Hasta las piedras tiene corazón

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Emilio

Pasar el día con ella sin duda mejoró mi estado de ánimo pero claro como siempre entrar en la casa daña todo lo que se separará en el día, tan solo ver a la esposa de mi padre en la sala hablando gustosamente con su hijo hace que me den náuseas. Quiero pasar desapercibido pero claro ahí va esa escoria con su voz irritante.

– ¿Vas a ir hoy a la reunión? – me pregunta, en verdad quiero golpearlo más para que ahora sí tenga una razón para pensarlo dos veces antes de hablarme.

– No tengo porque responderte – sigo caminando.

– No creo que este año te lleve mi padre porque este año voy a ir yo – camino hacia él y lo miró con furia, él nunca ha querido ir como para que esta vez vaya cuando ya fui informado de que iría yo.

– Eso es mentira – lo desafío – halla solo van hijos legítimos no bastardos – le doy una sonrisa de suficiencia al ver su cara roja de furia.

– Voy a ir yo – intenta asustarme pero solo provoca una risa burlona de mi parte.

– Si claro, a la próxima inventate una mentira mejor – lo dejo ahí quejándose con su madre de que no es justo y que su padre ya se lo había prometido.

En mi habitación me miro al espejo manchado la punta de la nariz, ay Amy aunque no estes conmigo haces que te recuerde, niego con la cabeza antes de ir a bañarme, cuando salgo me cambio para estar listo a la hora de que llegue mi padre, no puedo quitar de mi mente la forma en la que Amy miraba la pulsera con tanta adoración sin importar que no haya sido un regalo tan costoso, se que eso demuestra que es una chica valiosa y muy diferente a la demás, su rostro sería capaz de iluminar un auditorio completo.

Con tan solo mirarla algo dentro de mí se enciende y se que sonara muy cursi pero nunca había experimentado algo parecido, al inicio me asusto pero se que no debo tenerlo sino solo hacerla reír y disfrutar el sonido de esta, como siempre irrumpe mi padre en mi cuarto haciendo que cambie mi rostro de felicidad por uni neutro.

– Tu hermano me comentó acerca de la discusión que tuvieron – me mira y asiente al ver que escogí el traje adecuado.

– Tu hijo discutió conmigo – respondo pero claro él no se lo va a creer ya que a él lo tiene en un pedestal.

– Él no dijo eso – ya lo sabía, quien es tan imbécil como para decirle la verdad a su padre.

– Me vale lo que haya dicho – me pongo frente a él – si me crees o no es tu problema – me alejo de él, ahí es cuando me da la peor noticia.

– Esta vez vamos a ir con tu hermano – lo regreso a ver de forma brusca – no me mires así Emilio, él va a ir con nosotros y si no te parece tu no vas y punto – sale a paso firme de mi habitación.

Debo ir porque no le pienso hacer un favor al no ir, en toda la noche no voy a cruzar palabra con el asi que tomo mi celular y salgo de ahi, en la sala esta esa escoria mirandome como si hubiera ganado esta guerra ya que de seguro piensa que no iré pero mi padre le avisa que iremos los tres, regresa a ver a su madre la cual le hace una señal de que se comporte y con eso salimos de la casa. En el camino no decimos nada hasta que llegamos y nuestro padre nos habla.

– Se van a comportar, no quiero que me hagan quedar mal - nos dice a los dos – arriba está la hija de uno de los mayores empresarios y mejor amigo, les voy a presentar con ella y tu en especial – señala a Steve – no quiero verte junto a ella, les convencería de que deben hacer lo posible para comprometerse con ella pero no quiero que intenten nada, ella es muy valiosa inclusive para ustedes que son mis hijos – su hijo suelta una risa que muestra que no va a hacer caso a nada de lo que dijo.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora