Capítulo veintidós: bocado

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–Qué tenemos aquí–dijo el vampiro en el pasillo secreto–el hermoso pez rojizo que he atrapado. Tal vez sea verdad lo que dicen, que hay que usar el anzuelo correcto.
–¿Anzuelo? –preguntó Sayah, aunque comenzaba a sospechar toda la verdad.
–Si, sabía que esa chica vendría... ¡Cómo me reí de escuchar sus planes! Pero la risa de un murciélago no es algo que se escuche mucho.
–¿Qué quieres de mí? ¿Mi sangre?
–¡Por favor! No dudo de que tu sabor debe ser exquisito, pero no es así como deseo probarlo. Tú eres una mujer muy especial, Sayah–el vampiro se estremeció al pronunciar su nombre–no un simple bocado. El vampiro se acercó a ella y Sayah tembló.
En la desembocadura del pasillo donde ellos se encontraban, había una pequeña puerta, que daba a las estancias de Kazim, disimulada en el interior de su armario. Él era uno de los principales de entre los vampiros, y nadie tenía derecho de entrar a sus habitaciones. Sin embargo, allí estaba ella, Alendria. Era la vampiresa que había robado a Faramir para convertirlo en su cena, y ahora sus ojos enrojecidos tienen una mirada asesina.
–¿¡Dónde está!? –gritó ella, furiosa, y solo el eco le contestó.
Alendria era la líder de las vampiresas, y estaba muy interesada en Kazim, pero él la ignoraba por completo.
–¿Qué hace ella aquí? ¡Yo te envié al abismo! –dijo Sayah.
–Sí, eso hiciste, pero su espíritu se quedó en tierra buscando venganza... Ahora hará todo lo posible para deshacerse de ti... –respondió Kazim. Sus ojos resplandecían–que gane la más fuerte...
El espíritu de Alendria corrió hacia ella y fue a darle un puñetazo, pero Sayah le cogió de la muñeca antes de que hiciera nada. Alendria miró estupefacta cómo le cogía la mano.
–¿Creías que no sé combatir espíritus malignos? –dijo Sayah con media sonrisa–¡PUES ESTABAS MUY EQUIVOCADA! –sus ojos se encendieron del color de las llamas y la fiereza que había en ellos asustaba a cualquiera que la miraba. Kazim miraba con mucha atención y una fuerza invisible arrojó el espíritu de Alendria contra una estantería que se rompió y cayó encima de ella. La vampiresa se sacudió el polvo y se levantó a trompicones. Tenía cara de cansada y furiosa. De repente se arrojó a Kazim y le gritó:
–¿Es que no piensas ayudarme a mí? ¿La líder de las vampiras? ¿La más bella? ¿La que nunca fue derrotada?
–Primero: en esta pelea no tengo nada que ver, es entre tu y ella. Segundo: ya no eres la líder de las vampiras porque estás muerta. Cuarto: tampoco eres la más bella y si que fuiste derrotada una vez así que te volverán a derrotar... –dijo Kazim con completa seriedad. Después se apartó con rapidez y dejó que Alendria recibiera el siguiente golpe.
–¡¡Nadie escapa del abismo!! –gritó Sayah. Enseguida pronunció un nuevo conjuro y Alendria la miró con pánico y miró por toda la habitación para que nada la pillara desprevenida, pero una fuerza invisible la cogió y la estiró bajo tierra mientras ella gritaba desesperada. Era el fin de Alendria, ya ni su espíritu quedaría en tierra. Sayah se cayó del cansancio, pero antes de tocar suelo, Kazim la cogió y la posó en la cama. El joven la observó con admiración. Él se sentó a su lado en la cama y empezó a hablar. Sayah tenía los ojos muy abiertos y escuchaba con mucha atención:
–Tu padre era un vampiro. Se enamoró de tu madre. Te tuvieron a ti, y aquí estás. Eres una semi vampira: medio mujer, medio vampiro.
Sayah se intentó levantar, pero él la paró:
–Todavía no he acabado de hablar. Al ser medio vampira medio humana, tienes los puntos positivos de un vampiro, pero los negativos no están, por eso eres tan especial, por eso todos te quieren a tí... –esto último lo dijo acercándose cada vez más a ella. Cuando ya casi podían tocarse sus narices y el cabello largo de él caía sobre ella, oyeron un fuerte golpe en la puerta. Los dos se levantaron y se miraron:
–¿Tienes alguna salida secreta? ¡Escapa! –dijo Sayah. Los golpes se siguieron oyendo.
–¿Me dejas escapar? –dijo él como si estuviera bromeando. Otro golpe en la puerta.
–Si quieres volver a verme... Vete–dijo ella, otro golpe.
–¿Y tú? ¿Quieres volver a verme? –otro golpe.
–Mentiría si te dijera que no... Pero debes irte, ¡corre! –el último golpe fue mucho más fuerte, ya que Ringëril la hizo añicos. Kazim escapó por una puerta que estaba detrás de una cortina antes de que lo vieran y encontraron a Sayah sentada en el suelo.
–Gracias por rescatarme... ¿Estás bien? –dijo Kariah.
–Yo... He vuelto a gastar gran parte de mis fuerzas... Alendria... Estaba aquí...
–¿¡Queeee?! –preguntaron varios.
–Sí, bueno, no era ella en cuerpo solo en alma. Su espíritu había resistido a mi conjuro gracias al odio y la venganza que sentía por mi, así que la volvía derrotar pero el joven vampiro escapó.
Aragorn, Faramir, Arwen, Kinalath y Kariah buscaron por toda la habitación, pero no hallaron nada que tuviera que ver con la escapada del vampiro.
–Se fue tras esa cortina–dijo Sayah. Pero detrás ya no había nada más que una ventana cerrada. Sayah sintió que Nienor la miraba con duda en los ojos, pero no dijo nada.
–Salgamos de aquí –dijo Ithlaiä.
Todos regresaron al campamento, y Asphil se acercó a Arwen.
–Arwen, ¿puedo hablar un momento contigo?
–Claro, ¿qué sucede?
–Hace un rato... Yo... No sé cómo empezar.
–¿Te refieres al momento en que teníamos que salir de prisa para ayudar a Arwen?
–Sí, bueno, verás, Faramir y yo...
–Tranquila, no tienes porqué ponerte nerviosa. Si te refieres a que nos dimos cuenta que Faramir y tu estabais juntos, así fue y no creo que sea nada del otro mundo, ni tampoco algo en lo que debamos intervenir.
–Gracias Arwen, pero me siento un poco incómoda. Sé que no era el momento, pero solo sucedió.
–No te confundas Asphil, el amor no tiene momentos, solo está ahí, y Faramir y tu os amáis, eso lo sabemos todos. Si he de serte sincera, te envidio un poco, desde que salimos, no he podido estar a solas con mi Aragorn, y yo no me puedo escapar tan fácil como vosotros–dijo señalando su ya abultado vientre–me estoy temiendo que dentro de poco tendré que partir de regreso.
–Arwen–le dijo dándole un abrazo–me tranquilizas, porque yo amo a Faramir como a nada, y lo que sucedió entre nosotros para mí es sagrado.
–Vive tu amor Asphil, y no te preocupes, además, muchos no lo notaron.
Asphil se dirigió al sitio donde se encontraba Faramir, quien se encontraba hablando con Aragorn, pero al ver que se acercaba fijó su mirada en ella con una ternura especial, y ella se sonrojó. Aragorn se alejó de inmediato con una sonrisa de complicidad.
–Asphil, amor, no había tenido oportunidad de hablar contigo a solas, y ahora que la tengo, no sé qué decir, solo que me pareces mas hermosa que nunca.
–Acabo de hablar con Arwen–le dijo sonriendo–y le contó lo que había pasado.
–Yo también hablé con Aragorn, y sé que ambos son muy discretos, no me gustaría que los demás pensaran mal.
–Eso mismo pensaba yo, pero ahora estoy más tranquila, ¿y tú?
–¿Yo? Solo tengo una pregunta que hacer; Asphil, ¿te arrepientes de lo que sucedió?
–No, nunca, porque yo lo deseaba tanto como tú. Quería antes que cualquier cosa sentirte completamente mío. ¿Y tú, te arrepientes?
–Como podría hacerlo si siento que me fue concedido un pedacito de cielo. Ahora soy diferente amor, no me preguntes cómo, pero lo soy, ya te siento parte de mi ser.
–Y así se quedaron durante un rato, unidos en un largo y tierno abrazo.

