CAPÍTULO 10: ¿Amigos o esposos?

890 93 7
                                    

Iris

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Iris

Nos pasamos gran parte de nuestra vida queriendo reprimir lo que realmente queremos decir o hacer. Aquello que guardamos en el fondo del cajón y que nos avergüenza por miedo a perder a las personas que amamos. Pensamos que es una pérdida de tiempo para aquellos a quienes nos importan, ponerlos a resolver problemas que ni nosotros mismos les encontramos solución.

Por un momento de mi vida llegué al punto de creer que padecía el trastorno obsesivo compulsivo, normalmente conocido más por sus siglas TOC, esto a raíz de vivir una vida de descontrol familiar y la necesidad de crecer creyendo que si podía poner las cosas en su lugar, entonces mi vida no estaba del todo mal.

Padres ausentes, a quienes no les reproche su trabajo constante sino el hecho de preferir tratarme como si estorbara y los pocos momentos que estábamos juntos me hacían desear que el tiempo pasara ya, para verlos irse a trabajar de nuevo. ¿Qué hija o hijo quiere que sus padres no estén? Pues una hija que no se sentía como una.

Soy perfeccionista. No vivo constantemente queriendo tener el control desde hace ya bastantes años. Puedo manejar estar en un lugar en donde algo no esté simétrico o como la pila de libros en la esquina del consultorio parece hacerse más grande. El primer día de terapia no podía quitarle los ojos de encima porque estaba en un ambiente totalmente ajeno a mi pero hoy es solo una pila de libros que si algún día tengo la oportunidad de arreglar, lo haré con gusto.

Me pongo un tanto obsesiva cuando vivo estresada. Cuando me siento fuera de mi eje y mis circunstancias no favorecen a que me sienta cómoda o me sea fácil adaptarme. La situación perdió su equilibrio cuando empecé a salir con David dos años atrás. Al inicio todo parecía ir bien y hasta mis dos mejores amigos notaban que la relación prometía mucho, pero entonces empezó a invitarme a cenas y reuniones con amigos, personas que por más que me esforzaba en agradarles hasta el momento de comprometernos seguía sin caerles bien. Ya no hablemos de su familia.

Comprometernos fue como el paso obligado más no deseado realmente. Me ilusionaba la idea de casarme pero no de casarme necesariamente con él.

Y no estoy culpando a David de hacerme buscar maneras de gestionar mi ansiedad y estrés, al mismo tiempo de ver como se avergonzaba de mi forma de ser si no, que me culpo a mi por no haber buscado ayuda en mi proceso de sanación y hoy haber explotado de una forma para nada acorde a las circunstancias. Cyrus me desespera por momentos pero cuando he practicado ejercicios de respiración ahora con la doctora y me voy calmando de a poco, me doy cuenta que exagere al llegar al contacto físico, porque sé que si la situación fuera al revés yo no estaría sentada afuera esperando volver a entrar.

Desde muy pequeña he tenido un carácter muy fuerte. Herencia y aprendizajes paternos que he procurado manejar con el paso del tiempo, y que a veces me han sido útiles utilizar para que nadie quiera pasarse de listo conmigo pero como hoy, me he pasado bastante de la raya. Aún cuando se que Cyrus tampoco se libera mucho de haber actuado mal.

LOCURA DE AMOR EN NUEYA YORK (LIBRO 1 DE LA SERIE "LOCOS DE AMOR")Where stories live. Discover now