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Camila C.

Unas horas después del desayuno, me había refugiado en mi dormitorio, escuchando el rebote de la lluvia en el techo y evitando la realidad. Necesitaba un descanso… de la casa, de las niñas, de Lauren. El que Lauren estuviera en la casa no era algo malo, pero su presencia estaba despertando una parte de mi cerebro que había estado inactiva por un largo tiempo y eso era agotador. Mi vida los últimos cuatro años había sido simple, y eso me gustaba. Lo necesitaba. Nuestra vida con la posada era tan caótica que ansiaba tanto la rutina como fuera posible en nuestras vidas, día a día. Me despertaba cada día sabiendo lo que pasaría y hacía mi mejor esfuerzo por mantenernos organizados y a tiempo. Ni qué decir que la tormenta me desequilibró, sobre todo con Lauren apareciendo. No había planeado salir con nadie hasta después de que terminara con la escuela de enfermería, pero ahora me estaba cuestionando las cosas.

¿Había espacio en mi vida para alguien ahora?

Agarrando mi teléfono celular, decidí enviarle un texto a Alexa para distraerme.

¡Hola! ¿Cómo lo están haciendo ahí, chicos?

En menos de 30 segundos mi teléfono pitó de regreso.

¡Pooks! Estamos bien. No hay electricidad. Estoy aburrida. Derek sigue intentando tener sexo. Es molesto. ¿Cómo lo están haciendo?

Reí por su sobrenombre ridículo para mí. La llamé Osita Pookie una vez en el instituto después de una sesión de maratón de relevos y ella lo había acortado y me llamó Pooks desde entonces. Tomé la decisión de no hablarle de Lauren. En primer lugar, ella no entendería mi vacilación en abrirme a una oportunidad, entonces llamaría a mi mamá y estarían escogiendo juntas mi vestido de novia. Alexa quería que me casara casi tanto como mi mamá lo hacía.

Estamos bien. Un par de huéspedes sorpresa que estaban atascados. La electricidad titila, aparte de eso, nada demasiado emocionante. Te enviaré un texto mañana. Con suerte, esta lluvia disminuirá y, ¿podemos encontrarnos para el almuerzo más tarde en esta semana?

Por supuesto, una vez que terminó el instituto y tuve a las niñas, la vida había cambiado dramáticamente. No siempre podía dejar todo y salir corriendo a hacer lo que quería como la mayoría de mis otros amigos. Algunas veces estaba celosa de Alexa y su libertad para hacer lo que quisiera, cuando quisiera. Mi mamá insistió en que todavía tenía una vida fuera de la posada, así que acordó en cuidar de las niñas una vez a la semana para salir un día con Alexa. Cuando me mudé de regreso, íbamos a los clubes o bares los fines de semana, pero yo era un peso ligero y siempre terminaba bostezando a las diez en punto. Finalmente, cambiamos las salidas a las horas del almuerzo, o simplemente agarraba comida para llevar y pasaba el rato en su florería.

¡Si, por supuesto! Está bien, Derek está metiendo su mano debajo de mis
pantalones de nuevo, tengo que regañarlo. Mantente seca. ¡Te quiero!

Bajé mi teléfono y miré afuera, hacia la lluvia torrencial. Tal vez Alexa y mi mamá tenían razón, estaba demasiado cerrada a la posibilidad de amar de nuevo. ¿Siquiera estuve realmente enamorada de Zack la última vez? Ugh, solo decir su nombre hacía que mi estómago girara. No podía pensar en esto ahora mismo, mi cerebro estaba tan nublado como el cielo afuera de mi ventana. Fui a buscar a las
niñas y a convencerlas de jugar conmigo.
La casa estaba en silencio. No había nadie en la sala de estar o la cocina. Caminé por el pasillo a la habitación principal, y encontré a mi mamá sentada en el sofá mirando fuera de la ventana. Sonriendo.

—¿Dónde está todo el mundo?

—Oh, todos están merodeando por aquí en algún lugar.

—¿Dónde están Piper y Lucy?

Room For YouWhere stories live. Discover now