Capitulo 8. Noche de chicas

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︿︿︿︿Noche de chicas︿︿︿︿︿
·   ·   ·   · Es una reunión donde solo se juntan para hablar, compartir o reflexión un conjunto de chicas, puede ser acerca de la vida, de los sentimientos o simplemente de moda. En una noche todo tema de conversación nace hasta que alguna amiga caiga al sueño. ·   ·     ·  {✿}

Rosalie se encontraba pintando las uñas de las manos de la joven pelirroja, que se encontraba sentada en la cama. Aunque como vampiros no necesitaran dormir, le gustaba a ambas poseer una cama para caer cuando el aburrimiento las tenía entre ceja y ceja. Mirar el techo a veces resultaba inspirador.

—Eir, tengo una duda que ha estado carcomiendo mi mente en estos meses.—dijo Rosalie, mientras su atención está totalmente en puntear bien la tinta de esmalte de color dorado en las uñas de la nombrada.

—¿Tan absoluto es? —pregunta la pelirroja con diversión y confusión.

—Sí. Es que, necesito saber el chisme. Sé por mi sexto sentido de mujer, que algo te ha pasado antes de nuestra reunión. —se expresa tras levantar la mirada. — Algo estás ocultando, ¿Verdad? —insiste en preguntar.

Eir Young no puede creer en lo perceptiva que puede ser la joven neofita, su belleza solo era el detalle, la inteligencia persuasiva debía ser el gran fuerte de la joven Hale.

—Me atrapaste. —acepta sonriendo divertida, mientras observa como su mano izquierda ya la tenía culminada con aquella tintura dorada.— Eres mucho mejor que yo en esto, te quedó perfecto la aplicación del esmalte.

Rosalie sonríe orgullosa, hinchando su pecho con ego. Ella siempre había sido la mejor en la calidad de maquillaje y estética, esperaba encontrar un lugar donde trabajar de ello próximamente.

—Lo sé, está en mi sangre serlo, querida Eir. Pero bueno, no me cambies de tema. Cuéntame, ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué secreto escondes?—pregunta bastante curiosa, mientras se dispone a pintar la otra mano(derecha).

La pelirroja se mira la mano, y una ligera sonrisa se escapa tras un suspiro.

—En verdad no hay secreto, sólo he ignorado un hecho. —expresa Eir despreocupada, mientras admira como la rubia hace todo con tanta maestría y delicadeza, tal cual una mujer perfecta lo podría hacer.

—¿Y... Cuál es ese hecho?—pregunta con cautela e intriga la rubia.

—Siento atracción por Edward.

—Oh, querida Eir, pero eso es muy obvio. Ambos se atraen, ambos son polos opuestos. —sonríe con obviedad, al ver como la sonrisa de su heroína queda torcida.—¿Qué está mal, Eir?

—Cuando sepa la verdad, conociéndolo como es... No querrá seguir esto en una relación formal. —comenta mientras atrae su mano ya terminada de pintar. Tomando un espacio prudencial de la rubia, como si le diera pena admitir su único hecho ignorado por todos y harta de ser menospreciada por el mismo.

—Edward sería un idiota si hace algo como rechazarte, eres una mujer fuerte y hermosa. ¿Quién no querría formalizar una relación contigo?—pregunta incrédula mientras se muestra molesta ante la auto- menospreciación en su heroína.

—Querida Rose, no encajo en sus estándares en todos los sentidos, por más que haya atracción. Eso no basta para ganarse la confianza, el respeto y el amor de uno, es el tiempo y la comprensión lo que hacen que todo surja lentamente correcto. —contesta como si pudiera ver el destino doloroso recargadas en sus manos.

—Entonces sigue ignorando ese hecho que te causará dolor, disfruta el momento y en cuánto creas correcto, dile ese hecho que tanto ignoras. No puedes seguir ignorando lo que surge cuando los dos se ven, se encuentran o simplemente comparten. —apoya Rosalie con esperanza e ilusión en que su heroína y mejor amiga pudiera tener un amor del bueno.

Aunque sabía que el camino sería difícil, Edward era bastante premiscuo a no controlar sus palabras ofensivas, sus acciones sin sentido y sus acosadoras intenciones de manejar todo a su antojo. Así lo percibía y por eso también no se llevaban correctamente bien como hermanos. Aun cuando Carlisle hubiera sido feliz que ambos fueran destinados a estar juntos, pero la cuestión no era de esa forma, por fortuna.

—Lo intentaré. Tan solo espero que no sea tan doloroso el camino, no quiero gastar mi tiempo eterno en algo que ya veo que será complicado. Edward es guapo, pero tiene una visión muy distinta del amor y de la belleza en una mujer, y yo... Lastimosamente no quepo entre sus estándares. —comenta resignada con lo que pueda pasar.

—No entiendo como puedes ser tan madura siendo enfermera o en horas de trabajo, pero en cosas tan personales como estás, actuar tan insegura como si fueras una niña. Y no lo eres, Eir. Tienes una razón, juicio y opiniones por las que luchar, no puedes dejar todo por el miedo a fracasar. —Rosalie con decisiones la encara, mientras se acerca a ella para abrazarle por los hombros, tratando de darle mas fuerzas y ánimo.

—Todos tenemos tiempo para sentir inseguridad... Al menos he escuchado de eso en cada uno de los tiempos que he pasado por el mundo vagando. —comenta avergonzada.

—Pero no ha pasado nada malo por el que llorar, ahora cuando ya empieces a experimentar como yo alguna vez lo hice, es allí cuando aprenderás y empezarás a tener motivos por las que temer, querida Eir. —aconseja como si toda su situación le hubiera dado una gran experiencia que la hizo madurar.

—Tienes razón, Rose... —acepta el consejo y el apoyo, correspondiendo el abrazo.— Daré mi mejor esfuerzo para disfrutar de esta experiencia juvenil.

—¡Así se habla! —exclama emocionada la rubia, separandose de la cama, para dirigirse a su armario lleno de ropas a estrenar.— Ahora que ya solucionamos lo sentimental, quiero que te pruebes algunas cosas.

—Pero Rose... Soy muy alta como para que me queden bien las vestimentas que en definitva te lucen mejor a ti, que a mi. —se queja la pelirroja con un puchero que la hace ver tierna para su contraria rubia.

—Solo dame una chance, te probarás algunas de gusto y si te parece bien, intentaré conseguirte o hacerte algunos modelos de ropa exquisitamente para ti. ¡Debes engatuzar a mi querido hermano, volverlo loco!—bromea divertida al final.

Logrando que tras esa provocación o convicción hiciera reír a la pelirroja de estatura alta, quién se acerca con un ligero movimiento sutil a la orilla de la cama, quedando muy flexionadas sus piernas sobre la superficie del suelo.

—Esta bien, me convenciste. Quiero probarme un atuendo sexy, para comenzar por lo básico creo que es mejor, ¿No?—pregunta algo avergonzada pero animada.

Rosalie sonríe al haber logrado un poco mas de seguridad y predisposición en ella, aceptando al igual que empezando a darle ideas, cruzando ambas un camino que muy en el fondo... Ambas deseaban que todo fuera hermoso y bendecido en amor verdadero. Que no quedara solo en atracción carnal sin corazón ni alma en ello.

¿Cuál será ese hecho que parece imperdonable y que oa llevará a un rechazo segun los ideales que Edward siempre tuvo?

La EX-NOVIA De Edward Cullen Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt