Invocación: Artoria

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Miró al cielo, mientras una luz brillaba a través del cielo lleno de humo. Ella se dejó envolver por esa luz, saliendo de ese campo maldito, teniendo la oportunidad de obtener su deseo.

Una vez se despertó en un pequeño cobertizo una noche de invierno.

Una vez, vio al joven que sería su Maestro.

Una vez emprendió el camino que cambiaría ese deseo por algo más personal. Más sincero.

Este no era ese momento.

Esta vez, escuchó la llamada y se permitió responderla, su conciencia flotando a través de los planos materiales, mientras el mana corría a su alrededor para formar su cuerpo temporal. Sintió la energía mágica fluir a su alrededor, anunciando su llegada a un nuevo lugar.

La energía mágica azul cambió a un dorado brillante, y con un estallido de energía se dispersó, dejando escapar involuntariamente una onda de choque al hacerlo. Mientras su visión se enfocaba, miró hacia abajo y vio al que la había llamado.

Sentado allí en el suelo, mirándola con los ojos muy abiertos, su expresión era de sumo asombro.

Me resultó familiar. No podía ubicar los detalles, no podía recordar el rostro, pero todavía sentía como si hubiera visto a alguien así antes.

Parecidos, sí.

Sin embargo, no es exactamente lo mismo. Básicamente, una persona diferente.

"Sirviente, Saber". -presentó, mirando al que la llamaba. "Soy el Rey de los Caballeros, Artoria Pendragon".

No estaba segura de por qué le venían esas palabras, pero le parecía correcto hacer esta pregunta.

"Ahora te pregunto: ¿eres tú mi Maestro?"

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¿Qué se puede decir del Rey Arturo que no se haya dicho ya?

Prácticamente todo el mundo en todo el mundo ha oído el nombre antes. Un héroe profetizó que salvaría el reino de Camelot de la ruina. Uno que sacó la espada de la piedra y fue anunciado como el único rey verdadero de la tierra, que se convertiría en el mejor rey que la historia haya conocido.

Una vez que alcanzara prominencia, lucharía contra numerosas fuerzas enemigas por la seguridad de Gran Bretaña. Luchó contra los romanos, los escoceses, los sajones y los pictos para defender las fronteras de Gran Bretaña. Se defendió del monstruoso Cath Palug, el destructivo Twrch Trwyth, la cruel Cynocephaly y muchos más peligros mágicos para el reino. De hecho, para siquiera reclamar el trono de Camelot tuvo que matar a su tío, el malvado rey Vortigern, después de haberse transformado en dragón.

Y, por supuesto, el Rey Arturo era conocido por unir a muchos de los caballeros más fuertes y famosos bajo un mismo estandarte. Los Caballeros de la Mesa Redonda se convirtieron en el mayor ejemplo de una reunión de verdaderos héroes, algo que todos los que asumieron el título de "héroe" seguirían incluso sin quererlo. Cada vez que piensas en un grupo de grandes héroes trabajando juntos, ellos recibieron la influencia de los Caballeros de la Mesa Redonda.

Todo esto porque el rey Arturo era un líder en el que la gente podía unirse y creer. Cada acción que tomó fue por los ciudadanos de Gran Bretaña, por su prosperidad y seguridad. Era un rey en el que todos podían confiar y admirar, sabiendo que estarían a salvo bajo la bandera de Camelot.

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