Capítulo 42.

3.6K 316 29
                                    

🤍

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


🤍

EDA MARSHALL.

En otras circunstancias lo besaría como una adolescente a la que le da exactamente igual todo, porque cada centímetro de mi cuerpo me pide que me quede en sus brazos, pero no puedo permitírmelo. Nunca he estado en esta circunstancia, siempre me he dejado llevar por mis impulsos y todo lo que deseaba, pero esta vez es diferente. A pesar que siempre he sido un poco loca, rebelde y muy de hacer todo lo que me apetecía, no puedo besarlo. Ha estado jugando con mi corazón desde el primer momento, me ha hecho promesas que se han roto a la mañana siguiente y me ha hecho sentir insuficiente, nada importante para que se quede a mi lado.

Se suponía que tener un ancla es ser todo para el otro, luchar... no tirar la toalla al primer obstáculo.

— ¿A qué se supone que estás jugando? —pregunto. — ¿Crees qué puedes decirme cosas hirientes y al día siguiente decirme todo esto, así sin más?

— No estoy diciendo que volvamos a estar juntos, Eda. —contesta, y sus palabras me hacen reír.

— ¿Volver a estar juntos? No hemos estado juntos nunca. No hemos podido tener una relación porque no eres capaz de tener responsabilidad con nada y mucho menos con una relación. —consigo zafarme de él y me quedo sentada a su lado mientras mira al suelo. — No es justo nada de lo que me estás haciendo y sé que lo sabes.

— No debí hablarte de mis sentimientos, pero ni hoy ni nunca. No debí meterte en esta locura de familia y tampoco permitir que estuvieras en este pueblo desde que supe que tú eras mi ancla.

— Me habrías hecho un gran favor, pero dudo mucho que hubieras podido evitar nada.

Me mira con los ojos cristalinos y por un momento vuelvo a ver a Kaleb, el chico que no tenía miedo a toda esa oscuridad que lo rodeaba.

— No quiero hacerte daño, nunca fue mi intención. —susurra.

— No mientas. No me vuelvas a tratar como si fuera estúpida porque no me lo merezco. —protesto. Me levanto y él lo hace también detrás de mí. — Siempre haces lo mismo. Me pides perdón por hacerme daño, te perdono y vuelves a hacer lo mismo.

— Eda, yo lo único que quiero es protegerte.

— No puedes protegerme porque eres tú la única persona que me daña. —digo con la voz casi rota. — No he derramado ni una sola lágrima por nadie más que por ti.

— Por ello me alejo de ti. —dice, empiezo a reír y asiento con la cabeza.

— Te alejas de mí, vuelves, te alejas y de nuevo regresas con tus palabras románticas ¿Para qué? ¿Para qué nos acostemos y una vez más a la mañana siguiente me rompas el corazón? —pone las manos en mi rostro. Mis ojos lo miran tristes, pero no puedo mirarlo de otra manera. — No tienes derecho a reírte de mí de esta manera.

KALEB ® {03}Where stories live. Discover now