La ilusión del primer vestido

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Emilio

Cuando Amy entro a mi habitacion se veia muy hermosa, mas que de costumbre, ese vestido la hace ver muy hermosa, lamento mucho que Vale haya tenido un mal comienzo con ella solo que todo fue culpa de Armando que llamó a Amy por el apodo que solía decirle a mi hermana, es muy amable de parte de Amy traer un vestido para Vale, la verdad es que Martina no le ha querido comprar un vestido porque decía que el dinero no estaba para ser desperdiciado a nuestro antojo cuando ella era la que vivía gastado en compras y viajes.

– Ves pequeña te dije que ella no estaba molesta contigo – señaló la puerta por donde salió.

– Me cayó muy bien, además es muy bonita y no se parece en nada a Steve o a Martina.– me dice muy feliz.

– ¿Quieres que te diga un secreto? – me agacho a su altura para hacer más misterioso lo que voy a decir - ella es la chica del parque – ella chilla emocionada ya que le he contado muchas cosas de ella.

– No creí que fuera ella – susurra – pero ahora me alegro mucho de que lo sea – me abraza.

Unos toques en la puerta nos avisan que Amy ha llegado, cuando llega la veo con más de seis vestidos en su mano.

– No sabia cual te podría gustar así que te traje todos estos – los deja en mi cama – amm ven acá y elige el que gustes – le dice algo incómoda pero amable a mi hermana la cual me suelta y se acerca a ver los distintos vestidos, Amy aprovecha que mi hermana está fascinada viendo los vestidos para acercarse a mí y tomar mi brazo, algo que he aprendido de ella es que le gusta tomar los brazos de las personas al caminar pero solo cuando tiene cofianza.

– Gracias por prestarle uno de tus vestidos a mi hermana – le agradesco a lo que ella aprieta mi brazo en señal de que la regrese a ver.

– No se los estoy prestando – me mira a los ojos para después desviar su mirada y ver a mi hermana – se los estoy regalando – sonríe – a pesar de que no la conozco muy bien quiero que tenga una parte de mi, la forma en la que ve los vestidos me recuerdan a mi la primera vez que me confeccionaron uno – apega su cabeza a mi brazo – mi madre solía decir que comprarme la ropa que quisiera era hacerme mimada y egocéntrica, siempre lo decía a pesar de que casi nunca le pedía nada - suspira – pero sabes mi mamá Martina me hizo un vestido con sus propias manos que cuando lo vi quedé fascinada al igual que tu hermana ahora, lo adore tan preciadamente que aun lo tengo guardado – sonríe como si lo estuviera recordando – por eso se la alegria que se siente tener algo que nunca tuviste, se que los va a cuidar y eso me hace muy feliz - me regresa a ver a lo que aprovecho para darle un beso en la frente.

– Eres grandiosa Amy – no puedo creer que me encontré a una persona tan pura como ella, ella era la medicina necesaria para este frío corazón que está cayendo ante ella provocando que todas las capas de hielo formadas a su alrededor se vayan derritiendo dejando que ella pueda entrar tan profundamente como lo desee.

De un momento a otro ella se aleja de mí para acercarse a Vale, empieza a colocar los vestidos sobre su ropa viendo cual le queda mejor, la trata como si fuera una muñequita e inclusive si la llega a rozar se disculpa a pesar que una simple rozada no la va a quebrar, no cabe duda que es la indicada. Cuando eligen el vestido de mi piden salir de mi habitación y así permitir que se cambien, no voy a esperar afuera de la habitación hasta que estén listas así que bajó a la cocina para comer algo a pesar de que recién pasó el desayuno el cual ni como mucho por el incidente ocurrido, al estar por entrar a la cocina escucho la voz alterada de Martina y Armando intentan calmarla así que me escondo para escuchar todo lo que digan.

– Ella tiene derecho a conocerla, toda la vida ha estado a un margen pero ya está cansada, merece así sea hablar con ella un momento – intenta hacerla reflexionar Armando con Martina.

– No me importa lo que ella quiera, no voy a dejar que se le acerque – suelta muy enojada – yo la he cuidado casi toda su vida como para que ella quiera aparecer y alejarme de su lado, acaso ella estuvo en sus recitales de danza o acaso ella vio cómo durmió emocionada esperando al ratón de los dientes cuando se le cayó su primer diente? Ella no ha hecho nada de eso, yo soy su única madre– reclama.

– Entiende que si no habla con ella va a buscar la manera de decirle toda la verdad – escucho la voz de Armando demasiado preocupado – no se puede enterar de nada asi que mas te vale buscar la manera de que ellas hablen.

– ¿Qué quieres que haga? – se burla – acaso quieres que la traiga a mi casa - resalta el "mi" – y obligarla a que hablen? Porque no lo haré.

– Deja de ser terca Martina – escucho como golpea la mesa con fuerza - que parte de que le dirá todo no entiendes? Acaso quieres que la aleje de nuestro lado estos últimos seis meses? – se forma un silencio en la cocina.

– No – responde ella después de unos minutos – si ella quiere verla tendrá que hacerse pasar por otra persona, no quiero que le diga cosas que revelen la verdad – advierte.

– Se lo diré, ahora cambia esa cara que en unos minutos llegan las modistas – avisa, al escuchar pasos acercándose a donde yo estoy, salgo corriendo para que no me vea, mientras me dirijo de vuelta a mi habitación me quedo pensando en lo que hablaron, de que señora estarán hablando y porque quiere hablar con Amy, halla quedó muy claro que es sobre ella.

En las escaleras me encuentro con Amy riendo junto a Vale agarradas de la mano, mi pequeña hermana se ve tan linda con esa sonrisa que no he visto en varios años, tal vez Amy también fue la cura que ella necesitaba.

– ¿Por qué tan sonriente señorita? – tomo las dos manos de mi hermana.

– Porque ya quiero ver a Ame con todos los vestidos – sonríe – además ella me va a mandar a hacer uno para mi – miro a Amy la cual está muy sonriente, solo espero que Martina no la hable por mandar a hacer un vestido para mi hermana.

– Eso es increíble pequeña – besó su cabeza – quédate con Amy si? Yo voy a salir a hacer unas cosas – ante esto tanto Vale como Amy me miran con el ceño fruncido – vuelvo en una hora – salgo de ahí antes de que me enloquezcan con preguntas.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora