LIV

422 11 1
                                    


Sasha


La mañana de mi partida a Chicago se apresuró a llegar y yo no dormí ni una gota. Anoche sentí tanto vacío, el silencio de la madrugada me envolvió y me dio la sensación de hundirme en un abismo junto a mi habitación. Yo nunca fui una persona que se pusiera triste a menudo, de hecho, no me gustaba adoptar este estado, puesto que, cuando entraba en depresión, sentía que el mundo se me venía encima, y trataba de salir de ahí lo antes posible. No obstante, tal y como se dieron las circunstancias, me temía que iba a estar cabizbaja un buen rato a partir de ahora. 

Desde luego, me parecía apresurado que mis padres hicieran la mudanza de un día para otro, pero, según ellos, no había por qué seguir dándole largas al asunto. Esta prisa era, más que todo, era por mi papá, debido a que él quería ir a buscar un trabajo a Chicago con la mayor celeridad. Siempre odió estar en la casa sin hacer nada.

Por cierto, ayer tenía planeado ir a la casa de Frank para contarle la situación, pero él se me adelantó y vino a verme primero. Con un nudo en la garganta, lo puse al corriente de todo. Ahora bien, no me esperaba que él tuviera que contarme algo sobre sus sentimientos. Resulta que, en el tiempo que nos alejamos, se había dado cuenta de que sentía lo mismo por mí. Mi reacción, en el fondo, aunque mi exterior no lo expresara tanto, fue de emoción absoluta. Se me aceleró el corazón y, de improviso, sentí un nido de mariposas en el estómago. No pude contener lanzarme a sus brazos, llorar en su hombro y, de paso, darle un beso.

Era demasiadas emociones en un periodo corto. Llegada la mañana, lo que más predominaba en mí era un sentimiento de aflicción, combinado con la nostalgia de algo que no había pasado. Deseé que Frank me hubiera confesado lo que sentía mucho antes. Sin embargo, a la vez, pensaba que era mejor tarde que nunca. Me quedaba claro que las cosas no siempre acontecían según nuestros deseos, que a veces sí obtenías lo que querías, aunque a su debido tiempo. Dado mi carácter, no estaba de acuerdo con la manera de obrar de la vida en ese aspecto.

Frank se tomó la molestia de faltar al instituto con tal de venir a despedirse de mí. Es más, vino supertemprano, mucho antes de que llegara la hora de irme. Así pues, nos sentamos en una acera que estaba enfrente de la casa y aprovechamos todo el tiempo de sobra para hablar. Ambos éramos conscientes de que no sabíamos cuándo nos volveríamos a ver. Cada minuto con él, de aquí hasta que me fuera, tenía un valor preciado.

—¿Le avisaste a la administración del instituto que te irías? —me preguntó Frank en una parte de nuestra plática.

—Sí —asentí—, mi mamá se encargó de todo eso.

—Bueno. —Entre más pasaban los minutos, la expresión de Frank se ponía cada vez más melancólica—. Lo bueno de todo esto es que volverás al lugar del que nunca te quisiste ir.

—Recién llegada aquí, sí quería regresarme a Chicago, pero cambié de opinión. ¿Sabes por qué?

—¿Por qué?

—Porque no te conocí.

—¿Sabes que nunca me voy a cansar de agradecerte por todo lo que hiciste por mí? —Se le cortó la voz—. Fuiste la única persona que se acercó a mí, a pesar de mi comportamiento extraño.

—Lo volvería a hacer mil veces más —aseguré, notando que mi voz también estaba quebradiza—. Créeme que sí.

—¿Vendrás a visitarme? —me preguntó. Bastaba con mirar sus ojos para saber que estaba a punto de llorar.

—En carro ni loca —le dije, tratando de matizar la tristeza—. Son más de veinticinco horas por tierra. Pero, si me pagas el boleto de avión, con gusto vengo.

Mi comentario logró sacarle una sonrisa.

—Entonces, si eso es lo que quieres, conseguiré un trabajo de medio tiempo para comprar el dichoso boleto.

—¡Así me gusta!

—Pero ¿hoy sí te irás por tierra?

—Por desgracia, sí. Yo me iré con mi mamá en su auto y mi papá en el suyo.

—Pensé que contratarían un bus de mudanza o algo parecido.

—No fue necesario porque esta casa se alquilaba amueblada —explicó ella—. La mayoría de las cosas no nos pertenecen.

Mi mamá de Sasha salió de la casa, se acercó a nosotros y saludó a Frank.

—No sabes cuánto lamento que nos tengamos que ir así —le dijo mi mamá a Frank—. Pero me voy con la satisfacción de haberte ayudado mucho con las sesiones.

—Me ayudó como no se imagina —aseguró Frank—. Usted sabe que sí. Se me quedan cortas las palabras para mostrarle mi gratitud. Se los digo en serio —miró a mi mamá y a mí—, ustedes son las responsables de que mi ansiedad social sea casi un tema del pasado para mí.

—¿Aún no se ha ido por completo? —le pregunté, mirando a Frank.

—No, todavía no —respondió, siendo sincero—. Pero ahora, al menos, tengo la habilidad de controlar los síntomas, lo que permite hacer cosas que antes evitaba. Y eso ya significa mucho para mí.

—Con el tiempo se irá por completo —le dijo mi mamá, segura de lo que decía—. Ya verás.

Mi papá también habló con Frank. Yo estaba cerca y escuché todo lo que hablaron. En pocas palabras, se disculpó con él, diciéndole que lamentaba que yo me fuera de su lado. Supuse que mi mamá le había contado a mi papá de mi relación cercana con Frank.

—Ya es hora de irnos —dijo mi papá cuando terminó de hablar con Frank. Mi pecho se estrujó al escucharlo.

Me acerqué a Frank y lo abracé con fuerza, casi aferrándome a él.

—Te amo —le dije con lágrimas en los ojos—. No me puedo irme sin decírtelo.

Él también tenía los ojos llenos de lágrimas.

—También te amo.

Me embargó la dicha al confirmar que la persona que amaba también me amaba a mí.

—Haz nuevos amigos —le pedí—. No te quedes solo.

—Lo intentaré.

—Puedes empezar a acercarte a los chicos de la obra. Todos se ven buenas personas.

—Si tú lo dices, confiaré en tu instinto. En el parque, nunca me mandaste con alguien que no fuera amable.

Cuando Frank mencionó el parque, recordé todas las veces que fuimos, causando que mi corazón se contrajera de tristeza.

—Seguiremos en contacto —aseguré.

—Pero... ¿te volveré a ver?

—De momento, a tu pregunta le tocará ser retorica.

—¿Sí?

—Solo de momento.

—Espero que sí —finalicé en tono esperanzador.

Solo dime cuál ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن