Capítulo 2

457 45 19
                                    

Os dejo una foto de Krystian en multimedia <3


Capítulo 2


—Está bueno el amigo de tu hermano, eh —comentó Minerva.

—¿Ah, sí? —preguntó Sandra, como si no se hubiera percatado.

—Ufff... como un tren. Intentaría ligármelo pero...

—¿Pero qué?

—Pero estás completamente enamorada de él. Seguro que me matarías.

Sandra sintió que el mundo se le caía encima mientras caminaban por la calle, de camino a su casa. Había anochecido ya y las luces de los comercios adornaban cada pequeño rincón de San Julián.

—Dime que no se me nota mucho.

—Yo lo he visto muy obvio —apuntó Poncho—. Es que has puesto una cara muy rara, yo creía que te ahogabas.

—Se te han caído las bragas cuando te has dado cuenta de que estaba allí —opinó Minerva—. Parecía que te ibas a poner a llorar.

—¿A llorar? —preguntó Sandra preocupada—. No me digáis eso, ¡qué ridículo más grande he hecho! Pero es que no me lo esperaba, me ha pillado tan, tan... de sopetón. ¿Creéis que Nando se ha dado cuenta?

—Nando no se entera nunca de nada, por eso no te preocupes.

—¿Y él?

—¿Mister Krystian el empotrador? No, yo creo que no. Parecía un poco ausente, como si se hubiera metido un par de dosis de morfina y estuviera de vacaciones mentales en las Maldivas.

Sandra golpeó a su amiga en el brazo con confianza.

—Me ha dicho mi hermano que estaba muy deprimido. Se casó hace tres años y he oído que últimamente estaba mal con su esposa. Si se ha ido de casa, eso solo puede significar que...

—¿Se han peleado?

—O lo han dejado definitivamente.

Minerva apretó los labios pintados de Russian Red y se quedó pensativa unos segundos. Se detuvieron en la parada de autobús en la que Sandra siempre tomaba el transporte que la llevaba hasta su casa.

—No creo que la mejor idea del mundo sea que te metas con un tío casado.

—Además, ¿cuántos años tiene? —preguntó Poncho.

—Treinta y uno... ¡ah, no! Ha cumplido ya treinta y dos. No sé... ¿es tan mayor?

—Pues te saca doce años. Yo diría que ha corrido más carretera que tú, desde luego.

Sandra se mordió los labios, nerviosa.

—Pero es Krystian... llevo pensando en él desde que tenía ocho años y mi hermano lo traía a casa para jugar a la Play Station.

—¿Y cómo es que me vengo enterando ahora de que mi mejor amiga tiene un amor platónico secreto? —preguntó Minerva.

—Porque nunca me he visto con ninguna posibilidad con él. Pero ahora... soy adulta y todo apunta a que él está soltero.

A su lado, Poncho se encogió de hombros.

—El razonamiento tiene sentido, la verdad.

—Invítalo a tu cumpleaños y os intentamos liar. A ver si le animamos un poco y se le quita la cara de haber visto Titanic.

Cada centímetro de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora