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Hace una semana entera Sunoo había vuelto a Corea, dejando a muchos de sus empleados tristes, pues no querían que regresara aquel omega tan frío y malhumorado.

Un gruñido salió de los labios de Sunoo, mientras veía a sus empleados con dureza, pues aquella gran bola de ineptos no hacían nada bien y eso estaba empezando a enfurecerlo.

-¿Podrías relajarte un poco?, tu olor se volvió un poco amargo- murmuró Heeseung mientras cubría su nariz.

-¿¡Como quieres que esté relajado!?- gritó Sunoo, mientras le lanzaba el primer objeto que apreció a su lado, que al parecer, eran unas tijeras.

-¿¡Quieres matarme verdad!?- gritó de vuelta el mayor, mientras señalaba a Sunoo con molestia.

El menor solo lo miró con un puchero mientras se dejaba caer en su silla giratoria y acariciaba el puente de su nariz.

-Es solo que tanto trabajo me está matando- confesó Sunoo, mientras recostaba su cabeza en el escritorio y suspiraba pesadamente.

-No te pregunté- respondió Heeseung con rencor, mientras veía a Sunoo mirarlo como si quisiera matarlo.

-Está bien, puedo ayudarte con eso, desde que llegaste no has podido descansar bien. Lo que sucedió allá en París no ayuda en nada y tus sentimientos por Sunghoon aún se te hacen complicados de aceptar, ¿no es así?.

-No diría que son complicados de aceptar, ya le dije que me gusta.- contó Sunoo con sus mejillas rojas, mientras veía a Heeseung abrir sus ojos en demasía.

-Eso es bueno, ¿ya se besaron?- preguntó el alfa con curiosidad.

-¿¡Que!?, ¡no!, ¡aún no!.

-¿Por qué?.

-No lo se, aún no se ha dado la oportunidad.- volteó su rostro hacia otro lado, para que su mayor no viera sus mejillitas pintadas de color carmín.

-Deberías besarlo, he oído que muchas omegas de este edificio están volviéndose locas por el cambio tan repentino de Sunghoon. Las he visto coquetaarle con mis mísmos ojos.

-Dime los nombres y estarán despedidas para el final del día- bostezó Sunoo, mientras se levantaba del lugar.

-¿A dónde irás?- preguntó Heeseung mientras seguía a su menor.

-Hace unos minutos le pedí a Sunghoon que trajera unos papeles a mi oficina y aún no llega, son demasiados, tal vez no pueda con ellos, así que iré a ver que sucede.

-Te acompaño- se ofreció Hee abriendo la puerta de la oficina por Sunoo, quien le dió un amable gracias.

Sunoo estaba hablando con su mayor, quien estaba tratando de hacerlo reír para que se olvidara un rato de sus problemas y su terrible exceso de trabajo cuando vió a un omega coquetear descaradamente con su alfita.

-¡Hyung, eso debe estar pesado!, ¿déjame ayudarte?- se ofreció el omega con inocencia, mientras le daba una amable e "irresistible" sonrisa.

-No es necesario, puedo con ello- respondió con poca amabilidad, pues aquel omega estaba empezando a fastidiarlo.

-¡Eres muy fuerte hyungie!- chilló el omega mientras tocaba los músculos de Sunghoon y mordía levemente su labio.

Sunoo estaba viendo a aquel chico con molestia, mientras Heeseung solo evitaba carcajear por lo muy evidente que estaba siendo su amigo antes sus celos. La mano del omega se apretó, mientras se acercaba a ambos con pasos firmes y fuertes para que aquel omega que coqueteaba con su alfita, temiera por su sola y elegante presencia.

Mi pequeño alfita (sungsun)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora