CAPITULO 43

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Alessia.

Por más que lo intento, no consigo mantener alejados los pensamientos malintencionados y cargados de dudas que azotan mi cerebro como látigos ardiendo en llamas.

Salvatore no se percata de mi nerviosismo al momento en que llegamos a Dublín, un lugar que dejé atrás hace años, cuando papá decidió que nos mudaríamos a Waterford, el sitio que me vio crecer en medio de una casa llena de dolor.

No sé que hacemos aquí, Salvatore solo dijo que tenía un asunto importante. Y luego, no aceptó un no por respuesta cuando traté de evadir la afirmación que hice al decir que vendría. Él solo se metió en mi habitación, empacó lo primero que encontró y no vaciló al llevarme al auto que nos llevó al aeropuerto donde su avión privado nos trajo a Dublín.

—¿Para qué querías que viniera contigo? —indago con las manos en el regazo una vez estamos al interior del auto.

No puedo evitar sentirme angustiada, como si estuviera encerrada en una caja sin escapatoria alguna. Mil escenarios se me pasan por la cabeza, y en todos ellos acabo de nuevo en casa de mi padre. A pesar de estar en ciudades diferentes, me siento agobiada.

—Te dije que no irías al trabajo. —A pesar de que veo el brillo en sus ojos, no consigo hacer más que asentir, sorprendiéndolo al no refutar o quejarme—. Alessia.

Mi cerebro está en otro lado, como en una nube de la que quiero bajar y no puedo. Estoy por hablar cuando su teléfono suena, interrumpiendo su desconfiado recorrido por mi rostro en busca de respuestas. ¿Qué demonios le digo?

—¿Qué, Alessandro? —Su voz sale como una advertencia, una que no va para mí, pero sí para su hermano al otro lado de la línea—. A mí no me interesa si Venturi no se está apoyando en las familias pequeñas, me da igual a quienes tiene de aliados, lo que me importa son sus malditos enemigos en Italia además de mí.

Venturi.

Él ha estado discutiendo mucho con Alessandro al mantener ese apellido entre ambos. No conozco al hombre, lo único que sé es que tiene la furia de Salvatore dispuesta solo para él, al igual que la antigua mujer con la que intimaba. Julia no habla mucho del tema, pero dice que las cosas siguen tensas entre ellos.

—¿Hablaste con ella? —le pregunta, como si estuviera cortando la respiración. El temple enojado que mantiene lo hace lucir tenebroso y al mismo tiempo, un aire de atractivo poder lo rodea sin siquiera intentarlo. Es ese aire el que hace que otros corran, huyendo de él—. Dile que voy de camino y, que si sale, se atenga a las malditas consecuencias.

Él le cuelga a Alessandro antes de siquiera darle la oportunidad de refutar y sé que probablemente el hombre refutaría porque por lo que veo, no están en la misma página.

—¿A dónde iremos?

—A visitar a una familiar —responde a secas, con los vestigios del enojo que dejó su llamada saliendo a la luz—. Luego, te follaré en el hotel.

—¿Ese es tu plan? ¿Para eso me trajiste? —Trato de relajarme, mirando al asiento del conductor al hombre que ni siquiera se inmuta por las palabras de Salvatore.

Tal vez las ha escuchado mucho viniendo de la boca de este hombre, tal vez incluso ha tenido que ignorar a Salvatore con sus conquistas.

—Digamos que quería tenerte para mí solo —revela, pero no hay nada más que sardónica diversión en sus ojos—. Pero tenía este viaje pendiente desde hace semanas.

—¿Es alguna prima?

—La ex de uno de mis primos. —Se encoge de hombros sin mirar por la ventana como lo hago yo, atenta a las calles brillantes de Dublín que recuerdo muy bien—. Ella reniega de la familia.

SALVATORE [+21]Where stories live. Discover now