Capitulo 56- Hola cariño

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Lágrimas de felicidad salían de mis ojos al ver al oficial que una vez me había ayudado en el pasado acercarse a mí a toda velocidad seguido de otros policías armados.

--Tranquilos, estoy sola, ellos ya se fueron…-- les dije pero ellos me ignoraron y entraron a la casa para registrarla

--Estás bien? Les hicieron daño?—preguntó el oficial Díaz viéndonos con detenimiento, negué con la cabeza y él se relajó un poco.—Bien, iremos a la estación y luego a un hotel; darás tu testimonio y luego, te podrás ir para reencontrarte con tu familia.—agregó mientras guardaba su arma en la funda; nos guió hasta el patrullero, abrió la puerta para que entrara y una vez que me senté y acomodé a Ian, la patrulla se puso en marcha.

Habremos tardado una hora en llegar a la estación de policías; el patrullero frenó y el oficial Díaz bajó a abrir la puerta para que pudiera bajar.

--Ten cuidado con la cabeza—dijo él poniendo su mano en la parte superior del marco de la puerta para que no me hiciera daño; tomé a Ian en mis brazos y salí cuidadosamente.

--Podría pedirte un favor antes de que entremos?—le pregunté acercándome a él para que escuchara nadie a nuestro alrededor, él asintió –Podrías traer todas las cosas que están en la casa? ; sé que  suena raro pero, el hombre que nos ayudó se los regaló a Ian y me sentiría mal dejándolos abandonados; además que allí están sus pañales y su leche—expliqué y él asintió una vez más

--Claro que si, no hay problema con eso; ahora llamo a los que quedaron allí haciendo las revisiones y les digo que traigan todo – el oficial Díaz era un buen sujeto

Luego de hacerle ese pedido, entramos a la estación y comenzaron con las preguntas

--¿Qué sucedió?-- --¿Quién te secuestró?-- -- ¿Cómo llegaste hasta aquí?-- -- ¿Qué sabes de las personas que te tenían cautiva?-- --¿Por qué te dejaron libre?—

Esas y muchas preguntas más que ya comenzaban a hartarme; el oficial Díaz notó que me estaban abrumando y les ordenó que me dieran un descanso.

--Gracias por eso—dije relajándome solo un poco, él me miró con simpatía

--No hay de qué—dijo él con media sonrisa -- oh, me olvidaba, ya nos pusimos en contacto con tu familia; dijeron que llegarán mañana por la mañana, por lo que, esta noche te quedarás en una casa de seguridad por las dudas—el oficial Díaz me informó dónde me quedaría y que habría policías custodiando la casa; él se encargaría de arreglar todos los papeles para que pudiera volver a mi casa lo antes posible.

Eran cerca de las tres de la tarde cuando finalmente nos llevaron a la casa de seguridad, por suerte, allí estaban todas las cosas que necesitaba para Ian y para mi.

Una oficial llamada Carol se quedó dentro de la casa para cuidar que no pasara nada y ayudarme con lo que necesitara.

--Disculpe, si gusta puede ir a tomar una ducha mientras cuido al pequeño—ofreció ella amablemente, sonreí

--Está bien, yo puedo cuidarlo, no necesitas molestarte—agradecí su oferta pero, la rechacé

--Si cree que no tengo experiencia con niños, debe saber que tengo dos en casa; mellizos, para ser exacta y tienen un año. El oficial Díaz me envió porque creyó que podría serle útil--  explicó ella con amabilidad, lo pensé unos segundos; no me vendría mal una ducha y tomarme solo un minuto para tranquilizar mi cabeza que no dejaba de pensar desde que Rodrigo me secuestró. Bien, aceptaré su ayuda.

--Está bien, aceptaré tu ayuda, voy a tomar una ducha y al salir bañaré a ese desastre que tengo como bebé—sonreí porque aún tenía dulce en su pelo y en su ropa; parecía pordiosero!

Una risa se me escapó y Carol tomó a Ian en sus brazos, ella lo llevó hacia donde estaban los juguetes y yo fui a la habitación para tomar algo de ropa e irme a duchar.

Fue, sin exagerar, la mejor ducha que tomé en meses!!

Estaba tranquila y con confianza de que todo saldría bien ahora; mi familia estaría junta de nuevo muy pronto y finalmente, luego de toda esta locura, podremos ser felices.

Después de ducharme, busqué ropa para Ían; lo fui a buscar y mi corazón dio un salto cuando cuando lo ví en brazos de otra persona que no era Carol.

Corrí hacia él y casi me desmayo cuando ví quién era…

--Hola cariño!—dijo él con lágrimas en sus ojos, le entregó el bebé a Carol y me abrazó con fuerza –Te extrañé tanto; estábamos muy preocupados cuando nos enteramos que desaparecieron—Dom me alejó unos centímetros y besó mi frente

--Qué…-- fue lo único que pudo salir de mi boca; estaba tan asombrada de verlo allí que no podía reaccionar.

--Vine apenas supe que desapareciste, busqué con tu rastreador la ubicación y al ver que estabas aquí , llamé al oficial Díaz; le comenté lo ocurrido y las sospechas y él se encargó del resto—me explicó con naturalidad; lo quedé viendo en silencio por unos segundos hasta que al fin lo abracé. Él se largó a llorar como un niño pequeño en mis brazos.

--Creí que no volveríamos a verte a ti y al bebé – dijo entre lágrimas, froté su espalda para reconfortarlo.

--Está bien, todo está bien ahora –aseguré conteniendo mis lágrimas que amenazaban por salir al ver a mi mejor amigo aquí y de esta forma.

--Quiere que los deje solos un momento?—preguntó Carol con cierta incomodidad, negué ligeramente con la cabeza y ella asintió.

--Cariño, necesito que me sueltes un momento, no puedo respirar!—bromee con él, Dom se alejó de mí y limpió sus ojos con sus manos.

--Lo siento, me dejé llevar por mis emociones—dijo poniéndose firme y sacudiéndose un poco

--Ok, necesito darle un baño a Ian, podrías encargarte de la comida por nosotras?—tenía que entretenerlo con algo para que no estuviera llorando todo el día, y que mejor manera que haciéndolo cocinar.

--Bien, me encargaré de la comida; algo en especial que quiera su majestad?—dijo él poniendo una mano en su cadera; estaba molesto por intentar desviar su atención a otra cosa

--Lo que tu quieras, recuerda que Ian recién está empezando a comer solidos…-- comencé y él me detuvo levantando su mano al aire, me miró con obviedad y asintió, pude ver a Carol mirarlo con extrañes. Sonreí; los dejé allí y regresé al baño.

Una vez que terminé con el bebé, que comimos y acomodamos todo; nos fuimos a descansar. Mañana sería un día muy ajetreado y necesitaría de paciencia y mucha fuerza.

La Bailarina del Luchador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora