¿Qué hiciste?

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Amelia

Cuando vi el segundo dije no pude evitar contener las lágrimas, no pude evitar pensar que al sentir poco a poco mas pesada mi pulsera es una señal de que muy pronto desapareceré, lo único que deseo es completar las 12 aventuras planeadas, quisiera irme con la satisfacción de saber que viví los mejores tres meses de mi vida.

Guardamos todas las cosas para volver a empezar con nuestra caminata, en realidad creí que tendría un ataque pero supongo que la naturaleza no afecta como la ciudad, aquí respiro aire puro que al ser puro puede filtrarse sin problema por mis fosas nasales. Hace rato sé que me expuse al entrar a la cascada pero estar ahí con Lio me hizo reír a tal punto que mi barriga empezó a doler, cada acción que hago vale la pena sin importar cuantas visitas médicas tenga que hacer.

Camino de regreso al auto pasamos cantando y riendo de como volví a contar mis conspiraciones, sé qué le parece loco cada cosa que digo pero no puedo evitar contarle lo que creo que ocurre, algo que he aprendido de él es que no le gusta las personas parlanchinas pero cuando yo hablo no le importa escucharme, nunca me diría si se aburre, supongo que de alguna manera me quiere. Al ver la entrada del sendero literalmente corro al auto, mis pies me están matando y necesito sentarme, Lio se da cuenta de esto por lo que el aun de lejos desbloquea el carro permitiendome entrar, el no tarda mucho en incorporarse y de igual manera soltar un suspiro de alivio.

– Me gusto pero me duele hasta respirar – me quejo.

– Estamos en las mismas – chocamos puños, no nos movemos de ahí en un buen tiempo y creo que no lo planeamos hacer – Amy necesito decirte algo – lo regreso a ver, supongo que tiene que ver con las ojeras que trae, no mencione el tema al verlo pero asi me sorprendió verlo tan demacrado? No encuentro otras palabras para describirlo – pero no se si es lo mejor – cierra su ojos.

– ¿Por qué no sería lo mejor? – tomo mi manta para arroparme, ir a una caminata en pleno otoño cuando los rayos de sol son escasos no es la mejor idea aunque el clima de alguna manera favoreció en la cascada.

– Porque... tu sabes.... las cosas.... mmm – empieza a balbucear, debe ser algo medio grave para que no entienda nada de lo que dice.

– Solo dilo Lio.

– Amm... ¿Quieres salir conmigo a una cita? – estoy segura de que eso no era lo que me quería decir.

– Maybe – le sonrió – saldré contigo si haces algo por mi – saco mi celular para mostrarle lo que quiero que hagamos.

– No Amy, no voy a hacer eso – agranda la imagen en mi pantalla, se que es vergonzoso hacerlo pero nadie nos va a juzgar o es lo que creo.

– Solo debemos ir a comprar comida en pijama, no es lo peor del mundo – verificó que las pijamas a conjunto que pedí estén listas aquí en una semana

– ¿Cómo que no es lo peor? De seguro nos van a hacer memes o stickers – niega con la cabeza mientras prepara el auto para ya irnos de ahí.

– No importa, si no lo hacemos no salgo contigo – se lo recuerdo aunque a pesar de que no lo haga aún vamos a salir, me gustar estar a su lado, siento que teniendolo cerca de mí las preocupaciones se esfuman y solo somos Lio y Amy, secuestrador y presa, lobo y caperucita.

– Está bien – escucho que responde después de unos cuantos minutos de ya estar de regreso a casa – pero si vas a salir conmigo? – se pone su lentes, supongo que igual debe estorbarle la luz por esos ojos rojos que trae.

– Lo haré – tomo un poco de agua que tome de la maleta de comida – solo dime que vamos a hacer ahora? – conecto su teléfono a la radio, de alguna manera le voy a hacer que se aprenda mis canciones favoritas.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora