— ¿Dónde esta? —me pregunta.

— No lo sé. —susurro en un sollozo— Él ha estado fingiendo, es... malvado.

— Lo sabemos. Su padre se ha dado cuenta de que los demonios no estaban haciendo nada, estaban acechando fuera en la oscuridad sin moverse, como si esperasen algo. —explica y me ayuda a sentarme en la cama. — Eda, él solo quería el libro que Jenna escondió.

— ¿Qué?

— Ha estado fingiendo para llevárselo. Es un libro oscuro, con un poder que solo él puede controlar y poseer. Jenna supo que esto pasaría y escondió el libro. Sabía que esconderlo aquí sería peligroso, entonces decidió esconderlo en el único lugar al que Kaleb tenía prohibido ir.

— Pero tu hijo no conoce limites ¿Por qué sería diferente?

— Porque ese lugar esta protegido con sangre angelical para evitar que quien esta ahí no salga nunca. —frunzo el ceño confusa— El libro esta enterrado en la tumba de Diana.

— ¿Qué?

— Ese libro fue escrito por Diana Marshall.

— Kaleb puede llegar hasta el, sabes que no hay nada que lo detenga, ni siquiera la sangre de un ángel puede detenerlo.

Mueve la cabeza.

— Lo sé. También estoy segura de que sacará el libro e intentará leer lo que hay escrito dentro.

— No entiendo nada.

— Diana escribió ese libro, lo selló con su sangre y solo su sangre puede abrirla o en este caso, la sangre del linaje Marshall. —explica. Ahora entiendo porqué ha comprobado si su hijo ha llegado a herirme con la daga. — Tú puedes abrir ese libro, él todavía no lo sabe pero volverá en cualquier momento.

— Pero Kaleb ya es poderoso ¿Por qué necesita ese libro?

— No lo sé.

No lo sabe.

Es la primera vez que Yulima no sabe algo y es lo más preocupante. Kaleb ha conseguido que su madre no logre descifrar la razón por la que quiere ese libro y aunque no dudo que lo descubrirá, me temo que lo hará demasiado tarde.

YULIMA TYLER.

Consigo tranquilizar a Eda, pero no existe nadie que pueda tranquilizarme a mí.

Mi hijo quizás ya no es mi hijo, todo se ha derrumbado de repente y una vez más nuestra vida esta rodeada por una oscuridad a la que debemos vencer o nos vencerá. Pensé que no había nada peor que lo que vivimos hace años, que nada podría destruirnos y que por fin viviríamos tranquilos; que podríamos controlar a nuestro pequeño y que las leyendas sobre él nunca serían reales.

Desde antes de su nacimiento hablaban sobre lo que ocurriría si decidíamos traerlo a este mundo. Miles de brujas quisieron ponerse en contacto con nosotros para hablarnos de las visiones que tuvieron sobre lo que sería nuestro hijo, pero jamás quisimos creerlo. Es mi pequeño ¿Qué tan malo podría hacer? A medida que crecía nos dábamos cuenta de que había heredado lo mejor y peor de cada uno, pero que era bueno, que tenía bondad y empatía aunque quisiera taparlo con su frialdad. Él nunca fue un monstruo y sé que no lo es. No me importa cuantos: "te lo dije" lleguen a decirme, mi hijo no es un ser maligno.

Bajo las escaleras en busca de Myke y lo encuentro sentado en el sofá con la mirada perdida, sosteniendo una fotografía familiar con una mano mientras sostiene un cigarro con la otra.

— Tenemos que buscarlo. —dice.

— Sí.

— ¿La chica esta bien?

KALEB ® {03}Where stories live. Discover now