Capítulo 26

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Jungkook abrió los ojos para despertar a una pesadilla.

Miró el techo de su habitación con los labios entreabiertos, respirando pesado mientras los berridos de un bebé se colaban a través de las paredes del diminuto departamento al que había intentado llamar hogar.

Puso su brazo sobre su rostro, contando hasta diez y se levantó para caminar fuera de su cuarto. La casa olía a fórmula de leche para bebés, el silencio siendo roto por el llanto y los gritos del niño en el cuarto de al lado.

Casi por instinto, Jungkook llevó una mano a su vientre plano pero blando. Podía sentir bajo la fina camisa de pijama la hinchada cicatriz que aún estaba curando. A pesar de que la presionó un poco, no sintió ningún dolor.

—HyeSung... —El aire escapó de su garganta en forma de nombre mientras, desde la entrada del cuarto, veía la cuna de madera en una de las esquinas. Tragó saliva antes de acercarse—. Hey... pequeño, ¿qué pasa?

Su voz, apenas un susurro, no se escuchaba sobre el llanto del niño.

El pecho de Jungkook dio un tirón que era conocido. Lo llevaba sintiendo meses. Desde que fue al hospital por un dolor agudo en el estómago y no sólo salió con el certificado de M-preg, sino también con el que verificaba que estaba esperando un hijo.

Un hijo, un hijo... Oh, pero Jungkook ni siquiera había cumplido 19 años aún, ¿cómo podría ser padre?

—¿Tienes hambre, HyeSung? —Habló con voz abandonada, buscando a ciegas el biberón que había dejado sobre la repisa la última vez que le dio de comer.

No solo era un error de la naturaleza, sino que ni siquiera estaba bien hecho para ello. Su pecho nunca podría lactar al bebé al que daría a luz, como lo hacen las mujeres.

El bebé estaba rojo por gritar con tanta fuerza. Sólo tenía tres meses, pero sus pulmones eran fuertes. Significaba que estaba sano.

Ese bebé estaba sano.

Su bebé estaba sano.

Esa cara roja de ojos grandes y apretados era su bebé. Suyo. Él lo había parido, la cicatriz en su abdomen lo demostraba.

Los hombres jamás podrían dar a luz naturalmente; sus caderas eran demasiado estrechas incluso habiendo pasado por un embarazo, y el canal que unía el útero con el recto se desgarraría. Por eso lo habrían abierto mientras Jungkook, sin saber si seguía consciente o no, lloraba en silencio.

No sintió nada, ni un cosquilleo cuando cortaron su piel, pero ese momento sintió el mayor dolor jamás experimentado.

Todavía recordaba la primera vez que vio su cara, dos días después del parto. Todo rojo y con los ojos cerrados. Parecía más una rata que un humano.

¿Cómo ese bebé era su hijo? Había llegado para arruinarlo todo, para arruinarlo a él.

Meses después lo veía en la barata cuna llorando desgarradoramente. Tomó al niño en brazos, viendo cómo este se sacudía por los hipidos. Nuevamente esa angustia lo atacó y Jungkook tuvo miedo de dejar caer a HyeSung, pero lo mantuvo firme contra su pecho, meciendolo para relajarlo.

—Deja de llorar, deja de llorar... —Susurró, sus ojos cerrándose por el sueño y la desesperación.

Le preparó otro biberón y le cambió el pañal. Y aunque a momentos parecía calmarse, el llanto desgarrador siempre volvía pocos segundos después, de modo que cuando el adolescente lo volvió a dejar sobre su cuna, HyeSung seguía llorando.

—HyeSung, deja de llorar —Jungkook sollozó descontrolado un instante después, su hijo aún berreando sobre el fino colchón sin intenciones de parar.

Tik Tok Tae! [kth + jjk]Where stories live. Discover now