Prólogo

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Caminaba atenta a las lápidas que me rodeaban, ya que uno de mis pasatiempos favoritos es leerlas y sentarme en el cementerio para respirar un poco de paz. El día se encontraba nublado, algo típico de las fechas en las que me estaba, incluso habían adornos que indicaba que era Halloween.

Me detuve en una que llamó mi especial atención por las flores y peluches que descansaban delante de ella, me puse de cuclillas para observar su epígrafe: "Mamá y papá te llevarán en la memoria y corazón".

Trata de una pequeña niña llamada Alexandra, murió a los 2 años. Vaya, debió ser doloroso para toda su familia, no es la primera tumba infantil que veo, pero los regalos me hicieron sentir peor que de costumbre.

Solté un suave suspiro y unas pisadas que sonaron cerca me hicieron levantarme de un golpe, tal vez sean familiares que se estaban acercando, al girarme para comprobar que no era ningún fantasma.

Porque claro, que cliché que un fantasma pasee por el cementerio.

Shhh, no había ningún fantasma, sino un chico más o menos de mi edad delante de una lápida algo desgastada. De todas las veces que he paseado por aquí nunca había visto a nadie acercarse.

Parecía solitaria, de alguien que nadie quiso o no lo suficiente para acordarse de ir a llevar flores, pero sin embargo allí estaba él, con un tulipán azul entre las manos.

Lo observé con atención, tenía una sudadera con capucha negra, vaqueros ligeramente anchos y botas de militar negras, mis ojos subieron hasta su cabeza, su pelo ondulado y negro caía por su cabeza de forma desordenada. Fue entonces cuando notó mi mirada y se giró para observar a la intrusa que le impedía su momento privado, ósea sé, yo.

Nuestros ojos se clavaron en el otro fijamente, sentí mi cuerpo paralizarse ante esos ojos grises vibrantes, tenían brillo de cazador observando entre los matorrales a su presa.

¿Aquí es cuándo admito que mi corazón empezó a acelerarse y mis pulmones dejaron de funcionar?

Entonces volvió a girarse hacia la lápida y puso el tulipán ante ella y yo sentí que podía respirar de nuevo, decidí darle intimidad y me alejé de aquel sitio aún con sus ojos en mi mente.

Que raro ha sido eso.

Iba tan absorta en aquellos ojos que no noté que empezó a chispear, pequeñas gotitas llegaban al suelo y al levantar la cabeza para ver el oscuro cielo algunas acariciaban mi rostro con delicadeza.

Mierda.

Se va a poner a llover, miré a todos lados y poco a poco el cielo empezaba a apretar, empecé a correr por los pasillos hasta encontrar los mausoleos, ya estaba empapada y el aire salía blanco de mi boca, llegué al patio de uno de ellos jadeando, me refugie bajo el techado de este mirando la agresiva lluvia repentina.

Pongo una mano en mi pecho recuperando el aire y me enderezo, empezaba a hacer frío...así que intenté calentarme con las manos frotándolas entre ellas.

–Joder.–Susurré antes de apretar los labios.

–Qué repentino, ¿no crees?

Coño, que susto.

Menuda boquita, pero pensé que estaba sola, me giré tan rápido como lo escuché y volví a enfrentarme a esos ojos grises tan claros que parecían transparentes.

–¿Crees que parará pronto?–Me toca sacar conversación para que nada sea incómodo y él sonrió por la pregunta como si le diera ternura mis intentos.

–Bueno, hasta ahora no soy adivino, pero tiene pinta de que va a llover varios días.–Fijó sus ojos a la lluvia sin perder la sonrisa, volvió a mirarme y esta vez de arriba hasta abajo y de abajo hasta mis ojos mientras yo fruncí el ceño por su descaro.–Pareces un cachorro mojado.

Sky [COMPLETA Y EDITANDO]Where stories live. Discover now