Capítulo 18

23 1 0
                                    

A pesar de la preparación con la que contábamos en ese punto, los nervios se presentaron justo cuando entramos a la ciudad. Las camionetas que utilizamos eran distintas entre sí, lo suficientemente nuevas como para pasar desapercibidas en el vecindario al que íbamos a acercarnos.

Dentro de la camioneta donde viajamos, se hallaba Sero al frente conmigo, y detrás, César, Nova y Miles, quien se unió de última hora para apoyar en caso de que algo fallase con el transporte. La camioneta detrás de nosotros Llevaba a Maximus y Tiberius en los asientos delanteros, y a miembros de Oasis en los demás.

Adelanten su camino a las ubicaciones acordadas —indicó Tyrus a través del radio que sostenía Sero.

Sin perder tiempo, los autos se replegaron en la calle siguiente. Se ubicarían en lugares donde se sabía que vivían miembros de la organización, información otorgada por la misma Nova, y confirmada por Sero.

La miré por el retrovisor. Sus ojos viajaban a través de las ventanas oscuras a las casas pasando a nuestros costados. Todas llenas de luces dada la época del año, algunas personas aún adornando los jardines y otros más paseando con niños por las calles.

Noté a Miles sujetar el arma con mayor fuerza entre sus piernas, la misma hizo ruido por el movimiento.

—¿Miles? —llamé.

Me miró tras el retrovisor. —¿Sí?

—¿Podrías relajarte? Esa arma no será utilizada hoy.

Suspiró, exhalando con fuerza el aire de sus pulmones.

La casa no está custodiada, pero hay varios autos alrededor, probablemente haya más gente adentro.

—Gracias, Tyrus —respondió Sero, quien volteó hacia Nova sobre su asiento.

—¿Alguna duda?

Ella negó usando la cabeza.

Vi a Sero mirarme por el rabillo del ojo. —Es en la siguiente calle.

Nos dirigimos hacia ella en silencio en corto tramo restante. Los nervios allí dentro aumentaron de forma exponencial una vez que el hogar de Nova fue señalado por mi copiloto, y me obligué a detener la camioneta donde habíamos acordado. Casi en la esquina de la cuadra, alejados lo más posible de ella sin perderla de vista la misma.

La bodega está vacía, señor —comunicó alguno de los miembros de Oasis.

Miles masculló una maldición. Aquello no dio buena espina a ninguno.

Nova se removió en el asiento y se inclinó hacia adelante. —¿Qué significa eso?

—Ya movieron las armas del lugar que habíamos detectado. Podrían estar listos para un ataque directo.

La frialdad de las palabras de Sero no pudo haber sido aminorada con alguna mentira, mucho menos la omisión. Debíamos comprender lo qué nos estábamos jugando, nada menos que nuestras vidas y la seguridad de todo un pueblo.

Apagué la marcha de la camioneta. Giré para ver a Nova; ella mantenía la vista perdida en algún punto del tablero.

—Es tiempo, Nova.

Ella asintió. Me dedicó una mirada indescifrable, y cualquier cosa que pretendía decir en ese momento, la calló cerrando sus labios en una fina línea y le pidió con una mano a Miles que la dejara salir de la camioneta.

Con ella se fue un hilo de esperanza que colgaba desde mi cabeza.

—Va en camino —Hizo saber Sero con la radio.

lampyris ©Where stories live. Discover now