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Me estaba tomando el café en la cocina cuando escuché la cerradura de la puerta de la entrada. Miré en esa dirección, extrañada. Solo había una persona que tenía llaves.

Me quedé boquiabierta cuando vi a mi madre entrar, con la maleta arrastras y con mala cara.

Se me había olvidado que Álvaro también estaba en casa. ¡Mierda!

—Cariño, tenemos que marcharnos ya —voceó desde el baño.

Mi madre y yo cruzamos miradas.

—¿Quién es?

—¿Qué tal la abuela?

—¿Quién es? —repitió.

—Mamá, ahora no tengo tiempo de hablar.

Salí de la cocina, la entrada estaba justo después, cogí el bolso y mi madre me agarró del brazo.

Álvaro salió del baño hacia el pasillo y en cuanto levantó la mirada nos vio allí, paradas y en silencio.

Su sonrisa se apagó de golpe y llegó hasta nosotras con un semblante serio y preocupado.

Levanté una ceja y ladeé un poco la cabeza.

—¿Pero esto qué es? —Mi madre levantó la voz y con ello, apretó más la mano que sujetaba mi brazo.

—Hablamos por la tarde. Ahora me voy a trabajar. —Moví el brazo y me soltó.

—Tú —señaló a Álvaro con el dedo índice—, eres un sinvergüenza, ¿te parece normal estar en la casa de una chica sin su familia presente? No vuelvas más por aquí.

Tiré de mi chico hacia el rellano y bajamos las escaleras con prisa, escuchando, cada vez más lejos, la voz de mi madre replicando.

Resoplé varias veces hasta llegar al portal.

Quizás no estaba bien que una mujer sola trajese a un chico a dormir a su casa, pero lo hacía mucha gente, así que no sería algo tan malo, ¿verdad?

—Aisha, ¿tú sabías que venía tu madre? —No me gustó su tono.

—¿Pero cómo lo iba a saber? De ser así, no te hubiera dicho que te quedaras en mi casa.

Parecía molesto, como si yo tuviese la culpa de algo.

—Bueno, vamos a trabajar —sentenció en cuanto entró en el coche.

—¿Por qué estás enfadado conmigo? —pregunté mientras me ponía el cinturón.

—No estoy enfadado contigo.

—Pues lo parece y me gustaría saber qué hice mal.

—Nada. —Colocó su mano encima de mi muslo—. Perdona si te lo ha parecido. Es que ha sido todo un poco raro.

—Para mí también lo ha sido. Lo siento mucho.

—Tratemos de olvidarlo. —Se puso en marcha.

Llegamos enseguida y dejó el coche en su plaza del parking interior del edificio.

—Será mejor que entremos por separado —sugerí.

—Pues yo creo que es mejor que todo el mundo se entere de que estamos juntos.

—Ehhh... yo... no sé si...

Me cogió de la mano y entramos en el ascensor. No me soltó cuando se abrió en nuestro piso y tampoco mientras caminamos hacia nuestras oficinas.

Sentía que me ardían las mejillas de la vergüenza, pero tenía razón. No estábamos haciendo nada malo, solo éramos dos personas que se querían y que estaban enamoradas.

—Nos vemos para comer, cariño. —Se acercó y me dio un casto beso en los labios.

Me mordí la cara interna de la mejilla, más avergonzada que antes, y sonreí como una niña con un juguete nuevo.

Me senté en mi silla y me dispuse a trabajar cuando alguien tocó la puerta. Hice pasar a quien quiera que fuese y vi a Tamara, mirándome de una forma un tanto extraña.

—Así que... estás con Álvaro. Qué callado os lo teníais...

—Shhh... Baja la voz, por favor.

Se sentó frente a mí.

—Os deseo lo mejor, de verdad.

—¿Cómo te has enterado?

—Os acabo de ver besándoos.

—¡Qué vergüenza! —Me tapé la cara con las manos.

—¿Por qué? No es ninguna vergüenza.

—Para mí sí que lo es. Yo nunca he estado antes con un chico.

—Te refieres a... ¿Nada de nada?

—Bueno, ahora sí, con Álvaro. ¡Dios! No sé ni como he sido capaz de decirlo en voz alta.

—Mujer, es algo natural.

—Sí, pero... Aparte de con mis amigas, nunca he hablado de estas cosas con nadie.

—Puedes considerarme una amiga. Álvaro y yo nos conocemos desde siempre.

—Lo sé, me lo dijo hace poco.

—También salimos un tiempo, pero éramos muy jóvenes. Apenas teníamos quince años o así.

—¿Eh?

Muda.

Así me acababa de dejar la confesión de Tamara. Al igual que lo hizo en su momento Álvaro en casa de mi madre.

—Bueno, me voy a trabajar. Si necesitas cualquier cosa... dijo poniéndose en pie y caminando hacia la puerta.

—Sí, sí. ¡Qué tengas buen día!

¿Por qué Álvaro me ocultó que estuvo con ella? ¿Si fue algo que sucedió hace mucho y sin importancia?

Necesitaba hablar con alguien, mejor dicho, con ellas. 

AishaWhere stories live. Discover now