CAPITULO 48

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Alessia.

—¡Carajo, Alessia! —Grita una voz casi preocupada tras el hombre frente a mí—. ¿Por qué demonios saliste así del centro comercial? Estaba preocupada por ti.

Alessandro, que no ha dejado de mirarme, se tensa, notoriamente inquieto por la presencia de nuevas personas en nuestra reunión.

Estoy angustiada, por mí, por Matteo y por la situación en general. Sin embargo, me giro en dirección hacia una Julia que viene corriendo y se me lanza a los brazos, provocando que frunza el ceño. Alessandro también lo hace, dándoles una mirada por encima del hombro a los de seguridad que siguen los pasos de mi amiga para llegar a nuestro encuentro, sin saber que acaban de interrumpir la mirada frívola de su jefe sobre mí.

—Yo...me sentía agobiada y necesitaba aire, solo quería... —No encuentro nada que decir, no tengo una excusa practicada y no quiero hablar frente a todos sin contarle todo a Alessandro o a Salvatore primero—. ¿Cómo supiste que estaba aquí?

—Alessandro llamó a Aldo para preguntar por ti cuando te estábamos buscando, usamos el rastreador de tu teléfono —explica Julia como si fuese obvio con una mirada calmada en sus ojos—. No pensé que vendría por ti de inmediato. —Sus ojos se clavan en él—. ¿Todo está bien?

Alessandro asiente.

—Alessia y yo tenemos que hablar, deberían dejarnos solos...

—Eso no será posible —interviene Aldo—. Como lo dicta el protocolo, le avisamos a Salvatore de la temporal desaparición de la señorita y cuando la encontramos por medio del rastreador, nos pidió que la lleváramos de inmediato al club, quiere asegurarse de que está bien por su propia cuenta.

Alessandro se remueve de mala gana, clavando los ojos impasibles en mí en una clara advertencia.

—¿Salvatore sabe donde estamos? —indaga con fiereza, como si no le gustara no asumir el control.

Aldo asiente y sé que él piensa lo mismo que yo, si Salvatore lo sabe, no tardará en venir si no vamos. Sin embargo, necesito conseguir respuestas, necesito hablar con Alessandro y que me diga dónde tienen a Matteo o si está bien, necesito saber que mi hermano está a salvo.

Sin embargo, Alessandro parece decidido a hacerme sufrir porque cumple con las palabras de Aldo y me insta a subirme al auto conducido por uno de los de seguridad mientras que él nos sigue en el suyo. Ignoro las preguntas de Julia en el camino, solo respondo a medias sin saber qué hacer o decir y únicamente pensando en la vida de mi hermano del cual no sé absolutamente nada. Tengo tanto miedo como el día que escapé. Si mi padre se entera, vendrá por Matteo y lo castigará por no hablarle con la verdad sobre mí.

No llegamos a inferno como lo espero, sino a un club más alejado y en el que varios hombres custodian la entrada. Solo reconozco a Raphael, uno de los hombres más cercanos y del circulo de confianza de Salvatore. Alessandro ya está en la entrada y Julia es llevada a casa una vez yo me bajo y soy guiada por Alessandro al interior del club que parece clausurado.

Son poco más de las cinco, debería estar abriendo sus puertas, pero no parece ser el caso. En su lugar, no hay camareras a la vista, solo hombres dispuestos en el interior con las luces encendidas, como si esperaran un ataque inminente que me deja un nudo en la garganta.

Con cada paso que doy, me siento expuesta y perdida. Alessandro no dice una palabra, pero siento su mano tensa en mi espalda, guiándome y empujándome a continuar.

—Tu y yo no hemos terminado, Alessia. Esta misma noche me dirás la verdad —advierte.

—Alessandro.

SALVATORE [+21]Where stories live. Discover now