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Camila C.

—¡Mamaaaaaaaaaaaaaá, Piper me está molestandoooooooooo!

Rodé mis ojos y levanté la vista de mi libro de texto. Lucy estaba sentada en la isla de la cocina frunciéndole el ceño a Piper, quién estaba empujándola con un tenedor.

—¡Buenos días, chicas! —gritó mi mamá animadamente mientras entraba en la
cocina, deteniéndose para plantar un beso en la cima de cada cabeza—. ¿Qué tal si
más tarde, hacemos collares de perlas juntas?

—¡Sí! —intervinieron al unísono, todo rastro de la creciente pelea evaporándose. Mamá me miró y guiñó, luego bajó la mirada y asintió hacia mi libro. —¿Conseguiste terminar de estudiar?

—No mucho. No parezco concentrarme hoy. Me pregunto por qué —respondí sarcásticamente, sacándoles la lengua a las chicas.

Se rieron, haciéndome caras tontas. Me quedaba un año en la escuela de enfermería y esperaba graduarme en la próxima primavera. Cuando Zach y yo vivíamos en Minneapolis, trabajé turnos nocturnos en el hospital, en el escritorio de enfrente en la sala de emergencias, para
ser exactos. Desde el momento en que empecé a trabajar ahí, me enamoré del caótico entorno de alto ritmo. Me sentaba ahí y soñaba despierta mirando a las enfermeras, completamente envidiosa de sus trabajos. Quería eso. Tan pronto como nos mudamos con mi mamá y ahorré el suficiente dinero, me enlisté en la escuela de enfermería.

—Así que, ¿qué hay en la agenda para hoy? —pregunté, sirviéndome una
segunda taza de café.

—¿No has visto las noticias todavía? —Mamá frunció el ceño, entrecerrando
sus oscuros ojos esmeraldas. Empezó a torcer su ya rizado cabello, algo que solo hacía cuando estaba preocupada.

—No.

Miró hacia las chicas y luego de regreso a mí, inclinándose para hacer difícil para dos ruidosas chicas de cinco años escuchar.

—Bueno, estaban hablando de la tormenta del siglo viniendo para acá mañana en la mañana. Torrenciales aguaceros, inundación, posible apagón eléctrico.

Fabuloso, el verano apenas iba empezando y ya había una enorme tormenta.

—Así que, estoy yendo al pueblo para abastecer algunas cosas. Quiero asegurarme de que tenemos suficiente para una semana, solo por si acaso. Sabes cómo termina este camino cuando llueve mucho, especialmente cerca de Snake
River. —Agarró su bolso y las llaves del mostrador de la cocina y se dio la vuelta hacia mí—. ¿Necesitas algo mientras estoy fuera?

—No, creo que estamos bien, gracias —respondí, agradecida de que me había abastecido en libros de colorear y crayones el mes pasado.

—¡Gigi! —llamó Lucy, causando que mi mamá se parara en el marco de la puerta y diera la vuelta.

—Sí, cariño.

Lucy mordió su labio, mirando nerviosa a mi mamá, solo sacándolo cuando Piper empujó su costado.

—¿Puedes conseguirnos paletas? —preguntó Lucy tímidamente.

—¡Rojas! —gritó Piper al final de la pregunta de Lucy.

—Tal vez. Veré lo que puedo encontrar. Ustedes chicas compórtense con su madre, por favor. Volveré en unas horas. —Se dio la vuelta hacia mí una vez más— Camila, algunos de los huéspedes podrían decidir pagar temprano y salir antes de que la lluvia comience. ¿Puedes ayudarme con eso hoy?

Room For YouWhere stories live. Discover now