores frente a personas que no saben eso o no suelo convivir.

-Perdón -atiné a decir -me pierdo muy fácil.

-No te preocupes -afirmó el agarre -yo te guío.

Mi espalda dolía, pero mi cuerpo ya había asumido el dolor, por lo que solo este venía a mi mente cuando me acordaba.

Desde ayer que todo ha sido una locura, pero parece ser un giro positivo en mi vida.

Todos los giros y cambios son para bien si uno así se lo propone.

-¿Qué te gustaría pedir? -preguntó cuando llegamos al establecimiento.

-El "Curry Korma" suena muy rico -señalé el menú.

-Dos "Curry Korma", por favor -pidió el chico a lo que yo saqué mi billetera para pagar.

-Este niño idiota no va a notar si le cargamos tres dólares extra -no entendí lo que se decían.

-El único idiota es usted si piensa que lo dejaré abusar así -se notaba a Pravithra molesto -él no es un idiota y ustedes cargarán lo que corresponde o iré a la policía y denunciaré el establecimiento por mala higiene e intento de robo.

Me mostró la cuenta con el monitor de la caja y viendo el precio del menú, todo estaba en orden.

Pagué y nos fuimos a sentar a esperar.

-¿Pasó algo? -pregunté -no sé si es porque el idioma es así, pero noté un tono agresivo cuando hablaste.

-No tienes que preocuparte -aseguró relajado -todo bien.

-¿De acuerdo? -acepté -¿Es muy diferente tu dimensión de esta?

Realmente me daba curiosidad.

-Bastante -se emocionó -en sí todo mi universo tiene colores más claros y verdes en el cielo y azules en los edificios y estos cambian todo el tiempo.

-¿En serio? -cuestioné asombrado -tengo que ver eso, realmente suena hermoso.

-Sí, aunque hay mucho tráfico -se río -en todos lados todo el tiempo hay autos detenidos por la cantidad de gente.

-¿No sería más conveniente ir a pie en ese caso? -cuestioné -digo, aunque te canses más llegas más rápido y puedes parar en el camino.

-Yo también creo, pero la ciudad es tan grande que sí o sí hay que moverse en auto -explicó -¿Cómo es en tu país? -parecía genuinamente interesado y eso me hizo sentir bien.

-Bueno, la mayor cantidad de tráfico está cuando entran las personas a trabajar y cuando salen -comenté -nada demasiado pesado, pero las distancias son largas.

Nos avisaron que nuestra comida estaba lista, a lo que Pravithra no me dió tiempo para pararme y fue por ambos platos.

Ambos los probamos al mismo tiempo pero yo sentí que casi se me quemaba la lengua mientras escuchaba la risa del contrario.

-No es tan malo -trataba de limpiarse las lágrimas por las risas y luego probó mi plato a lo que se quemó.

-¿Decías? -me burlé yo ahora entre risas.

-¿Por qué el tuyo está tanto más picante? -se sorprendió.

Al final mezclamos los platos y los repartimos para que quedara solo un poco más picante de lo usual.

Realmente me gustó mucho la comida y la compañía la hizo mejor.

En Cada UnaWhere stories live. Discover now