La pelea por la busqueda

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Emilio

Fue extraña la manera en la que Amy se despidió de mí pero al menos me dio una sonrisa y se que la veré mañana así que arranco el auto en dirección a mi casa que no está a más de cinco cuadras de aquí por lo que no será un problema venir a verla, me sorprende no haberla conocido antes en alguna reunión de nuestros padres ya que por lo que tengo entendido ellos son socios y por ese motivo es que la reconocí cuando me mostraron su foto, fue muy especial estar con ella todo el día, después de mucho tiempo volví a sonreír pero ahora debo volver a ser el Emilio narcisista de siempre.

Llego a mi casa y estaciono mi auto a un costado del auto de mi padre el cual supongo ha de estar furioso por la desaparición de su amado hijo, camino a la sala principal donde escuchó la conversación de mi padre con esposa, a ella no la puedo considerar mi madre ya que cuando llegó a esta casa me trato a mi y a mi hermana como una basura poniendo a su hijo siempre por sobre nosotros como si él fuera el único hijo de mi padre cuando en realidad fue el resultado de no protegerse mientras engañaba a mi madre con esa señora.

– ¡Tu hijo debería estar buscando al mio! – escucho que grita histérica al igual que escucho la punta de sus tacones palmeando el piso repetidas veces.

– ¡Deberías estar buscando tu también, no solo Emilio! – contraataca mi padre sorprendiéndome al escuchar como me defiende..

– ¡Te recuerdo que también es tu hijo! ¡Deberías preocuparte más por él que por los hijos de esa maldita mujer! – esa es la gota que derramó el vaso así que aparezco y me acerco a ella de manera desafiante ya que nadie y mucho menos ella puede llamar así a mi madre.

– Más te vale callarte de una buena vez porque no voy a dejar que llames asi a mi madre cuando tu fuiste la puta que se acostó con mi padre sabiendo que estaba casado – la enfrentó sin importarme lo que diga mi padre pero claro como siempre el sale a su defensa cuando ambos sabemos que no tiene derecho de hablarme porque sabe que todo lo que dije fue verdad.

– No la trates así Emilio, ella cuido de ti y tu hermana cuando tu madre se fue – intenta ponerla en un pedestal como siempre pero a mi nadie me va a prohibir decir lo que quiera.

– Esta mujer – la señaló – nunca me cuido y menos a Valeria, ¿o que? – giro mi cabeza para verla con lágrimas falsas cayendo por su cara – no recuerdas cuando le golpeaste a mi hermana solo porque menciono a nuestra madre? – suelto una risa sarcástica – de eso seguro ni te acuerdas porque claro para ti solo existe tu hijo que cree que es el centro del mundo cuando no es más que una escoria – suelto enojado a lo que ella trata de darme un golpe pero tomo su mano en el aire – no eres nadie para tocarme así que nunca lo hagas o me vas a conocer y no me va a importar que seas la esposa de mi padre – suelto con odio su mano, me dispongo a irme hasta que escucho la voz de mi padre.

– Hijo – dice a lo que paró mis pasos y giró para sonreirle enojado y tiró mi cabeza hacia atrás sin poder creer lo que acaba de decir y de la forma en la que tal vez planea manipular por esa mísera palabra.

– No me digas así, únicamente te digo padre porque mi madre me pidió que nunca dejará de llamarte así pero para mi no lo eres porque un padre no lastima de la manera en la que tú lo has hecho. – escupo con odio y ahora si salgo de la sala para ir a mi cuarto no sin antes pasar por el cuarto de Valeria donde la luz aún está encendida y la puerta ligeramente abierta.

Camino de forma cautelosa para darle una sorpresa ya que no la he visto porque duerme temprano entre semana pero al ser viernes ella duerme tarde, al estar a punto de tocar la puerta de cuarto escucho como habla con alguien lo cual es extraño ya que no hay nadie más en la casa pero espero escuchar lo que dice antes de intervenir.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora