– Enserio te digo Lio, miranos – me frena – somos perfectos, bueno yo mas – dice irónicamente – pero doy a entender mi punto – me hace reír, no puedo creer todo lo que está diciendo.

– Amy si me hablas de teorías y conspiraciones me voy – vuelvo a caminar ya más alegre al escuchar el agua cayendo de la cascada.

– Pero son importantes – me alcanza pero tapó su boca con mi mano haciendo señas para que escuche, ella por un momento analiza lo que trato de decirle hasta que capta y corre feliz hacia el sonido.

Corro detrás de ella y al llegar la noto cansada, vaya que tiene pésima condición física, pero eso no le impide ver con fascinación la cascada que está frente a nosotros, eso era lo que estaba buscando y al parecer lo conseguí.

– Entremos – se empieza a quitar su ropa ¡está loca! El frío es terrible como para que piense en entrar.

– Amy pero no trajiste bañador – nunca se lo pedí porque creí que no se querría meter.

– No importa – se queda en ropa interior aunque se le ve algo incómoda tratando de tapar un poco su pequeño cuerpo – vamos – toma mi mano jalandome hacia la cascada, camino a esta me quito la ropa ya que no puedo ir en contra de la emoción de Amy.

– Amy donde me resfríe vas a tener que cuidarme – le advierto al sentir el agua fría que cubre mis pies, si esto es así ya me imagino la cascada.

– Siempre cuido de ti – veo como empieza a castañear sus dientes.

– Si claro – empiezo a caminar hasta que el agua me cubre de la cintura para abajo – ven Amy – la llamó al verla en la orilla – tú querías entrar así que ven – ella hace una mueca al sentir como poco a poco entra.

– Esto fue una mala idea – al ser ella más pequeña el agua la cubre más que a mi – podemos volver? – me río al ver como tiembla.

– Ya no falta mucho Amy – la cargo para acercarla a donde está la cascada, estando de cerca sí que el agua cae con fuerza.

– ¡Emilio no quiero! – grita al estar a solo unos pasos de que nos caiga toda el agua encima.

– Solo un rato – nos metemos debajo de la cascada y mierda está muy helada, tanto que solo ponemos unos segundos nuestro cuerpo ahi y de ahí salimos corriendo.

– ¡Mierda!¡Carajo! – es la primera vez que escucho maldecir de tal manera a Amy.

– Supongo que no fue una buena idea – me río tratando de ocultar que realmente quiero abrigarme – dime que trajiste tu manta – la regreso a ver abrazándose a ella misma en busca de calor.

– La deje en el auto – dice a duras penas – tu no trajiste otra?.

– Si claro por eso me estoy cubriendo con esa – digo sarcásticamente recibiendo una mirada fría, algo que se de ella es que no le gusta que las personas sean sarcásticas con ella pero a ella si le gusta ser sarcástica con las personas.

– Me estoy congelando – mira el cielo en busca de un rayo de sol pero la cascada cubre completamente los pequeños rayos que están apareciendo.

– Ven acá – tomó fuerza y me acerco a su maleta para sacar la ropa de repuesto que traje – ponte esta ropa y sécate con la ropa con la que viniste puesta – ella asiente y sale corriendo detrás de un árbol para cambiarse, yo hago lo mismo solo que no muevo de aquí.

– Ya estoy lista – aparece después de unos minutos – me gusta tu ropa – abre sus brazos dejándome ver que mis pantalones le quedan muy grandes al igual que otro hoodie qué traje – y me gusta tu perfume – huele el cuello del hoodie.

– Te ves bien – levantó un pulgar – mi ropa se ve mejor en ti pero ahora ayúdame a poner todo para comer – abre su maleta y saca una manta que estaba en el fondo de la maleta, me olvide que si había traído.

– Si no tuviera hambre te pegaría – pone la manta en el suelo para no ensuciarnos.

– No me acordé así que me disculpo – empiezo a poner la comida, no demoramos mucho así que en menos de 10 minutos ya estamos sentados viendo que comer.

– Me gusta esto – Amy toma unas papas y mas leche chocolatada, no me di cuenta cuando metio en la maleta – siempre pude haber tenido todo lo que quería pero nunca salí de caminada con mis padres – juega con el sorbete – no me dejaron sola pero me hubiera gustado tener un recuerdo de nosotros gritando en una cascada o así sea un álbum de fotos donde estemos en diferentes lugares no en el mismo sillón todos los años y fechas especiales vestidos formales con una falsa sonrisa en el rostro – oculta sus manos entre las mangas.

– No somos tan diferentes – le robo una de sus papas – creo que debemos vivir con eso desde que nacemos, mi supuesto padre siempre nos hacía tomarnos las misma foto solo que en el patio trasero – me mira atentamente, puedo ver en su rostro una facción de dolor.

– Eso es lo que más odio pero no puedo culpar a mi padre por no tener una infancia común, pasaba tiempo con nosotras pero aun así se que se iba para pagar todo lo que implicaba cuidarnos – suelta un suspiro pesado.

– Eso es verdad pero duele – recuesta su cabeza en mi hombro.

– El dolor es pasajero – que equivocada estas Amy, el dolor podra pasar pero siempre se queda ahi asi sea un pequeño porcentaje.

– Todo es pasajero – decido responder para no crear una discusión, cada cual ha vivido cosas distintas por lo que hay cosas que para ella son pasajeras mientras que para mi son para siempre – cada persona es pasajera – siento como se estremece al escuchar eso.

– Pero siempre es bueno quedarse con las cosas positivas de las personas – mira sus pies que están estirados ya que empieza a jugar moviéndolos de arriba a abajo.

– Pero al recordarlas duele porque sí fueron importantes en tu vida hay recuerdos que se quedan impregnados en tu cabeza – le robo otra papa ya que dejamos de comer para hablar de este tema que se convierte muy triste.

– No me gusta pensar en la muerte – retira su cabeza de mi hombro para verme triste – es triste saber que de un día al otro puedes irte – se para y camina frente de mí para acostarse en mi piernas.

– La persona se podrá ir pero el amor y cariño se quedan – empiezo a peinar su cabello que al moverlo se puede oler mejor su olor a coco.

– Lo sé pero... tan solo escuchar la palabra muerte hace que se sienta rara – se encoge de hombros mientras mira su pulsera y empieza a jugar con ella.

– Ya no hablemos de eso – tomo su mano para que deje de jugar y me preste atención – ahora quiero que abras un regalo – se para de una sabiendo que es el próximo dije, cuando está frente a mí sacó una caja de mi bolsillo para dársela.

– Gracias – empieza a desatar el lazo con el que asegure la caja, al abrirla mira la tarjeta que está en la parte de enfrente, es la única chica por la que escribiría tales cosas como las que puse.

Los árboles representan fuerza que es lo que me das con tan solo verte, eres como las raíces del árbol que me sujetan a la tierra para que no caiga y con esa luz que me das me permites crecer y florecer.

Leer la tarjeta con una sonrisa, puedo jurar que veo algunas lágrimas cayendo por sus mejillas, ella deja a un costado la tarjeta para ahora si ver el dije de un árbol, lo saca y guarda la tarjeta para así cerrar la caja.

– Enserio me encanto – se retira su pulsera para aumentar el segundo dije – es muy lindo lo que haces por mi – vuelve a ponerse su pulsera y me la muestra dejando ver como estamos solo a 10 escapadas.

– Solo quiero que seas feliz – le sonrió.

– Ya lo soy – me da un beso en la mejilla para después darme un fuerte abrazo, no cabe duda que Amy me hace sentir completo, con ella mi mundo parece girar bajo un manto de esperanza y luz, se que ella no quiere prometerme cosas supongo que por miedo de no cumplirlas pero asi ella no lo sepa prometo estar ahí para ella sin importan lo que ocurra.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora