Eres tú

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Amelia

Siento mi cuerpo más liviano que antes, los cuidados que me han dado al parecer dan frutos porque ya puedo sentir mi garganta, siento como alguien acaricia minrosyro y se que no es Steve porque este perfume no es de él, con cuidado abro los ojos y ahí está papá, creí que no llegaría hasta mañana con eso que estaba de viaje.

– Hola papá – acerco mi rostro a la palma de su mano que acuna mi rostro.

– Hola princesita – toca mis mejillas – ya no estás con fiebre – asegura dejando el paño a un lado.

– Gracias por venir – le sonrió mientras él besa mi frente.

– Siempre estaré ahí cuando me necesites – empieza a buscar algo en sus bolsillos – ah si, aprovechando mi viaje te compre algo – con cuidado sacó algo envuelto.

– ¿Qué es? – aun con mi cabeza en la almohada inclinó la cabeza intentando ver su forma y ver que podría ser.

– Miralo por ti misma – me ayuda a respaldarme en la cabecera de la cama, al estar ahí me da el regalo, con mucho cuidado abro la envoltura intentando no destrozarlo, algo que me gusta es conservar los papeles de envoltura, se que es algo muy raro pero me recuerda todas las veces que las personas han pensado en mí al envolver cualquier presente. Al desenvolver por completo el regalo veo que no solo es un regalo sino que dos dos, son dos cajitas que al abrirlas revelan un collar y una pulsera – y... te gusto?.

– Me encanto papá pero sabes que no me gusta que gastes dinero en mi – saco el collar de su caja para entregárselo a lo que él niega con la cabeza.

– Es tuyo y sabes que para mi no eres un malgasto, eres mi niña de la que estoy orgulloso – toma el collar de mis manos pero para ponerlo en mi cuello, cuando está puesto veo que los dos collares que me ha regalado están juntos.

– Están juntos – los muestro a lo que él sonríe con un asentamiento.

– Así vamos a estar siempre juntos – se sienta a mi lado para rodearme en sus brazos.

– Papá.. – no me deja terminar.

– Solo piensalo Addy, se que puedo ser muy duro con esto de dejarte ir pero eres como mi hija – se apaga al pronunciar hija, conozco perfectamente esa historia, el junto con mamá estaban esperando una niña pero mamá lamentablemente tuvo un aborto, siempre tuvieron la ilusion de cuidar una niña asi que cuando apareci despues de unos poco años ellos me tomaron una cariño unico, más bien papá empezo a quererme porque mamá siempre lo hizo.

– Por eso mismo papá debes poner mi felicidad por sobretodo, se que irme no estaba en nuestro planes cuando era pequeña pero respeta mi decisión por favor – siento como mi cabello se moja, papá odia que las personas lo vean llorar inclusive yo por eso es que no he alzado la mirada, se que se sentía terrible.

– No me pidas que te deje ir – responde después de varios minutos de calmar su llanto – eres mi hija – lo dice de una manera tan paterna que me hace sentir la más afortunada – eres mi única hija a la que no he podido dar todo lo que se merece así que no me pidas eso, no pidas dejarte ir antes de graduarte, no me pidas dejarte ir antes de cumplir todo lo que has soñado.

– No me iré papá, prometo quedarme aquí el mayor tiempo posible que mi corazón resista – no puedo romper su corazón en estos momentos, quedaría devastado.

– Eso espero princesita, aun debemos hacer varias cosas – apoya su mentón en mi cabeza mientras limpia sus lágrimas.

– ¿Cómo que?

– Cómo enseñarte a pintar, enseñarte a andar en caballo, enseñarte a hacer un muñeco de nieve – cada cosa que acaba de decir son cosas que de pequeña me prometió enseñarme a hacerlas, aunque hay algo que se olvido o más bien no quiso decir porque no quiere hacerlo.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora