Capítulo 5 E

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Luego de que Miles se llevará a M.J seguí a Hobie hasta Gwen, que estaba más deprimida en el fondo.

-¿Qué sucede? -pregunté inocentemente -¿Es que tú príncipe azul se fue un rato?

-Se acabó -se sacó la máscara dejando las lágrimas que amenazaban a salir por sus ojos al descubierto.

Rayos. No era buen momento para una broma.

-Ya encontró a su M.J -jugaba con sus dedos.

Ese comentario me bajó el ánimo, aunque no sabía a qué se refería exactamente.

-Son amigos -mencionó el Punk.

-Es solo cuestión de tiempo -refutó ella -todo spiderman ha terminado casado con su M.J, Gwen Stacy solo es un amor pasajero...

-No creo que sea así -me apuré a decir.

-La mirada que me dió antes de soltarse cuando escapaba, era de rechazo absoluto, pero cuando lo mira a él -miró por unos segundos hacia arriba para luego hundir su cara en sus manos -jamás le había visto mirar a alguien con tanto cariño y preocupación.

-Las reglas están hechas para romperse -declaró Hobie con una sonrisa -hoy le demostramos eso al 2099, ¿Por qué no lo haces tú? Pravithra dijo que ahora son solo amigos.

-Gracias -le sonrió.

-¡Déjame en paz! -entró gritando M.J con Miles ya cambiado a ropa de civil persiguiéndolo.

Este nos vió y saltó para esconderse detrás de mí notando a Gwen.

-¿Sucedió algo? -le puso una mano en la espalda y le miró preocupado.

Realmente es muy dulce.

-¿Gwen? -llegó Miles y se inclinó frente a ella -si estás herida le puedes avisar a mi mamá, ella sabe mucho de esas cosas. Lo que me recuerda...

Clavó la mirada en mí mientras sentía las manos de M.J aferrándose a mi espalda.

-No me puedes obligar a mantener reposo -se quejó -me aburro.

-De acuerdo, hagamos esto -suspiró -mamá dijo que se podían quedar a pasar la noche con nosotros. Mañana pueden ver la ciudad, comprar cosas que no verían en sus dimensiones y luego pueden regresar si gustan.

-Me gusta la idea -apoyé emocionado.

-También necesito que vigilen a M.J hasta que regrese de la escuela, ya le pidieron licencia y no puede levantar cosas pesadas o hacer mucho ejercicio -avisó -no importa lo que les diga, no le hagan caso, él será su guía.

Aunque Miles después se fué con sus papás el chico seguía oculto detrás mío.

-Perdón por los problemas que causé -pidió apoyando su cara en mi espalda -mi estúpida decisión creo el ambiente incómodo. Pero no se preocupen mucho, ya le dije que fué totalmente mi culpa, solo se le debe bajar la adrenalina y podrán hablar el resto de las cosas que deben arreglar con él.

-No tienes que pedir perdón -afirmé sonriendo, realmente fué nuestra culpa.

-Sí tengo que -se acercó a Gwen -sobretodo a tí, perdón por mi forma agresiva de recibirte, pensé que habías secuestrado a mi amigo. Pero Ganke me acaba de mandar un mensaje con todo lo que hiciste por Miles hace casi dos años -mostró brevemente la conversación de su celular -solo te pido que lo apoyes a la próxima y luego descubran juntos si algo es posible o no.

-Está bien -dijo mi amiga algo avergonzada mirando el suelo.

-Bien, tenemos que ir a casa, los señores Morales y Miles se adelantaron -se paró -¿Los demás ya se fueron?

-Sí, Peter tenía que ir con su hija y su esposa, los demás están viendo qué hacer con la Mancha -respondí posicionándome al lado de él.

Una idea pareció llegar a su cabeza una idea por la expresión curiosa que hizo.

-Voy a ir a comprarles algo a los Morales por su hospitalidad, ¿Alguien me acompaña? -sus ojos se habían puesto brillantes por su emoción.

-Yo voy contigo -me ofrecí sin poder evitarlo.

-Nos adelantamos -se paró Hobie y desarmó mi cabello bruscamente.

Mi compañero en esta travesía tomó mi muñeca y salió corriendo.

-La señora Martínez es la única que vende artículos "La cabaña" en Estados Unidos y no le gusta cerrar el local -comentó corriendo -atiende hasta las 12:30pm y vende alfajores.

-¿Qué son los alfajores? -pregunté inocentemente a lo que paró en seco.

-Pobre alma en desgracia -me abrazó de repente y tomó mi cara -ahora los probarás y te llevarás para tu universo, le van a encantar a cualquiera que le des.

-¿Tan buenos son? -estaba intrigado.

-Son mi postre favorito -afirmó con una sonrisa llegando al local -junto al pie de limón.

En tanto entré sentí un olor a chocolate que me hacía agua la boca, aunque nunca fuí muy fan de este.

Yo miraba todo mientras él compraba.

-Toma -me pasó lo que aparecía un postre envuelto -la dueña te lo regaló para que probaras el alfajor mientras ella preparaba la orden.

Al abrirlo parecía una galleta grande bañada en chocolate, pero al probarlo mi cerebro dejó de funcionar.

Era dulce, pero no empalagoso, las "galletas" eran duras pero molestaban al mascar y la crema del medio... No tenía idea qué era, pero quería más.

-Te dije que eran buenísimos -me sonrió golpeando mi espalda.

Un sonido a lluvia comenzó y con él la señora volvió.

-Muchas gracias tía -tomó las cajas que venían envueltas en una bolsa plástica -le encantó.

-Me alegro que te haya gustado -me sonrió.

Antes de salir M.J me detuvo.

-¿Cuánto calzas? -preguntó dejándome desconcertado.

-Soy talla 42 -comenté.

Se sacó los zapatos y calcetines poniendo estos últimos en la punta del calzado y me los mostró.

-Póntelos -afirmó -con esa tela en los pies solo te los dañarás si se mojan -afirmó -puede que los míos te queden un poco grandes aún con el calcetín, pero es mejor a qué te destruyas el pie así.

-¿Y tú? -pregunté algo preocupado antes de ponerme el calzado.

-Mis pies odian usar zapatos, esta es una excusa perfecta -guiñó el ojo.

Al mirar esa sonrisa acepté y salimos corriendo por la mitad de la tormenta, por suerte el departamento de Miles solo estaba a unas cuadras de aquí, pero eso no evitó que quedáramos empapados. Mis pies eran lo único que no se había mojado.

-"La lluvia mata pajaritos" me tomó por sorpresa -se sacudió el cabello al ingresar al edificio -aunque esa es su función después de todo.

-¿La qué? -cuestioné intrigado por el nombre peculiar mientras entrabamos al ascensor.

-Así se le llama a la lluvia a mitad de la primavera -comentó -o así es de donde vengo, es porque justo es en la época en la que los pajaritos aprenden a volar y esa lluvia lo hace caer, estos se vuelven comida de depredadores y se regula la cantidad de aves.

No sabía qué decir.

-¡¿Dónde estaban?! -nos recibió la señora Morales furiosa.

Mi compañero sacó dos de las cajas de postres que traíamos.

-De acuerdo -suspiró la dueña de casa molesta -pero ambos se van a ir a bañar con agua caliente, no quiero a nadie enfermo.

Pasamos y Miles ya tenía ropa para M.J llendo este directo al baño después de tomarla.

-¿Qué talla eres de ropa? -preguntó -¿O prefieres ir a ver tú?

¿Cuántas veces se habrá quedado M.J para que ya incluso le haya podido dar la ropa antes de que le avisaran?

En Cada UnaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon