18

370 27 4
                                    


Lauren J.

—¿Adónde te desapareciste este fin de semana? Como si no lo supiera ya —fastidió Andy sarcásticamente al otro lado de la línea.

—Uh… a la posada de Camila —bostecé, todavía medio dormida.

—No me digas, Sherlock. ¿Cómo fue eso? ¿Profesaron ustedes dos locas su eterno amor la una a la otra? ¿Estaré consiguiendo una invitación de boda en el correo?

—No, idiota. Solo pasamos el rato —espeté, ligeramente irritada por su broma.

—¡Wow! Un poco a la defensiva, ¿no? Está bien, está bien. Retrocedo. Tengo una petición para ti, sin embargo, de hecho, un favor. —Vacilación sonó fuerte en su voz y no estaba segura de si quería oír lo que sea que fuese ese favor.

Suspiré.

—Esto va a molestarme, ¿cierto?

—Probablemente.

—¿Qué es?
—¿Recuerdas que te dije la semana pasada que Blaire estaba tratando de convertirse en Suzy Homemaker? Bueno, está dando una fiesta y haciendo toda la comida para mostrar sus nuevas… habilidades.

—No —disparé de regreso antes de que tuviera una oportunidad de continuar.

—Vamos, Lauren. No me hagas sufrir a través de esto solo —rogó.

Conducir todo el camino a la casa de Andy y Blaire era lo suficientemente malo, pero tener que fingir a través de la noche con cumplidos y comer lo que prepararía, iba más allá. Antes de que pudiera responderle, endulzó el tarro:

—¿Por qué no traes a Camila contigo? Me gustaría conocer a la chica que ha convertido el cerebro de mi mejor amiga en una pila de mierda de todos modos.

Sonriendo ante el sonido de su nombre, respondí:

—¿Cuándo es esta gran cena?

—El próximo sábado en la noche. Mi casa. Cócteles y hor d’oeuvres a las seis, cena a las siete. ¿Te apuntas? —Sonaba emocionado, claramente esperando que diga que no.

Suspiré.

—Sí, me apunto.

—¿Canila también?

—Sí. Va a tomar algo de convencimiento de mi parte, pero la llevaré ahí.

Convencimiento, rogar, lo que sea.

—Increíble. Gracias, hermana. Significa mucho para mí. Por cierto, podrías querer comer antes de venir, pero no le digas a Blaire que dije eso.

*****

—¿Estás ocupada? —La voz de Camila era suave y sexy, tentándome a saltar en mi camioneta y conducir de regreso a su casa justo entonces, solo para un beso más.

—Estoy ocupada de hecho, pero dejaré todo por ti.

Wow. Está bien, que manera de sonar como una triste adolescente, Lauren.

—Eres dulce, pero detenlo o vas a gustarme incluso más —rió.

Desafío aceptado.

—¿Cómo va tu mañana? —pregunté.

—Ha estado llena de Lysol y detergente de lavandería —suspiró—. Ambas chicas tienen la fiebre estomacal. Estoy de hecho llamando para advertirte. Espero que no te enfermes.

—Eh, no te preocupes por mí. Estaré bien, yo estoy más preocupada por ti.

Hmm, enfermarme podría ser una bendición. Me sacaría de la falsa cena de Blaire.

Room For YouWhere stories live. Discover now