Capítulo 73: Noches de insomnio

6K 398 0
                                    

●★● Sariah Mansour ●★●

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

●★● Sariah Mansour ●★●

Noches de insomnio

Otra vez esa maldita pesadilla, la cual invade mis sueños y no me deja descansar, después de lo ocurrido en el supermercado ha pasado una semana, semana la cual ha sido un caos para mí, me he sometido a todo tipo de tratamiento psicológico y ningunos logran ayudarme, sé que es pronto para eso, pero antes solían ayudarme.

Me levanto con cuidado de la cama, Salvatore se mantiene rendido, son las cinco de la madrugada, salgo de la habitación y me adentro a la de las niñas, ambas se encuentran durmiendo profundamente, tomo a Luna y tomo asiento con ella en mis brazos en el sofá que se encuentra en la habitación. La observo dormir, toco su pequeña cabecita con cuidado, me desvelo viéndola respirar, me genera paz saber que mi pequeña se encuentra conmigo, me mantengo así hasta que mis ojos se cierran por completo.

— Lamento despertarte, vine a despedirme de las niñas.— Sol y Luna se encuentran jugando con los colgantes de su cuna.

— ¿Cómo es que Luna llegó a su cuna?— paso las manos por mi cara para terminar de despertar.

— Al no verte en la cama supuse que estabas aquí con las niñas, la saqué de tus brazos y la acomodé en su cuna.— carga a Sol y besa su cabecita con ternura.

— No quise despertarte, lo siento mucho.— me levanto y me acerco a la enorme cuna.

— ¿Otra vez esa pesadilla?

— Lo estoy manejando, no es nada.— me sostengo del barandal de la cuna.

— Debes volver a terapia, no lo estás manejando como dices.— vuelve a dejar a la niña en su lugar, no sin antes darle un beso.

— Sabes lo que pienso al respecto.— abro un poco las cortinas para que entren los rayos de sol a la habitación.

— Como quieras, de todas formas siempre terminas haciendo lo que te da la gana.— deja un casto beso en la cabecita de Luna.

— Hablaré con Jones, esta noche iremos detrás de nuestro objetivo.— camino hasta la puerta.

— Tampoco pienso opinar nada sobre tu intervención en esta misión, siempre consigues lo que quieres, de todas formas necesitamos de tu ayuda.— arregla su traje.— Me parece bien que ejecuten el plan esta noche.— sale junto conmigo de la habitación de las niñas.

— Ustedes estarán al tanto de todo en todo momento.— me acerco a Salvatore y lo acorralo con mis manos.

— Me asusta, pero sé que eres astuta.— sus labios se dirigen a mi cuello, lame la piel desnuda.

— Mejor vete a trabajar, si continúo viendo ese maldito traje terminaré cogiéndote en este pasillo.— atrapo su labio y lo muerdo sensualmente.

— Nos vemos luego.— nalguea suavemente, ríe al alejarse.

— Idiota.— suelto entre dientes.

— Escuché eso.— guiña un ojo y se pierde por las escaleras.

Después de darles de comer a las niñas saco sus gases y estas vuelven a quedarse dormidas, aprovecho y paso por la habitación de Jules, este se encuentra jugando con sus carritos, me acerco a él y lo tomo entre mis brazos, bajo con cuidado hacia el desayunador.

— Quise sorprenderte con el desayuno.— mi hermana acerca dos platos a la mesa.

— Gracias Sarah, no sé qué haría sin ti.— sirvo un poco de frutas en el plato de Jules.

— Amo pasar tiempo de calidad con mis sobrinos, además faltan algunos meses para que vuelva entrar al trabajo.— toma asiento frente a mí.

— Me sirves de gran ayuda, solo en lo que distribuyo mi tiempo, no es fácil tener que cuidar a tres niños.— pico un poco de fruta y lo llevo a mi boca.

— Mamá está a tu disposición, sabes que por ella no sale de esta casa, no deberías preocuparte tanto por eso.— me acerca la miel para que la vierta sobre las frutas.

— He pensado en ella, pero luego pienso que debe descansar, no toda la vida debe estar al cuidado de mí o de mis hijos.— ayudo a Jules a picar las fresas.

— ¿Por qué mejor no piensas en retirarte de la milicia?— detengo el corte en la fruta.

— Eso ni pensarlo, amo mi trabajo, me esforcé durante años por tener la carrera y la trayectoria que llevo.

— Piensa en tus hijos, ya te has expuesto muchas veces, a tal punto que tu vida ha estado en riesgo.— dejo los tenedores a un lado.

— ¿Crees que si dejo la organización mi vida dejará de estar en riesgo?— la miro fijamente en espera de una respuesta.

— Pienso que sí, no estarías que estar tirando balas todo el tiempo.— toma el envase de jugo de limón y se sirve en un vaso.

— Desde el día que ingresé a prepararme en la milicia, desde ese día mi vida es un solo riesgo, he matado a cientos de personas, el hecho de que me salga no va a garantizar nada, tengo enemigos por doquier.

— Sé que amas esto, pero piensa en los niños por un momento.

— Lo hago Sarah, pero porque pienso en ellos es que debo continuar, esta fue la vida que escogí y tanto tú como mi madre deben respetarla.— limpio la boca de Jules y tomo un trago de jugo de limón.

— Lo siento, no debí volver a sugerírtelo, es solo que me dejo llevar por mis emociones.— le sirve más fruta al niño en el plato.

— Lo sé y te entiendo, me amas y deseas lo mejor para mí.— tomo una rodaja de pan y coloco mantequilla sobre esta.

— ¿Entonces te irás esta noche a trabajar?

— Sí, debo ayudar a Salvatore y Romanov con esta misión, no te preocupes, la madre de Salvatore vendrá a ayudarte con los niños.— muerdo mi rodaja de pan.

— Sabes de más que puedo con los tres, solo preguntaba por curiosidad.— juega con Jules, este ríe.

— Eso lo sé, pero para estar más tranquila y tú puedas descansar, Salvatore le pidió el favor a su madre.

— Si eso los hace feliz está bien, pero insisto en que no era necesario.

— Cambiando de tema.— sirvo más fruta para mí, la verdad es que muero de hambre.— ¿Cómo está Carlo?— veo de reojo como cambia su semblante.

— Él se encuentra bien.— suelta de manera cortante.

— ¿Qué sucedió entre ustedes? Antes, cuando te preguntaba por él, tus ojos brillaban y en tus labios se dibujaba una hermosa sonrisa.

— Carlo decidió casarse, ahora tiene una hermosa esposa y pronto será padre.— deja de comer.

— ¿Es una broma cierto?

— Quisiera que lo fuera, pero lo que te digo es real.— seca rápidamente una lágrima que se escapa de su ojo.

— Es un idiota, no sabe lo que ha perdido por no saber esperar.— tomo la mano de Sarah y dejo un leve apretón.

— Pude darme cuenta después de todo que yo solo fui su diversión, estaba comprometido desde hace dos años, conmigo solo estaba buscando distraerse.

— Es un total desgraciado, quien ve su cara piensa que es todo un príncipe y terminó siendo un bandido.— limpio la boquita de Jules y lo bajo de mis piernas.

— Pero Carlo ya no tiene relevancia en nuestras vidas, mejor vamos a tu habitación para ver que ropa elegiremos para esta noche.— se levanta de la mesa para recoger los platos.

— Primero voy a ayudarte con todo este desastre, luego vamos por el vestuario de esta noche.— me levanto para ayudarla.


Pasiones y misionesWhere stories live. Discover now