– ¿Venimos a ver árboles? – hace una mueca, de seguro cree que aquí no vamos a hacer nada al otro nivel pero solo falta que vea lo que he preparado que si le va a resultar extremo.

– No caperucita, vente vamos – apago el auto y bajó a abrir la cajuela donde están las maletas preparadas.

– Vamos lobo – me sigue la corriente – sabes en el bosque el lobo se encuentra con caperucita, acaso vamos a conocer nuestros orígenes? – la escucho bromear mientras se acerca a la cajuela.

– ¿Qué te parece? – le muestro las maletas grandes que preparé de último momento en la madrugada.

– ¿Qué es esto? – se acerca a inspeccionar las maletas.

– Esto caperucita son las maletas que vamos a llevar para nuestra caminata – ella hace una mueca de desagrado y preocupación? Al nombrar la caminata, creí que le agradaría – pero si quieres solo nos quedamos aquí a comer – ofrezco, me parece mejor hacer algo que a ella le guste.

– No no, pero... ¿cuánto nos vamos a demorar en llegar? – empieza a palmear sus bolsillos en busca de algo.

– Una hora aproximadamente – quiero llevarla a una cascada que me prometieron es una de las más bellas – mira haciendo cuentas llegaremos halla a las – miro mi reloj viendo que son las 7:45 a.m – 8:45 perfecto para desayunar – no se que le preocupa realmente.

– Amm esperame – camina rápidamente a los asientos, me pregunto que buscará con tanta desesperación – ya volvi – me avisa, no se demoró casi nada.

– ¿Qué fuiste a buscar?

– Solo mi inhalador por si me canso – sonríe acercándose a tomar cada maleta con sus manos viendo cual está más liviana – esta llevo yo – toma la maleta en la que guarde unos manteles y de casualidad ropa mia de repuesto por si quiere nadar.

– Me dejaste la más pesada – me acercó para tomarla, mierda vaya que esta pesada, prácticamente llevo toda la comida y agua pero no solo una botella de agua sino dos litros de agua.

– Es tu castigo por no anticiparme a que veníamos – me saca la lengua y empieza a caminar por donde está señalado el sendero.

– La próxima te lo diré – cierro la cajuela del auto para correr a alcanzarla aunque no está muy lejos con esos pasos me pulga que da.

– Más te vale – responde cuando estoy a su costado – te advierto que soy muy mala haciendo ejercicio físico.

– Pero antes nadabas – se supone que debe tener unos excelentes pulmones que le permita hasta correr.

– Antes tú lo has dicho – dice con un tono fastidiado y enojado, claro Emilio de seguro no le gusto tu comentario tan estupido.

Empezamos a caminar sin decir nada ya que no quiero decir algo más que arruine todo y por su rostro se que ella tampoco quiere hablar, tocar el tema de la natación crea otra pregunta que ronda mi cabeza, por lo que estaba enterada Amy dejó de entrenar cuando sus pulmones comenzaron a fallar y lo del inhalador de hace rato lo comprueba, tendrá asma? O está enferma de otra cosa?

– Perdón – escucho su voz haciendo que deje de estar en trance y la vea con la cabeza agachada mientras empieza a jugar con el borde de la manga del hoodie – solo que no me gusta tocar ese tema – suspira – es algo complicado – por su voz se que esta por llorar.

– Tranquila Amy si no quieres hablar de eso no lo haremos – la abrazo sorprendiendola, de seguro no se espero esto sabiendo lo que hace unos días le dije.

Continuamos caminando mientras nos contamos chistes y ella pone canciones de las que les gusta mostrándome razones por las que debería amar a los años 80 y 90, es muy lindo ver cómo frunce el ceño o arruga su nariz cuando no está de acuerdo con algo. Tal parece que el camino es largo que empiezo a escuchar sus teorías de que tal vez somos un experimento evolucionado del gobierno como aliens solo que nosotros si somos guapos.

El valor de no prometer lo que no podras cumplirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora