Capítulo 29 - Bashert

Start from the beginning
                                    

El lugar donde se había estacionado el auto era un espacio exclusivo para autos, a diferencia de todo alrededor, el suelo se encontraba cubierto por grava oscura humedecida que crujía cada que daban un paso sobre ella. Aquél espacio de grava se encontraba frente a un arco enorme de piedra tallada y vieja, que indicaba la entrada hacia un camino natural desgastado por caminatas a lo largo de los años. La entrada prácticamente se encontraba en la carretera, lo suficientemente adentro para no molestar a los autos que pudiesen pasar por ahí (en caso de que alguno tuviera que hacerlo).

-Se siente como si hubieran pasado años desde la última vez que vine aquí -Keith se encontraba a unos pasos frente al enorme arco, admirándolo con una expresión que Lance no era muy capaz de comprender.

-Es un lugar bastante bonito, si me lo preguntas -Lance avanzó unos cuantos pasos hasta donde se encontraba el pelinegro, deteniéndose justo a su lado mientras miraba hacia el camino frente a ellos.

-Si soy honesto... no lo recordaba tan bonito -Keith giró el rostro para encontrarse con un Lance bastante intrigado por el camino frente a ellos. El pelinegro tomó una respiración silenciosa bastante profunda antes de mover su mano hasta donde se encontraba la de Lance, tocando suavemente sus dedos con las puntas de los suyos-, ¿vamos?

El castaño llevó su atención hasta Keith justo en el momento que sintió su toque contra los dedos enguantados, asintiendo. Formó un pequeño gancho con los suyos para atraer por completo su mano y sujetarla firme, pero dulcemente. Keith sonrió detrás de su bufanda, abriendo un espacio para darle un lugar a los dedos de Lance y entrelazarlos mientras comenzaban a caminar a través del pequeño camino.

Conforme avanzaban, los enormes pinos a sus costados parecían juntarse cada vez más, formando una frondosa pared que separaba la vista de lo que sea que hubiese detrás de ellos, el suelo comenzaba a verse cada vez más adornado por hojas anaranjadas y cafés y algunas ramas secas y frágiles que crujían con el pasar su caminata.

Lance tenía una vaga idea del lugar al que se dirigían, la tuvo cuando visualizó un cartel de madera que anunciaba a cierta distancia un lugar en particular; era esa la razón por la que el cubano prefería esperar a que su novio le dijera donde se encontraban, equivocarse sería delicado y acertar... prefería no precipitar nada. Cuando aquél camino finalmente dejó de estar acompañado por los enormes pinos, Lance supo que había acertado. Frente a ellos se extendía un gran campo que parecía estar cubierto por un pasto orgullosamente verde a pesar de la temporada y el clima, ese campo contenía más caminos hacia diferentes secciones del terreno que llevaban a lápidas de todas formas y tamaños; incluso a lo lejos se podían visualizar algunas estatuillas de ángeles y demás figuras celestiales.

Keith se detuvo en seco, deteniendo por consecuencia a Lance a través de su agarre. Cerró un poco más el puño antes de hablar, mirando hacia el frente-. Yo... había decidido que al venir a Denver, vendría aquí. No quiero que pienses que he venido al cementerio porque estás conmigo, sé que también puede ser delicado para ti... así que si no te sientes bien estando en este lugar, puedes volver al auto y esperar -Keith llevó su mano libre hasta el puente de su nariz, apretándolo un poco mientras tomaba un poco de fuerza-. Estaba aterrado cuando lo decidí... pero sé que es el momento para mí.

-Estoy bien -Lance asintió suavemente-. Yo también tuve mi momento antes de venir a California, así que... creo que está bien para mí. Si me lo permites, me encantaría hacerte compañía.

-Gracias...  -murmuró el pelinegro antes de reanudar sus pasos, acompañado por el castaño. Cruzaron unos cuantos caminos antes de dar vuelta hacia la izquierda y caminar frente algunas lápidas, algunas descuidadas, algunas bastante conservadas.

Lance por un momento se sintió mal por aquellas que se encontraban abandonadas, pensando en que si no fuera por sus hermanos, probablemente la de sus padres luciría igual y su corazón se encogió. Sabía que los seres amados estaban contigo en cualquier lugar, pero no dejaba de ser un lugar simbólico de la despedida... ojalá pudiese tomarse el tiempo de limpiar todas aquellas olvidadas y dejar una flor a cada uno, regalándoles un poco de confort humano. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 16, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El chico llamado LANCE - Klance AUWhere stories live. Discover now