Lo hace. Sorprendentemente me suelta sin protestar, pero queda en silencio demasiado tiempo e inmóvil. Yulima me pide que corra con ella pero cuando intento hacerlo él me detiene de una manera muy brusca, sujetándome la muñeca.

— Fuera. —les dice.

— No estás para dar ordenes. —le contesta Myke.

Con solo mirarlo lo obliga a salir de la habitación casi por los aires y cierra la puerta para impedir que me marche. Avanzo hacia la puerta y los muebles se interponen en mi camino.

Los padres de Kaleb tratan de entrar pero lo ha impedido todo con su poder.

— ¿Por qué haces esto?

— Habíais pensado que devolviéndome los sentimientos todo habría terminado. —dice desde la ventana. —Pero no habéis estado ni cerca de hacerme volver.

— ¿Has estado fingiendo? —frunzo el ceño tras mi pregunta. — Tus besos, tus promesas ¿Todo ha sido mentira? ¿Nunca volviste?

— Oh, no. Hubo un momento en el que volvieron algunos sentimientos, alguna culpa, pero no duró demasiado. —aparece frente a mí.— Tú haces volver esos sentimientos ¿Sabes?

Juega con mi pelo, mientras sus ojos me observan fríos y sin vida. No puedo creer que todas sus palabras hayan sido fingidas, que no me diera cuenta de que no era él y que todo era una macabra actuación para burlarse de todos nosotros. Dijo que me quería.

— Eres un problema, Eda. Solo con existir lo eres. No puedo permitir que sigas teniendo ese poder sobre mí. —me agarra la cara— No he podido fingir todo, algunas cosas fueron reales y no puedo permitir que tú sigas viviendo.

— ¿Por qué soy un problema? —su silencio me hace perder los nervios— ¡Habla, maldita sea!

— Muy pronto cerrarás la boca.

Me empuja a la cama y sube encima mía apretando mi cuello para asfixiarme. Todo empieza a temblar, como si el universo estuviera intentando impedir que él acabe conmigo. No me queda otra opción, tengo que defenderme o me matará.

Con mi poder, consigo empujarlo con mucha fuerza y hacerlo chocar con la pared. Me levanto sin fuerzas, casi sin aire y lo amenazo. Lo único bueno de ser la última mujer del linaje Marshall es que mi poder es el triple de fuerte que el de una bruja normal.

Mis manos brillan conteniendo todo el poder que estoy dispuesta a usar como arma si él vuelve a acercarse a mí. Sabe que soy poderosa. Sabe que puedo hacerle mucho daño, por eso se queda observándome en silencio.

— No me has respondido. —le digo. — ¿Por qué sigo siendo un problema para ti, si no tienes humanidad?

— Sabes que no puedes vencerme, que morirás igualmente.

— ¡Responde!

— ¡Cierra la boca! —me grita.

— ¡¿Por qué necesitas matarme!? —insisto.

Camina en la oscuridad. Mi cuerpo tiembla, pero me mantengo fría para no darle lo que desea. Las luces comienzan a encenderse y apagarse. Entre destellos, veo como hace aparecer una daga usando su sangre. Sus ojos vuelven a tener el color de aquel día, un color único y terrorífico; rojo, negro y amarillo.

Va a herirme.

Va a matarme.

Cierro los ojos llenos de lágrimas y dejo de luchar contra esto. Estoy cansada, débil, mi poder no será suficiente si no tengo fuerzas para pelear. Siento su respiración cerca de mí, tan cerca que mi corazón enloquece y al abrir los ojos de nuevo, él no esta. Yulima se acerca, comprueba que no esté herida y me abraza, pero yo ni siquiera puedo moverme.

KALEB ® {03}Where stories live. Discover now