Capítulo 16

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Bienvenidas :) Os dejo una foto en mm de cómo me imagino a Poncho, Minerva y Sandra juntos.

Capítulo 16

Había anochecido ya cuando Sandra entró a su cuarto con dos enormes boles de palomitas. Le tendió uno a Minerva, directamente, sabiendo que su amiga lo devoraría en apenas minutos. Conservó el otro bol, el que compartiría con Poncho.

—¿Qué película ponemos?

—Yo no quiero ver una peli, ¿por qué no vemos Stranger things? —propuso Minerva.

—Yo ya la he terminado.

Minerva le tiró una almohada a su amigo, frunciendo el ceño.

—Joder, Poncho. ¡Habíamos quedado en ver la serie juntos!

El joven se encogió de hombros y le robó un puñado de palomitas a Sandra.

—Bueno, vemos otra cosa y ya está. No seas dramática.

Sandra se sentó sobre la alfombra. Los tres estaban en pijama y planeaban dormir allí esa noche: Minerva y Sandra lo harían en la cama y Poncho dormiría en el sofá de la habitación, frente a la televisión.

—Oye, ¿cómo le va a tu hermana? —Se interesó Sandra, dirigiéndose a Minerva—, ¿aprobará alguna asignatura este año?

Minerva asintió, emocionada.

—Gracias a este idiota —señaló a Poncho con un gesto tierno, a pesar del insulto—, va a sacar mejores notas de las que todos esperábamos. Mi padre está de muy buen humor.

—¿Cuánto tiempo llevaba tu padre de mala uva, tres años? —se mofó Poncho—. Y la verdad es que ha sido más sencillo de lo que esperaba, Gracia es bastante inteligente... solamente le faltaba algo de confianza.

Minerva se encogió de hombros.

—Mi hermana ha sido muy rebelde durante mucho tiempo. Hacía años que ni siquiera quería escucharme cuando le hablaba, pero con Poncho todo ha sido distinto.

La joven miró a su amigo y le sonrió con agradecimiento. Sabía que, sin él, ella no habría sido capaz de convencer a su hermana de que debía estudiar para aprobar el curso, aunque fuera por los pelos. Desde que Gracia se había quedado embarazada, lo único que hacía era quejarse y pasar los días de mal humor, encerrada en su cuarto refunfuñando.

—¿Qué pasará cuando dé a luz? —se interesó Sandra.

Minerva tomó aire y miró hacia el techo.

—No lo sé. No sabemos nada aún, pero mi padre no quiere que nos quedemos con el bebé. Piensa que Gracia no está preparada para ser madre y... no podemos permitirnos mantenerlo —admitió con cierta vergüenza.

—¿Qué quiere hacer tu hermana?

—Gracia quiere quedarse con el niño, por supuesto. No deja de ser su hijo. Pero tiene dieciséis años, no tiene trabajo y... por mucho que yo quiera ser tía, sé que el niño podría tener una oportunidad de vida más adecuada si lo diera en adopción.

La tristeza que se trasparentó en su voz hizo que Sandra se acercara a su amiga y le diera un abrazo reconfortante. Entendía que la familia de Minerva estaba en una situación muy delicada.

—Quiero trabajar este verano —anunció Minerva—, quizás si consigo algo de dinero, podríamos arreglar la situación. Además, hay una beca a la que me gustaría poder acceder... si todo va bien.

—Tienes una de las mejores notas de toda la carrera, Minerva. Seguro que te la darán.

—Pero eso implica... que todo mi verano consistirá en trabajar y estudiar todo el tiempo, sin vacaciones.

—Te ayudaremos —dijo Poncho, mirándola con convicción—, con lo que necesites: hacer ensayos, investigación, ir a trabajar por ti...

Minerva sonrió, agradecida de nuevo por la actitud de sus amigos.

—Pensé que pasarías todo el verano fuera de España, Poncho. ¿Tus padres no querían enviarte a Canadá?

Era cierto, pero Poncho prefirió restarle importancia.

—Creo que no me han aceptado —mintió—, era un programa con muy pocas plazas libres. Por cierto —decidió cambiar de tema—, este fin de semana Sophie está organizando una fiesta de despedida en su casa.

—¿Una fiesta en casa de mademoiselle Sophie? ¡Oh, la la! —se burló Minerva—. ¿Cgees que seguemos dignos de acudig a su mogada? —forzó un acento francés que arrancó una carcajada por parte de Sandra.

—¡Eh! No seas así, es muy amable al invitarnos.

—¡Debeguíamos sentignos halagados de que quiega contag con nuestga pguesensia!

—¡Minerva!

La joven se acomodó un grueso mechón de cabello negro detrás de las orejas antes de hablar de nuevo.

Paga usted soy mademoiselle Minegva, Alfonso.

—Cállate de una vez —pidió Sandra entre risas, antes de girarse hacia Poncho—, dile que iremos encantadas a la fiesta. Y que gracias por invitarnos.

—Deberías traer a Krystian —propuso Poncho—, es una fiesta tranquila, nada salvaje. Así quizás podamos conocerle mejor.

Sandra resopló ante las palabras de su amigo. No creía que Krystian aceptara la invitación, ya que quizás se trataba de un evento demasiado público. Al fin y al cabo, ellos dos no eran nada, se encontraban muy lejos siquiera de estar saliendo así que él no tenía ninguna razón para querer ir con ella.

—Se lo propondré —prometió ella.

—¿Vemos una serie de una vez? —preguntó Minerva, impacientándose—, ya casi me he acabado las palomitas.

No mentía, mientras el bol que compartían Sandra y Poncho aún permanecía casi intacto, el de Minerva ya mostraba los granitos de maíz que no habían explotado en el microondas. Poncho no pudo evitar poner los ojos en blanco a la vez que tomaba el recipiente de manos de Sandra y volcaba la mitad de su contenido en el bol de Minerva, que pareció feliz de nuevo al ver repuestas sus reservas.

Después, por fin se pusieron de acuerdo en cuanto a la serie que pasarían viendo las próximas tres o cuatro horas. Sandra pensó que sus amigos la llenaban de felicidad y que, independientemente de cuál fuera la situación con Krystian y sus sentimientos, era más que afortunada por contar con esas personas en su vida. Al contrario que la mayoría de relaciones interpersonales que tenía, su amistad con Poncho y Minerva era tan sólida como el acero.


Hola amores <3 Mil gracias por pasar por aquí, sé que es un capítulo cortito, así que muy muy pronto tenemos el siguiente.

Espero que os esté gustando la historia, si es así, por favor votad y comentad  para seguir dándome ánimos y amor jaja.

Os comento que estoy trabajando en una de mis novelas favoritas, se llama Lo llaman Karma y podéis encontrarla en mi perfil. ¡Espero que os guste!

Mil besos,


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Cada centímetro de ti.Where stories live. Discover now