CAPITULO 22

62.7K 5.5K 1.3K
                                    

Salvatore.

Si Alessandro dimensionara la magnitud de las ganas de golpearlo que me invaden cuando interrumpe mis reuniones con sus malditas llamadas, no llamaría en absoluto para hablar estupideces.

Daniel Morelli levanta la mirada de los documentos que le he entregado para luego escanear mi rostro con duda al ver que no atiendo a las llamadas de mi hermano, creyendo que algo anda mal con la situación en general.

—¿Por qué no respondes? —Suelta una ligera carcajada que no expresa más que falsedad ya que sus facciones se mantienen cautelosas al registrar como empujo el teléfono en mi bolsillo—. ¿Pasa algo?

—Necesito irme, eso es todo. El resto no te importa.

Sella sus labios, apretando sus dientes en el proceso. Espero que mi tono deje claro que no estoy para sus juegos, mucho menos cuando me sacó de mi maldita casa para reunirnos por una tontería que podía esperar a mañana.

Sin embargo, pese a mi renuencia por darle información, sabe que tiene la espalda cubierta con sus hombres afuera al igual que yo con los míos dentro. Esta vez no pude prescindir de Sandro, el cual mantiene sus ojos inexpresivos en Morelli.

Las reuniones con tan poca antelación no me gustan, pero la información que recibo de Daniel lo vale así que asumo que su premura de entregarla era conseguir el pago por ella.

—No deberías estar haciendo negocios con los...

Sus palabras vuelan en el aire quedando suspendidas en el vacío con el estruendo de la puerta de metal el cual nos obliga a todos a sacar nuestras armas apuntando ciegamente a las dos mujeres que entran con sus rostros llenos de sonrisas satisfechas soltando un cuerpo ensangrentado a sus pies.

Detallo a uno de los hombres que trajo Morelli con una sonrisa permanente en el cuello que desborda sangre a chorros. Daniel se queda petrificado, pero la furia usurpa la conmoción para quedarse.

—Salvatore. —La seductora voz de Anastasia es baja, pero su sonrisa es tan amplia que me hace apretar los dientes.

¿Qué coño está haciendo esa maldita?

—¿Qué haces aquí?

—¿Podemos hablar? —Señala la puerta y mil preguntas vuelan en mi cabeza sin respuesta alguna en la superficie—. Te gustará lo que tengo por decir.

—Pero, ¿qué demonios significa esto, Ice? —Morelli no esconde su rabia, da un paso a ella, pero Sandro rápidamente lo apunta a él, deteniéndolo en su intento por ponerse de pie.

Sandro sabe que si algo le pasa a Anastasia en mi territorio la guerra que se avecinaría sería mil veces peor que cualquiera con Daniel Morelli.

—Siéntese, señor —Lo señala la castaña a la que quiero ahorcar por este espectáculo.

De no ser por mis hombres rodeándonos y por la supuesta alianza entre nuestras familias, yo ya habría caminado a ella y exigido respuestas mientras mi cuchillo se entierra en cualquier parte de su cuerpo para hacerla sufrir.

—Anastasia —mi advertencia hace que cierre la maldita boca.

Los problemas que se me vienen encima con Daniel Morelli son incontables gracias a ella. ¿Qué coño cree que hizo al venir aquí, maldita sea?

La forma en que me mira hace que cada maldición que quiero lanzar en su dirección se atasque en mi garganta, la cual se cierra cada vez más a medida que caminamos en dirección a la salida donde en medio de la oscuridad se acerca a mí con determinación, como si no le importara en absoluto que puedo explotar en su dirección.

SALVATORE [+21]Where stories live. Discover now