Mientras tanto, Nienor llegaba con Sayah:
–Sayah, ¿hay algo que quieras decirme?
–No, todo está bien–contestó un poco sobresaltada.
–Pues la verdad es que yo pienso que ocultas algo.
–Te equivocas Nienor, todo está bien.
–¿Y qué fue lo que sucedió allí dentro?
–Nada importante, como pudiste ver, el vampiro consiguió huir antes de que vosotros llegárais.
–¿Y cómo es que no te hizo daño?
–No lo sé. ¡Qué preguntas haces Nienor! ¿Cómo puedo saber lo que pasa por la mente de ese Vampiro?
–Está bien, te dejo en paz. Solo que por lo que sé, los de su especie son agresivos por naturaleza, algo raro está pasando aquí, pero tal vez ni tú misma lo sepas.
Nienor la dejó tranquila y Sayah trató de no darle importancia, pero también Kinalath hablaba con Kariah de lo mismo.
–¿Estás segura que no te hizo ningún daño?
–Segura, estoy bien, pero ¿sabes? Sucedió algo muy raro, él pudo haberme dañado en cualquier momento, pero fue como si solo estuviera esperando, como si supiera que alguien en especial fuese a rescatarme.
–¿Sayah?
–No lo sé, pero accedió inmediatamente a que ella tomara mi lugar, y me dió la impresión de que se conocen.
–Así es, él es el líder de los vampiros y Sayah ya había tenido un enfrentamiento con él, tal vez por eso él ya sabía con quién iba a pelear.
–Entonces no hagas caso de lo que digo, tal vez solo fue mi imaginación.
–Pero somos más de diez...¿Cómo es posible que supiera que justamente ella acudiría...? –Los dos se encogieron de hombros y echaron un vistazo a Sayah que estaba sentada apoyada en un árbol. Parecía pensar en todo lo que había ocurrido.
"Nienor estará muy pendiente de mí porque sospecha algo... Será difícil poder ver a Kazim sin que ella lo sepa..."

Mientras, Uiniendil estaba concentrado mirando hacia el anaranjado sol que iba desapareciendo tras las colinas. Merenwen se sentó ligera como una pluma a su lado mirando al frente. Cuando el sol estaba apunto de desaparecer lo miró a él quien también la miraba como intentando descubrir sus pensamientos, el viento dejó de soplar, obra de la hija del aire. Ringëril que había estado distraída todo el rato, los vio y preguntó a Ithlaiä:

Magia y Amor en la Tierra Media: Memorias de La Cuarta EdadWhere stories live. Discover now