Capítulo 34: Decapitado.

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Este día no era uno cualquiera, el vampiro cobrizo lo supo en cuánto vio sentada a Eir encima del capó de su volvo, como si aquello pudiera llegar a molestar, y aunque quiso hacerlo no quiso ni pudo hacerlo, su corazón sintió una dolorosa punzada arrebatarle el hilo de voz que pudo haberle dedicado en cuánto quiso decirle lo arrepentido que estaba de su actitud de hace años.

Pero no pudo, sintió perfectamente como ese mágico enlace que los unía y calmaba al estar juntos, ya no existía. Notó cuando la mirada grisasea ya no se iluminaba al verlo, notó como la piel y vello femenino no se enalzaban cuando él se acercó a ella para encararla, ya no sintió la capacidad intimidante de ser amado por ella. Dolido buscó respuestas que era más que claro que Eir Young las sabría.

-Algo cambió.

Pero en vez de preguntarlo, no fue lo suficiente valiente como para decirlo sin rodeos, sentía miedo de confirmar lo que su cuerpo e instinto ya dictaban como una cruel realidad.

-Notorio sería que no. -resopló con molestia la pelirroja.

Edward supo que hablar con ella, ya no sería como antes. Antes ella parecía menos reticente a responder sus dudas, ahora se sentía como un enemigo.

«Siembras, lo que cosechas...»reflexionó dolido por conseguir esto en ella.

-¿Qué has hecho...? ¿Cómo... Cómo lograste superar nuestro lazo?-preguntó decidido pero sus labios se torcieron en cuánto sintió un hedor y un pensamiento llegar.

«Aléjate de mi mujer, maldito bicho repugnante...»un pensamiento femenino, de muy mal caracter emergió detrás de aquel atardecer.

No la pudo ver, nadie lo pudo ayudar a saber qué cambios tendría su ex novia luego de marcharse de su vida. Y nunca consideró que fuera capaz que un chucho como Jacob Black fuera a ser alguien importante para ella.

-¿Ahora dices llamar «nuestro» a un lazo que tú, solamente tú menospreciaste? -preguntó con cizaña y malhumor, volteando el rostro para verlo- Costó sacrificios. Matar un lazo inmortal equivale a morir emocionalmente para buscar depender de alguien que si valga la pena, y eso... Costó veinte años de búsqueda. Con suerte logré romper lo que nos hacía «compañeros», te liberé del pecado, y me liberé de tu existencia estúpida.

Edward sintió como su corazón se estrujó, ardió la garganta el molestia al sentir la falta de respeto ni siquiera educación le dirigía, solo petulancia.

-Es imposible romper el lazo de compañeros. Debes estar siendo manipulada... Tu... Tu no sabes...-dijo molestó mientras la tomó de la mano con fuerza, pero esta vez no fue la piel calida lo que recibió, sino la de concreto y pálido- Ya no confias...

-¿Quién confiaría en un hombre que ya levantó la mano para dañar a una mujer? ¿Quién asegurará si lo que ya has hecho, lo volverás a repetir? No, en definitiva ya no confío en ti, Edward Cullen -siseó soltandose de un golpe de su agarre.

Edward dolido, retrocedió como si se tratase de una estaca directa a la garganta y corazón.

-No volverá a suceder... Aquel día mi cabeza explotó y no pensé...

-Nunca piensas con buen juicio. Inclusive encontrando a la Tua Cantante, tienes juicio crítico. ¿Cuándo vas a tomar seriedad, Cullen? Los humanos que cantan la sangre sirven para morir y servirnos de comida cuando coinciden en nuestro camino. ¿Noviazgo? ¿romance? Estar juntos hasta que la muerte los separe? Patrañas. Esa humana lo único que ve de interesante en tí, es la inmortalidad.-explotó tan directa como siempre, mirándolo con tanta molestia incandescente, que si hubiera estado con su humanidad activa su rostro reflejaría su enojo en el rostro.

La EX-NOVIA De Edward Cullen Where stories live. Discover now