CAPÍTULO 1: Lo que pasa en Las Vegas no se queda en Las Vegas

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Iris

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Iris

Julio

Toda decisión tiene una consecuencia. Levantarse cinco minutos tarde es el inicio de una serie de eventos que pueden hacer que irremediablemente llegues tarde al trabajo, porque tuviste que esperar más tiempo para que el siguiente metro pasará. Es consecuencia de una decisión de aplazar la alarma, o en mi caso, tomar una decisión que me llevó a tomar otras decisiones, que desataron eventos que probablemente no hubieran pasado si no fuera por haber tomado otra importante decisión en primer lugar.

¿Ha quedado claro que esto es a causa de una mala decisión? Y no, no hablo de dormir cinco minutos más y por eso llegar tarde al trabajo. Es algo aún peor.

He leído 37 veces el mismo documento, más de una hora invertida de mi tiempo en tratar de comprender detenidamente que esto no es una broma de Ivy o Ezra esperando que deje un poco mi obsesión por el trabajo. Lo confirmé cuando ambos llegaron rápidamente desde donde estuvieran, en algún punto entre su departamento y el mío, pasando de la curiosidad a la comprensión mucho más rápido que yo.

-Pero era Elvis-insiste Ezra sentado del otro lado de la isla de mi cocina.

-Pues Elvis ha tenido el suficiente poder legal para hacer a nuestra amiga la esposa de alguien-responde Ivy, diciendo en voz alta lo que resume el papel que se supone no debería existir.

-¿Qué en las Vegas no saben que estar borracho no te da la suficiente lucidez para consentir algo así?-pregunto con desespero.

No quiero desquiciarme y perder el control porque yo no puedo ser así, ya hice lo segundo y he aquí las consecuencias.

Romper tu compromiso con el hombre que se suponía era la persona con la que esperabas pasar el resto de tu vida, es una decisión que dio como consecuencia agarrar mi dignidad y la tarjeta de crédito, también influenciada por mis dos mejores amigos, para hacer un viaje de fin de semana a la ciudad del pecado. Un descontrol total, estaba tan dolida y aún sigo estándolo, más que nada por lo que esperaba obtener de él al enfrentarnos a una situación en donde definiría como sería nuestro matrimonio

Han pasado ya cuatro meses y conforme ha pasado el tiempo una cosa me ha quedado claro, que siga estando dolida no significa que esperé volver con él. Al contrario, una parte de mi agradece haber salido de allí antes de que las cosas se pusieran peor. Una cosa es estar comprometidos pero ya casados no sé que papel de verdad tendría en su vida, pero a consecuencia de darme cuenta de que no sería uno muy importante, fue que pasó lo que pasó.

Me olvidé de mi yo de siempre. Control, puntualidad y responsabilidad en una ciudad como Las Vegas no es algo que se considere poder combinar. Me deje llevar como nunca, hice lo que según mi ex prometido David nunca hago, relajarme y eso me llevó a enrollarme con un tipo con quien aparentemente ya llevo cuatro meses casada.

-Es las Vegas-justifica Ezra-Raro sería ver a alguien casándose estando sobrio.

-Necesito arreglar esto.

-Habla con tu abogada y ve que podemos hacer-sugiere Ivy, la mayoría del tiempo busca hacer mofa y burla de todo pero debe verme tan mal que tanto ella como Ezra se están tomando la situación como lo que es.

Un problema del tamaño del Empire State. Justo ahora tenemos una buena cantidad de trabajo con el negocio que los tres tenemos. Hemos creado algo muy lucrativo por lo que estamos hasta arriba de cosas.

Lidiar con un matrimonio y espero muy pronto, también divorcio no está escrito en mi agenda. Ahora así que esto debe ser un completo y total error. ¿Cuatro meses después aparece esta acta y registro de la nada? Es de sospechar.

