Capítulo 23. Decisiones: camino de la venganza.

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Jungkook había llevado a Baek a su mesa después de insistirle que un médico debería verlo y el rubio de negarse rotundamente, recordando la conversación que tuvo con su progenitor.

— Lo único bueno que había en tener un hijo marica era que podrías haberte convertido en parte de industrias KiOn si lograbas atrapar a Jeon Jungkook.

— Padre, nunca he visto a Kook como una forma de que tú tengas tratos con industrias KiOn o de ingresar a su familia. Quería gritarle que él realmente lo quería y no por ser un Jeon sino porque siempre estuvo para él.

Una bofetada resonó en la pequeña sala privada del Château de Chillon, el rubio sostuvo su mejilla para apaciguar el ardor que sentía, pero no se doblegaría ante su padre, hace tiempo que había decidido no dejarle ver nunca más su mirada de miedo o su debilidad, por lo que continuó con su postura erguida.

— Te he dado el mundo Baekhyun, a pesar de tu anormalidad, quieres ser otro puto más que es famoso por provenir de una buena familia, causar escándalos, acaso piensas que no sabría sobre tu estancia en Mónaco y por supuesto que ya no tienes relación alguna con Jeon. El hombre movió la cabeza mirando de manera despectiva a su hijo para continuar con su sermón — Ahora por lo menos atrapa a Jung, las conexiones que tiene su padre en materia política me serán de ayuda, ya retírate y deja de decepcionarme.

— ¿Dónde está mamá?

— Sabes perfectamente que ella no desea verte, así que se quedó en Italia, si tú estás aquí es porque el dueño de la empresa exportadora con la que estoy haciendo un trato, tiene un director que le da demasiada importancia a la familia.

— ¿Baek te sientes bien?

La voz de Jungkook cortó de tajo sus pensamientos, haciéndolo parpadear en demasiadas ocasiones como si ese simple acto le ayudara a zafarse de la horrible conversación que había mantenido con su padre.

— Sí, me siento bien.

— ¿Estás completamente seguro?

— Sí.

Por fin levantó su mirada conectándola con el azabache, para regalarle una diminuta sonrisa, ahí Jungkook notó la piel enrojecida de su mejilla que posteriormente se convertiría en un cardenal, misma que había sido tratada de ocultar con maquillaje, pero él sabía perfectamente que significada aquella marca.

— ¿Dónde está?

— De que me hablas.

— Por favor Baek, que no quieras saber nada de mí porque soy el peor, no quiere decir que los años que pasamos juntos se borrarán, así que te refrescaré la memoria, cariño, te conozco y sé que tu estúpido padre se encuentra aquí y es el causante de aquella marca en tu mejilla.

El chico se agachó avergonzado, para comenzar a mirar sus manos como si fuese lo más interesante del mundo, rehuyendo de su mirada.

— Debiste decirme que vendrías con él, me preocupas, siempre lo harás.

El corazón del rubio dio un vuelco en su pecho, ansiando creer que él podría llegar a amarlo, cuando estaba a punto de contestar, notó la mirada penetrante de su acompañante puesta detrás de él, giró siguiendo la misma, para ver al tío de Jungkook descender de las enormes escaleras en la entrada junto a él, Jimin iba colgado del brazo del pálido haciendo una entrada triunfal, ambos rostros se adornaban con una sonrisa en sus labios, los tres con aquella mirada de superioridad que parecían tener de manera natural. Sintió que sus ojos picaban al ver la rabia reflejada en los ojos de su acompañante por la escena entre el peliazul y el peligris frente a ellos, pero inmediatamente paso el nudo, abanicándose con las manos para secar sus ojos cristalizados, no se rendiría, no con Jeon, estaba decidido a tenerlo y por lo que presenciaba Jimin se lo entregaría en una caja de regalo.

Juegos de seducción. KookMinWhere stories live. Discover now