Un regalo especial

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Amelia

Es emocionante tener hoy la segunda aventura aunque no quería despertar tan temprano un miercoles por la mañana, me sorprendió mucho recibir un mensaje o buenos varios mensajes a la tres de la mañana de Emilio diciendo que debía ponerme ropa deportiva, llevar una manta y algo para comer en el camino, en verdad creí que se había olvidado de mi ya que no hemos hablado y la última vez que estuve en casa de papá Armando, él no regresó hasta las horas en la que yo estaba ahí, supongo que llegó más noche y no lo pude ver.

Al fin estoy lista pero tengo un debate interno, Lio dijo que vendría a recogerme a las 4:10 a.m pero aun falta media hora así que no se si meterme a las cobijas y dormir media hora o bajar a desayunar, lo llevo pensando unos cinco minutos y vaya que la última no es una opción, entre semana mi padre se levanta más temprano que de costumbre para llegar más rápido a su empresa y lo he estado ignorando desde el domingo así que no puedo topármelo en la cocina, ademas solo me quedan 25 minutos para dormir así que definitivamente ya no lo haré.

Suelto un gemido cansado pero decido llamar o más bien molestar a Esteban, no hemos estado en mucho contacto porque lamentablemente su padre tuvo que ir a un viaje de negocios y como su madre siempre acompaña a su esposo no lo dejaron quedarse aquí a pesar de que inclusive llame a su madre pero ella dijo que debía llevarlo porque tenía una cena importante allí y tenían una sorpresa para él de la cual aun no estoy enterada.

– ¿Cómo estás Lia? – escucho la voz de Esteban, no cabe duda que lo he extrañado mucho.

– ¿Cómo está el futuro empresario Laboy? – usó un tono como si hablara con la realeza o algo por el estilo – respondiendo a tu pregunta estoy bien pero enserio te extraño.

– Yo igual te extraño pequeña, en verdad no se para que me trajeron aquí – se queja y puedo escuchar claramente como se tira a la cama.

– Tu padre no dijo que era algo de negocios? – nuestros padre siempre se han preocupado de crear grandes herederos así que desde pequeños solían llevarnos a sus viajes de negocios para conocer a los hijos de otros empresarios e intentar emparejarnos, esa idea la odie desde el momento en el que la supe así que deje de ir a esos viajes sin importar cuanto me regalaran o castigaran.

– Eso dice él pero creo que ha llegado lo que tanto estaban esperando nuestros padres – aunque no este con el se que esta con una cara asustada.

– Te vas a comprometer – suelto de inmediato ya que pensamos lo mismo, como no lo pensé antes, ese día del evento catastrófico nuestros padre intentaban convencernos de ir a un viaje juntos y ahora lo entiendo, él viaje en el que está Esteban era ese viaje planeado, carajo – mierda – suelto sin pensar.

– ¡Ey! Esa boca – me regaña Esteban pero qué más puedo decir, no crei que seria capaces de hacerlo sin siquiera graduarnos, supongo que saben que en unos meses ya podremos hacernos cargo de sus empresas y claro ya tenían todo listo, pero me parece estupido que me hayan querido convencer de ir al viaje cuando ya no viviré para sentir la experiencia del matrimonio arreglado.

– Lo siento pero wow – me he quedado sin palabras, no se ni quien será la chica que se case con mi mejor amigo.

– ¿Qué voy a hacer Lia? Me quiero casar pero no ahora y qué pasa si esa chica quiere tener hijos – demonios, está entrando en pánico y quien no lo estaría, de seguro no ha visto en su vida a esa chica y ahora debe casarse con ella sin aun conocerla.

– Bueno, esperemos que sea guapa para que al menos tus hijos tengan sus genes – intentó bromear solo que no escucho ninguna risa de su parte – ya perdón, fuera de bromas conocela y si no te gusta no le pidas matrimonio y listo – explico como si fuera lo más sencillo del mundo pero claro las cosas no son así.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora