Capítulo 29: Me encanta

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Cyrus

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Cyrus

Iris y yo hemos acordado que la sesión con la doctora Bailey sea como siempre. Se supone que hoy trabajaremos el decirnos cosas que nos gusten del otro.

Mirándonos directamente. Mi brazo en el lugar de siempre, recargado en el respaldo del sillón en la parte donde ella se sienta. El frente de una de nuestras rodillas tocándose.

No podemos evitar sonreírnos el uno al otro. Mis ojos bajan un segundo a su boca, lo que hace que ella frunza un poco los labios al notar hacia donde se han ido mis pensamientos.

Me aclaro la garganta. No es mi culpa que ahora sepa que esa boca tiene la habilidad de decir las dos palabras que tanto desee escuchar, y a la vez llevarme al orgasmo como una campeona.

<<Enfócate>> No es momento para pensar en eso.

La doctora Bailey nos mira con atención, así que Iris se apresura a ser quien empiece.

-Me encanta que siempre te preocupes por hacer sentir bien a los demás.

-Me encanta que siempre sabes cómo hacer que todo esté en orden-continuo.

-Me encanta que estés trabajando en ti mismo-hace contacto con su mano en mi mejilla, algo que sé, no puede evitar hacer ya-y que seas consciente que puedes lograr cosas increíbles.

-Me encanta que nuestra vida sea organizada y a la vez que podamos fluir juntos.

-Me encanta como me miras-acorta la distancia, ambos pérdidos en la mirada del otro.

-Me encanta mirarte.

-Me encanta que hayas traído tantos colores a mi vida-pone su otra mano en mi rodilla pegada a la suya-El blanco combina muy bien con todo.

-Me encanta que ahora no puedas quitarme las manos de encima.

-Seguro que si-la voz de la doctora Bailey hace que recordemos que no estamos solos en la habitación.

Esboza una sonrisa que demuestra no sentirse nada sorprendida por nuestra evidente cercanía y muestra de afecto.

-Los delato el anillo-señala la mano de Iris puesta en mi rodilla-Y si los dejaba continuar diciendo sé lo mucho que les encantan cosas del otro, seguramente hubiera terminado por salirme de aquí para dejarlos solos.

-Un caso más de éxito, doctora-digo yo.

Nos volvemos a acomodar con la mirada al frente, pero mi brazo ha pasado a los hombros de Iris y ahora no hay ningún milímetro de separación entre ambos. Mi esposa luce un poco abochornada y yo pienso que no puede ser más tierna.

-Honestamente-inhala profundamente la doctora-Me sorprende que hayan tardado tanto en darse cuenta que son el uno para el otro.

-Usted supo que estamos enamorados porque en las sesiones individuales fue que nos dimos cuenta de lo que sentimos-comenta Iris.

LOCURA DE AMOR EN NUEYA YORK (LIBRO 1 DE LA SERIE &quot;LOCOS DE AMOR&quot;)Место, где живут истории. Откройте их для себя