Capítulo 9

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Mi abuelo me dio una mirada extraña esa mañana, justo antes de sentarme en la mesa y tomar mi taza de café negro. Una sola, y luego se retiró a la comisaría.

—Está preocupado por ti, es todo.

Sin tomarme su comportamiento de forma personal, tuve que tragarme el orgullo y aceptar que yo tampoco estaba siendo muy honesto con ellos.

A mi abuelo lo veía mucho menos cada día. ¿Sería mi culpa?

Llegó la fiesta de Halloween un miércoles, algunos días después del altercado en el bar. El pueblo se hallaba sumamente movilizado esa mañana; de alguna manera ayudó a los negocios locales a vender algo de su mercancía. Con el miedo recurrente de que nos atacaran del exterior, no había sido un buen año para la villa.

Thess no había hablado conmigo. Marjorie intercambiaba las palabras suficientes, pero no mencionó a Nova. Gracias a su nuevo trabajo en la bodega, César se había encargado de echarle un ojo mientras trabajaba, así la vigilia cerca de ella ya no era tan necesaria.

El restaurante no tuvo mucha clientela ese día a causa del festejo, y como había previsto, a las tres de la tarde pudimos cerrarlo para que pudiesen dedicar su tiempo a prepararse. Algunos iríamos solo para hacer rondas de vigilancia, otros estaban emocionados por llevar un atuendo que pudiese concursar por la noche.

—¿No irás disfrazado? —preguntó Ana May cuando cerraba la puerta de servicio con candado, se deshacía la coleta que llevó mientras trabajaba.

—No es mi estilo.

—¡Oh vamos! Es la primera vez que se hace un evento así, te haría bien mezclarte con la gente.

Me enderecé, Marjorie nos escuchaba desde cerca y se unió a su compañera.

—Ahora que lo pienso, es buena idea. Podríamos conseguirte una capa y algo de sangre.

—¡Un vampiro! —exclamó Ana—. Venden dientes falsos en el centro, podría pasar por unos en un rato.

—Les agradezco el entusiasmo, pero no voy a disfrazarme, tengo vigilia.

Procediendo a retirarme, ambas me alcanzaron apenas unos pasos adelante sin perder el ritmo de mi caminata.

—Puedes ir disfrazado y hacer tu trabajo, no te costará nada, y la gente lo vería como algo lindo de tu parte.

Me reí sin ganas de su idea.

—¡Lo tengo! —Ana se puso justo al frente mío, me detuvo al instante con emoción en su cara— Mi hermano se vistió de Arno Dorian el año pasado, imagino que su disfraz sigue aquí, te quedaría muy bien.

Había escuchado ese nombre antes, lo tenía escondido en algún rincón de mi mente, ¿una película tal vez? Aun así, no deseaba vestirme.

—Oye —llamó Maggie tocando mi brazo—, no te vas a morir si lo haces, y sería un buen gesto.

No iban a marcharse de buen humor a menos que yo accediera a su petición. Marjorie no se equivocaba. Solo debía ponerme el disfraz por una noche.

Respiré hondo, ya me arrepentiría después cuando viera las fotos y lo ridículo de mi presentación.

—De acuerdo.

Ana May aplaudió en respuesta dando brincos en su lugar.

—¡Excelente! Paso a dejártelo como a eso de las cinco.

Ambas se fueron hablando de sus vestidos abandonándome al viento fresco de esa tarde.

El disfraz no era lo que atormentaba mis pensamientos, sino la asistencia de cierta mujer al festejo. ¿Cómo iba a actuar? Ni siquiera me había disculpado por lo de esa noche. Sero intentó no juzgarme por lo que sucedió, sin embargo, el creía en la palabra de Nova dado que no había nada incriminatorio de su parte.

lampyris ©Where stories live. Discover now