Capitulo 49- Max

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Max estaba ahí esperando por mí, había como unas diez personas más con él,  sonrió con sarcasmo al verme vivo

--*Veo que trajiste a alguien más además de tu chica, qué? Es tu hijo?*-- preguntó él viendo al niño y luego a mi

--* No te incumbe, solo déjanos pasar la noche aquí y mañana cuando lleguemos, no tendrán ningún problema para ingresar*-- respondí sin apartarle la vista, él miró a Johanna de arriba abajo

--* No tienes frio con esa ropa?*-- le preguntó con demasiado interés para mi gusto, me acerqué a ella y la tomé de la mano

--* Ni se te ocurra, a ella no la toca nadie, me oíste?*-- le advertí viéndolo fijo, él levantó ambas manos con una sonrisa burlona en su rostro, hijo de putx, si la sigue mirando así le arrancaré los ojos y también a sus secuaces inútiles.

--* Tranquilo amigo, solo digo que puedo conseguirle algo de abrigo si siente frio; aunque no parezca, soy una buena persona*-- me miró sonriente y luego a ella

--* Estoy bien así, gracias*-- respondió Johanna viéndolo con esa cara que hace cuando no puede mandarte al carajo con palabras; se paró delante de mí y agarró al bebé mientras me asesinaba con sus ojos. Se lo dí y ella se relajó un poco, el bebé comenzó a llorar.

--* Qué sucede con el niño?*--  le pregunté confundido y ella me vio como si quisiera golpearme

--* Tiene hambre, necesito prepararle su biberón y revisar si necesita un cambio de pañal*-- me dijo hamacando al bebé para que se tranquilizara

--* Mejor entremos entonces, los llevaré a una habitación para que puedan descansar y mandaré a alguien para ver si necesitan algo*-- dijo Max haciéndose a un lado para invitarnos a entrar a su casa.

Hice que Johanna pasara delante de mí con el bebé, luego de que los tres entráramos, Max nos siguió y luego sus hombres.

Nos guiaron hasta una habitación grande, con una cama matrimonial, un sofá, un armario grande y su propio baño.

--* Espero que descansen un poco, el desayuno se sirve a las nueve, si necesitan alguna cosa, sin importar la hora que sea, se lo pueden pedir a alguno de mis hombres, estarán aquí en la puerta*--Max nos sonrió y luego se marchó, cerraron la puerta de la habitación y Johanna dejó al niño sobre la cama, por suerte ya no lloraba.

--Voy a matarte hijo de putx!—dijo ella furiosa apretando los dientes mientras se arrojaba hacia mí, me golpeó fuerte en la cara, tropecé, caí al suelo y ella se subió sobre mí; me golpeaba como nunca me había golpeado, me gustaba, hasta que creí que fue suficiente y la apunté con el arma en las costillas

-- Creo que eso fue suficiente cariño, será mejor que te apartes un poco y me dejes hablar si no querés que el niño tenga un nuevo padre—le sonreí y ella se apartó de mí con las manos en el aire. Me puse de pie, guardé el arma en mi cintura y me sacudí el polvo del piso. – Todo estará bien mientras me hagas caso, prometo no tocar al niño, ni hacerte daño; pero vendrás conmigo sin quejas y sin hablar con nadie, entendido?—la miré serio y ella se sentó en la cama con el bebé.

--Por qué volviste? Qué querés de mí?—preguntó ella con cansancio en su voz, le sonreí

--No es difícil de adivinar, quiero estar con vos, te quiero a ti!—admití acercándome un paso a ella, se puso a la defensiva y me quedé quieto, sabía que si me acercaba en este momento, ella me arrancaría la cara a golpes.

Había cambiado mucho desde la última vez que había estado con ella, se volvió más fuerte y más protectora, también su cuerpo había cambiado, ahora tenía mas curvas que antes; antes era delgada y su cabello era largo hasta sus caderas, ahora tenía el cabello corto por los hombros, le quedaba lindo. Se veía linda.

--Qué va a pasar conmigo y mi hijo?—preguntó viendo a su bebé, lo miré y sonreí con tristeza, nosotros podríamos haber tenido un niño; uno con sus ojos y su carácter y con mi atractivo. Ese niño podría haber logrado lo que él hubiese querido.

--Vamos a volver a Buenos Aires mañana, luego de eso, veremos qué es lo que pasa, si te comportas y no llamas la atención, seré bueno y te daré algo de libertad, y como prometí, no le haré nada al bebé; ya lo dijiste antes, esto es entre tu y yo, él no tiene nada que ver en esto—caminé hasta el sofá y me senté allí.

--Entonces por qué lo trajiste? Por qué lo metiste en esto? – preguntó poniéndose de pie una vez más, estaba enojada por haber metido a su hijo en esto. La entendía, no era tan malo como ella creía.

--Lo traje porque se parece a ti, no podía dejarlo en esa casa con ese sujeto—mi enojo se encendía con solo pensarlo; no quería que nadie tuviera nada que fuera de ella, tomé una respiración profunda para tranquilizarme –Johanna, quiero que formemos una familia los tres, como alguna vez quisimos, lo recuerdas?— sonreí al pensar en eso, ella bufó con ironía y dio un giro mientras agitaba los brazos con furia

-- Es en serio? Después de todo lo que me hiciste pasar te pensás que vamos a volver y ser una familia felíz? Estás loco?—su enojo empezaba a desbordarse. El bebé se despertó y comenzó a llorar muy fuerte. La atención de Johanna se dirigió automáticamente al niño, lo tomó en brazos y comenzó a arrullarlo para que se tranquilizara.

--Quieres que te ayude con algo?—ofrecí con amabilidad, ella me miró con odio y un segundo después, su mirada se suavizó solo un poco.

--Necesito agua caliente y agua fría para prepararle el biberón y una toalla para darle un baño y que esté calentito—habló mientras se giraba y dejaba al pequeño en la cama, le quitó la ropa y luego le revisó el pañal; por sus gestos, pareciera que el bebé se había ensuciado. Johanna tomó al niño una vez más en brazos y fue al baño; abrió el agua caliente de la ducha, llenó un poco la tina y metió al bebé en el agua con mucho cuidado.

Se veía hermosa mientras jugaba con el bebé en el agua, le hacía caras y gestos, le hablaba toda tierna y el pequeño le sonreía con felicidad.

La Bailarina del Luchador Where stories live. Discover now