EPÍLOGO

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Camila C.

—Deja de obsesionarte, te ves espectacular. —Lauren caminó detrás de mí y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura mientras me detenía para revisar mi reflejo en el espejo esa mañana por la centésima vez.

—Tan solo estoy nerviosa, siento como si fuera a vomitar.

—Entonces bésame ahora —se rió mientras me giraba por la cadera y plantaba firmemente sus labios en los míos, haciendo que mi estrés se evaporara rápido con cada golpe gentil de su lengua.

—Oh mi Dios —dije contra sus labios—. Voy a llegar tarde.

—Valdrá la pena —gimió mientras dejaba un rastro de besos bajando por mi cuello.

—Estoy segura de ello. —Dejé que mi cabeza cayera hacia atrás, disfrutando la sensación de sus labios explorando mi piel—. Pero, es mi primer día. No puedo llegar tarde.

Gentilmente la alejé y besé la punta de su nariz.

—Guarda eso para después, ¿está bien?

—Trato. —Sonrió.

Revisé mi apariencia una vez más.

Nueva bata quirúrgica azul, listo.

Nuevos zapatos, listo.

Collar plateado de la suerte, listo.

Hoy era el primer día de mi pasantía y mis nervios eran un desastre. Quería dar una buena impresión, pero no había probabilidad de que eso pasara si mis manos no dejaban de temblar lo suficiente como para ponerme delineador, y ni hablar sobre colocar una intravenosa.

—Creo que estoy lista —dije unos cuantos minutos después mientras caminaba dentro de la cocina.

Lauren y las chicas estaban sentadas en la isla comiendo waffles, el olor acogedor de jarabe llenaba el aire. Una pizca de celos se asentó en mi estómago mientras empacaba mi almuerzo y pensaba sobre ellas pasando el día aquí mientras yo estaba en el hospital. Estaba increíblemente agradecida de que Lauren
estuviera dispuesta a cuidar a mis niñas todo el día. Imagínate que el único día que mi mamá tenía cita con el doctor y no podía ayudarme sería el primer día de mi programa.

—Gracias por quedarte con ellas hoy. —Envolví mis brazos alrededor de su cuello y le planté un beso en su mejilla.

—Un placer. —Le sonrió a las niñas—. Vamos a divertirnos esta noche, ¿verdad?

—¡Síp! —vitorearon.

—Estoy pensando en que podemos el césped, le demos a Diesel un baño, limpiemos las alcantarillas, después tengamos un montón de brócoli para el almuerzo. ¿Suena bien? - Contoneó sus cejas hacia ellas. Lucy y Piper se miraron una a la otra con caras disgustadas.

—¡Noooo!

—Creo que también deberías hacerlas lavar los platos, tienen seis años ahora, lo pueden manejar —me burlé.

Ellas solo sacudieron sus cabezas de un lado a otro, sus ojos amplios.

—Ya me voy. Niñas, sean buenas con ella hoy, ¿está bien?

—Sí, mamá —dijo Lucy.

—Piper, tú también.

—Mm-hmm —balbuceo, metiendo una mordida gigante de waffle en su boca.

Solo habían pasado unas pocas semanas desde su accidente y estaba tan agradecida de que por fin regresara su apetito. Besé cada una de sus mejillas y tomé mi bolso.

Room For YouWhere stories live. Discover now