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En el cochecito salen algunos secretitos.

Este capítulo está dividido entre la narración de Irina y Sky, por ello cuando veáis el nombre del narrador en negrita es porque ha cambiado.

Espero que lo disfrutéis, un saludo :)

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La semana ha pasado volando, tanto que cuando me quise dar cuenta estaba sentada en un pupitre universitario mirando el examen, específicamente, el último examen.

Estos días han sido solamente dedicados a estudiar, no podía cagarla en el último, menos sabiendo que estaré en Los Ángeles los días de las recuperaciones.

Así que os podéis imaginar el alivio que sentí cuando salí del aula con la sensación de haber hecho el mejor examen del mundo, cuando abracé a Mónica sabiendo el gran trabajo que hicimos y más aún cuando puse la alarma a las seis de la mañana para el viernes.

Como se puede adivinar, ya tenía mis ojos bien abiertos cuando la alarma sonó, salté de la cama casi bailando y el corazón me latía a mil.

Me puse la ropa ya pensada, hice la cama, agarré mi maleta y bajé las escaleras de dos en dos para despedirme de mis padres.

Mónica esa noche la pasó con su novio para irse los dos juntos, así que mi primera parada era en casa de Sky, la siguiente en casa de Alma dónde estará con Benjamín también.

Son seis horas de camino, así que tendré que dejar que alguno de ellos vaya cambiándose conmigo.

Mi madre me rodeó con los brazos y luego mi padre.

–Ten cuidado, princesa.–Dijo mi madre acariciándome el pelo.

–Ya sabes que eso siempre, os mandaré fotos.–Dije metiendo la maleta en mi maletero.

–Como no sea así cambio la cerradura.–Me amenaza mi padre y le mando un beso.–¿Y el desayuno?

–Pararemos por ahí para estirar las piernas y comer algo, nos vemos.–Y con esas últimas palabras que salieron casi como un canto me metí en el coche.

Con manos temblorosas agarro el volante sin creerme lo que estaba pasando, miré por última vez a mis padres y me alejé por la calle.

Subí el volumen de la música con el GPS puesto hacia la casa de Sky.

Pude ver el amanecer desde mi coche, el aire fresco de la madrugada me revolvía el pelo y la sensación de libertad me hizo no poder darme cuenta de que me estaban doliendo las mejillas de sonreír tanto.

Paré en la casa de Sky y pude verlo fuera con su maleta y mirando el móvil.

–¡Oye tú!–Le grité llamando su atención y le hice un gesto para que se subiera.

Su sonrisa apareció en su rostro y se acercó a mí con sus hoyuelos marcados.

–¿Necesita que lo lleve a algún lugar caballero?

–Buenos días a ti también, teñida, que buen humor.–Su voz le delató, llevaría despierto apenas 15 minutos.

–Anda, mete eso en el maletero y súbete antes de que me arrepienta.–Le dije acomodándome en el asiento, me sentía algo nerviosa.

–Que mandona.–Puso los ojos en blanco sin perder la sonrisa y metió su maleta en mi maletero.

Una parte de mi tenía la esperanza de que él se sentaría atrás, pero se sentó de copiloto, su perfume inundó el espacio y fruncí los labios, al menos era un olor agradable.

Sky [COMPLETA Y EDITANDO]Where stories live. Discover now