CAPÍTULO 37: Escucha Mis Plegarias

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AMY

Una hora después, entrada del hospital.

Tal vez Takemichi tenga razón cuando habló conmigo...

"Amy, tú sabes perfectamente lo que pasé en mi momento, lo menos que puedes hacer es caer y dejarte vencer. Eres una grandiosa chica y hasta Hinata está orgullosa de ti. Hanma ha pasado por mucho, confía en nosotros, estará bien, pero ni él ni tú madre querría verte caer, así que porfavor...

Jamás te rindas, ante nada ni nadie".

Esperé a Taiju sentada en unas pequeñas escaleras, llevaba pensativa como 5 minutos seguidos.
Después de tanto sobrepensar, una moto resonó por toda la calle y se paró justo en frente de mi.

- Estás lista, enana? - me dijo Taiju, que por cierto, siempre iba elegante a la iglesia, bueno, más o menos, pero se veía bien.

- Si... Lo estoy - asentí y me subí a la moto.

Ya se hacía de noche, el viento invernal me daba en la cara y sentí un poco de libertad...
Quería huir de todo, quería sentir lo que era ser feliz, no convivir con miedo, quería... Quería...
Quería una nueva etapa...

Llegamos a la iglesia y era totalmente preciosa, estaba de piedra.
Era inmensa, al igual que sus escaleras, estaba llena de luz y color, era preciosa.
Tanto el suelo como las escaleras estaban recubiertas de nieve y la inmensidad de aquella iglesia me hacía pensar que era el día de mi boda.

Entré y admiré cada rincón del lugar... No tenía palabras para describir lo que sentía.

- Ven - me dirigió Taiju, llevándome cerca de la Virgen, que estaba rodeada de velas.- rezaré contigo, quieres?

- Claro... - asentí.

Vi como Taiju sostenía una cruz y entrelazaba sus manos, cerrando los ojos. Se veía que era un cristiano de verdad...
Miré hacia atrás y me acordé de cuando Mikey me habló de aquella pelea que tuvieron el año pasado en Navidad, debió de ser completamente horrible.

Sin dejarme llevar por los pensamientos pasados, miré a la virgen y comencé a rezar, suplicando mis mayores deseos, para que se pudieran hacer realidad.

- Virgencita... La más bella de entre todas las mujeres... Sé que nunca voy a la iglesia... Pero necesitaba hablarte en estos momentos, necesito que escuches mis plegarias... - susurré y proseguí.- dame fuerzas, dame la valentía que necesito para ser feliz... Porfavor... Virgencita, madre querida... Quiero que Hanma sobreviva y esté bien... Quiero que todos estén bien...

Seguí hablando, pero esta vez internamente, cuando me volví a acordar de mí madre. La mujer más preciosa de todas... Como la necesitaba...

Pasaron unos minutos cuando Taiju me miró.

- Amy? Amy estás bien?

- Si, si, lo estoy, porqué lo dices? - afirmé, tartamudeando.

- Estás llorando - me declaró.

- Oh, no, no... Estoy bien, lo prome-...-no pude terminar la frase, porque este me abrazó.

- Tranquila, vale? Todos estarán bien, te lo prometo. - me susurró.- Amy, sé que es muy extraño en mi, y desde que nos conocemos todavía más, pero... Te quiero, vale? Te quiero muchísimo, y odio verte así...

Algo en mi interior hizo que una calidez se dispersara por todo mi cuerpo. Lo conocía desde hace más de 2 meses, y ha cambiado muchísimo. Me sostuvo los hombros y me miró a los ojos, no sé cómo estaría yo, pero una sonrisa empezó a dibujarse en mi rostro.

- Salimos afuera? - me propuso, para después tenderme la mano.

- S-si... - acepté, cogiendo su mano y saliendo de la iglesia.

Salimos y sentí como varios copos de nieve caían en mi gorro de invierno. Comencé a tiritar del frío.

- Tienes frío? - se rió.- no te preocupes, ven aquí.- me ordenó mientras se quitaba la chaqueta y me la ponía.

- No hacía falta, vas a pasar frío por mi culpa - entristecí mi cara.

- Oh, vamos, soy un hombre de acero - me abrochó los botones y me agarró en brazos.

- Q-que haces, Shiba-kun?! - me sorprendí ante tal altura de mis pies al suelo.

- Un pajarito me comentó que tus tobillos últimamente andan débiles.- dijo, para después, bajar las escaleras poco a poco.- así que quiero ser caballeroso.- me musitó, para después, mirarme a los ojos.- no... No crees...? - se acercó poco a poco a mis labios.

- Y-yo... S-si... - me acerqué cerrando poco a poco los ojos.

No sé qué me pasaba, pero tenía un fuerte impulso de saber como sabían sus labios... De cómo sería... -

- Hasta que al fin aparecéis!!! - gritó Akane, que iba acompañada de Inui.

Inmediatamente ambos nos giramos en dicha dirección, sorprendidos.

- Oh, em, ya!! - grité de los nervios.

- Como estáis? Ya nos enteramos de lo que pasó con Hanma - nos dijo Akane mientras Taiju me bajaba cuidadosamente, aún sonrojado.

- Venga jefa! Todo irá bien - me abrazó Inui.

- Claro,... Confío en ello, chicos - les sonreí.

No quería que Taiju se sintiera incómodo, así que le agarré de la mano, donde tenía un guante negro y ambos nos subimos a la moto.

- A dónde iréis ahora? - pregunté.

- Vamos todos al hospital - propuso Inupi.

Sentí como mi móvil vibraba en mi bolsillo trasero del pantalón y lo cogí de inmediato: Era Draken.

- D-Draken!? Qué pasó? Está todo bien? Porfavor no me asustes más... - grité aún más nerviosa.

- Que pasó? - me susurró Taiju agarrando más mi mano, acariciandola en seña de que todo iría bien.

- Calma, calma Amy, todo está bien, le han hecho unas revisiones a Hanma y la doctora dice que poco a poco está mejorando. - me dijo Draken soltando una carcajada. - venga venga Amy!!! Te lo dije, todo iría bien! - oí a lo lejos a Kokonoi, que se le notaba alegre.

- Aff... Que susto... Gracias chicos... Muchas gracias.

Dᴇ́ᴊᴀᴍᴇ Cᴜʀᴀʀ Tᴜs Cɪᴄᴀᴛʀɪᴄᴇs [Aᴍʏ Sᴀɴᴏ x Tᴀɪᴊᴜ Sʜɪʙᴀ]Where stories live. Discover now