Si apenas yo recuerdo haber llegado sobria a la ciudad, y todo lo demás parecen ser apenas flashes muy borrosos en donde se fue regando mi dignidad hasta haber despertado en una habitación de hotel con el maquillaje corrido, apestando a tequila, con un dolor horrible de cuerpo y con unas bragas que hasta el día de hoy no he logrado localizar. Tuve que vivir con blusas de cuello de tortuga el final de la primavera y el principio del verano en Nueva York.

No me hago ideas de lo que pasó. Lo que sí tengo certeza, fue una boda express en una capilla llamada "El rey del amor", siendo Elvis el encargado de unir a parejas o en mi caso, a dos completos extraños. Pase de querer una boda elegante con todo minuciosamente organizado, a casarme en una capilla en Las Vegas, borracha y con un completo desconocido.¿Qué clase de giro de eventos es este?

-¿Sigues sin recordar nada?-pregunta Ezra como por quinta vez desde que regresamos de las Vegas y yo vuelvo a sacudir la cabeza.

Los tres de alguna manera nos terminamos separando entre toda la locura. Ivy despertó acostada en una mesa de apuestas. Ezra es el único que sí se llevó un recuerdo vivido y que hasta ahora mantiene a mi amigo el rompecorazones , suspirando y arrepentido de no haberle preguntado su nombre a la persona que lo hizo vivir la mejor noche de su vida, mientras que yo estoy casada con un tal Cyrus Spencer.

-Voy por mi celular-aviso antes de bajarme del taburete para ir a mi habitación.

-Lo que pasa en las Vegas, no se queda en las Vegas aparentemente-escucho que Ivy le murmura a Ezra. Yo hago un sonido de exasperación para que sepa que la escuché.

Después de esto alguien debería encargarse de cambiar la frase, porque ya salió la excepción a la regla. Me encargaré de hablar seriamente con la persona que la creó.

Voy directo a mi armario a la parte en donde tengo mis bolsos guardados y bien protegidos, acomodados en repisas. Estiro el brazo lo más que puedo para alcanzar la penúltima repisa de arriba, cuando mis dedos tocan una textura de lentejuela, saco el único bolso escondido y que rompe totalmente con mi estilo, pero que fue el que tomé antes de irnos a las Vegas.

No lo he vaciado desde que volvimos y hasta pensé tirarlo pero algo me dice que tal vez encuentre algo que me sea útil. Me hinco en la alfombra y dejo caer su contenido, que es tan solo un lápiz labial rojo y una bolita de papel.

Dejo el lápiz labial a un lado y reviso lo que tal vez sea un recibo, pero en cuanto desarrugo y estiro bien el papel me doy cuenta que no lo es.

Ahora si voy por mi celular al buró al lado de mi cama y vuelvo a tirarme en el suelo. Es un número que no reconozco. No tiene nombre y tal vez solo sea algo que haya echado allí al azar, pero de todas maneras busco en internet y encuentro que es un número de celular que proviene de Australia, pero eso es todo.

Aprovecho a poner el nombre de Cyrus Spencer y me aparece algo sobre una empresa de arquitectos importante en Sidney, Australia. Indago, solo poner ese nombre me ha abierto la puerta a un descubrimiento que si hubiera tomado por basura la bolita de papel no me hubiera animado a llamar al número, seguramente ni siquiera me lo hubiera planteado si lo hubiese encontrado cuatro meses atrás sabiendo de quién era.

Pero hoy me es de gran utilidad.

Mi vida que hace cuatro meses y tres días que yo consideraba perfecta, dejo de serlo para convertirse en una gran locura.

-¿Estoy llamando al celular de Cyrus Spencer?-pregunto en cuanto escucho que responden.

-¿Eres quien creo que eres?-pregunta la voz del otro lado de la llamada.

Trato de hacer memoria, buscar reconocerla y hay apenas una pizca de reconocimiento pero así como llega se esfuma.

-¿Quién crees que soy?

Una pausa dramática que me mantiene con el alma en vilo y me hace sentir tentada a colgar.

-Mi esposa.

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Ansiosa de esperar a leer sus opiniones ;)

LOCURA DE AMOR EN NUEYA YORK (LIBRO 1 DE LA SERIE "LOCOS DE AMOR")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora