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Sunoo soltó un fuerte suspiro, mientras veía a su personal recibirlo con una sonrisa.

-Bienvenido señor Sunoo, ¿que desea cenar el hoy?- preguntó la cocinera mientras lo recibía con una sonrisa.

-Hoy me siento muy cansado, puooeden irse a sus casas, no tengo ánimos para comer, pero gracias- les sonrió Sunoo a sus empleados, para luego irse hacia su habitación, dejándolos con la boca abierta.

Sunoo subió las escaleras sin ánimos, mientras veía a todos abandonar su mansión de manera rápida. Una risa seca y sin gracia salió de sus labios, mientras paredes de vidrio de su "hogar" dejaban ver como todos corrían hacia sus autos apresurados, tal y como si fuera una casa del terror de la cual todos querían huír tan pronto como fuera posible.

Tal vez no era mentira, pero realmente le importaba una mierda.

El sabía todo y cada una de las cosas que hablaban de el. Los murmuros a sus espaldas y las sonrisas hipócritas que adornaban sus rostros cada vez que lo veían, las odiaba, así como casi todas las personas que se posaban delante de el.

La soledad lo golpeó nuevamente, mientras pesanba en lo lindo que sería tener una familia. Y no, no hablaba de una mamá o un papá, hablaba de cachorritos junto a alguien. Lástima que el mismo alejaba a las personas de su lado, pero ya lo habían lastimado una vez y no quería volver a pasar por eso.

Sunoo presionó el control que cerraba las cortinas de su mansión para luego dejarlo sobre la mesita que estaba en el pasillo.

"Desde hace un tiempo papá me ha estado insistiendo que en vaya a citas a ciegas con los hijos de sus amigos. ¿debería ir?" se preguntó Sunoo.

"Tal vez no sería una mala idea."

"Aunque... solo sería una distracción para mi trabajo. Los alfas piensan que los omegas son son una adorno al cual presumir cuando se les de la gana, además creen que los omegas solo están para darles placer y muchos cachorros."

Sunoo negó con la cabeza tratando de borrar todos esos pensamientos, no necesitaba un alfa en su vida, ellos eran malos y se aprovechaban de los omegas.

Tal vez Sunoo estaba mejor solo.

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Los dos días habían pasado más rápido de lo esperado, hoy era el primer día de Sunghoon, por lo que Sunoo mandó a su chófer que fuera por el.

El omega precedió a verse en el espejo para "arreglar" su perfecto traje y peinado.

-Buenos días Sun- sonrió Heeseung, mientras le tiraba un beso en el aire.

El menor solo rodó los ojos, mientras hacía una mueca de asco.- Hola Heeseung.

-¿Por qué siempre traes esa mala expresión?, a ver sonríe un poco no va a ser el fin del mundo si lo haces- dijo Heeseung estirando sus labios para que Sunoo sonriera.

-Quítate.- dijo Sunoo de mala manera, mientras golpeaba su mano.

-A ver señor de la oscuridad, inténtalo- pidió el mayor con ojitos de cachorro.

El omega le dió una sonrisa, que más bien pareció una mueca espantosa, la cual asustó muchísimo al alfa. -¿Sábes?, creo que te miras mejor sin sonreír, no lo hagas más nunca- rió Heeseung siendo fulminado por la fuerte mirada de Sunoo.

-Ja ja, que gracioso.

-Buenos días, Joven Sunoo, buenos días Señor Heeseung- llegó Sunghoon haciendo una reverencia mientras le sonreía dulcemente al omega.

Mi pequeño alfita (sungsun)Where stories live. Discover now