El falso cariño

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Amelia

Me gusta estar con Emilio, mas despues de lo que paso en ese evento, no puedo dejar de pensar en cada expresión de Emilio al ver como Armando estaba conmigo o más bien como me consentía, ya me habia dado cuenta de que Emilio no tenía una buena relación con su padre ya que las veces que he intentado hablar de él cambia la conversación o me distrae, pero nunca creí que el Armando que conozco tendría una mala relación con sus hijos que ahora se que tiene porque siempre fue muy bueno con Steve, pero las apariencias engañan dicen por ahí.

Otra cosa que me hace pensar más que nada es que hoy después de tanto tiempo volvi a ver a Steve, una parte de mi corazón sabía que lo extrañaba mientras que la otra parte junto con mi cabeza me hacen recordar todo lo que sufrí con él, me hizo sentir la peor persona existente, creí que lo que sentíamos era una palabra tan fuerte como el amor pero para los dos ese concepto es muy distinto, para mi era aguantar todos su engaños mientras que para él era saber que lo perdonara ante cada engaño, pero la historia no es tan corta como parece.

En este momento no quiero recordar esos traumas así que me concentro en Emilio, para ser sinceros los dos nos vemos muy graciosos, el con la camisa cortada y yo con zapatillas y un vestido cortado, antes de salir del auto nos damos una última mirada junto con asentamiento, ni bien salimos puedo ver como algunas personas nos miran con horror mientras que a otras no les importa, no hago caso y me acerco a él para tomar su mano.

– Tal vez no te gusten los abrazos pero me conformo con tener tu mano – muestro nuestras manos entrelazadas, él me sonríe muy cómodo – ¿que vamos a hacer primero? – saco dinero del bolsillo secreto de mi vestido para pagar la entrada pero el se adelanta y paga – gracias – le doy un apretón a su mano – no se por cual juego comenzar así que elige uno – señaló todos los que hay.

– Ya se – me dirige a un puesto donde debes acertar los dardos y a cambio ganas un peluche.

– ¿Estás seguro? – crei que escogería otro juego como la montaña rusa pero vaya que está lleno de misterios que pienso descubrir así sea de a poco.

– Vez ese monito de ahí – señala un peluche que está exhibido como premio – lo voy a ganar para ti - dice muy confiado, sé que estos juegos estan truqueados pero no digo nada, solo quiero que se divierta y concentre su mente en algo distinto a lo de hace rato.

– No creo que lo ganes – intento darle apoyo pero hay que ser honestos a la vez.

– ¿Qué pasa si gano? – lo veo muy confiado así que no pienso perder la oportunidad de perder un desafío.

– Si tu pierdes vamos a hablar de tu padre – digo aunque no lo haría solo que podría ser un buen incentivo para que gane.

– Me parece justo - no está para nada en acuerdo - pero si yo gano me vas a responder una pregunta, aceptas? - estira su mano en mi dirección para estrecharla con la mía.

– Acepto – estrechamos manos, el señor encargado del juego le da los dardos para que empiece a jugar, veo como se prepara, estoy segura de que no lo va a lograr, sus probabilidades son minimas - tu puedes Lio - le creo un apodo, el se sorprende ante el apodo pero al parecer le da más confianza, en menos de lo que pestañeo el tira todos los dardos al centro? Acabo de perder, o demonios degana le hice caso a ese programa que dice que los juegos estan truqueados, por su culpa perdi.

– Deme ese por favor – le dice al señor mostrando el mono que prometido ganar, el se lo da y se acerca a mí con una sonrisa de victoria – te dije que iba a ganar – yo arrugo mi nariz en desacuerdo – ten – estira el peluche a mi lado – tómalo como un bonus de la semana - no comprendo al inicio pero al señalar mi pulsera comprendo todo.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora